Eternal nights

La llegada del rey alfa

Lucius, se encontraba en la gran sala de reuniones del castillo, rodeado por los líderes de los clanes vampiros. La tensión era palpable mientras esperaban a que Marcus, el alfa de su manada, llegara con los representantes de los clanes de hombres lobo.

Marcus, consciente de la gravedad de la situación, había enviado mensajes urgentes al rey alfa y a los demás clanes de hombres lobo, convocándolos a una reunión de emergencia. Sabía que la disputa por el embarazo de Liana era solo el comienzo de algo mucho más grande.

Cuando todos estuvieron reunidos, Lucius se levantó, su presencia imponente captando la atención de todos.

—Gracias por venir en tan poco tiempo —comenzó Lucius, su voz resonando en la sala—. Sé que la situación con Liana y Darius ha causado mucha tensión, pero hay algo aún más urgente que debemos discutir.

Los líderes de los clanes intercambiaron miradas preocupadas mientras Lucius continuaba.

—La Sombra ha resurgido —dijo, su voz grave—. Y con ella, una amenaza que podría destruirnos a todos. Mi hermana gemela, Mihaela, está de camino con un grimorio y una piedra de luz, los cuales son esenciales para vencer a la Sombra. Pero para crear el círculo necesario para el ritual, necesitaremos la ayuda de un hombre lobo.

Marcus asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Haré lo que sea necesario para proteger a nuestra manada y a todos los clanes. Informaré al rey alfa y a los demás clanes de hombres lobo para que participen en el ritual.

Lucius continuó, su mirada recorriendo la sala.

—También he enviado mensajes al clan de las brujas, al clan de los elementales, al clan de los magos y al clan de las guerreras dragón. Cada uno de estos clanes debe participar en el ritual del círculo con el grimorio y la piedra de luz para vencer a la Sombra.

Nicolae, siempre atento, intervino.

—Debemos actuar rápidamente. La Sombra no esperará, y cada momento que perdemos nos acerca más a la destrucción.

Los líderes de los clanes asintieron, conscientes de la urgencia de la situación. La disputa por el embarazo de Liana parecía insignificante en comparación con la amenaza que enfrentaban.

Lucius miró a Marcus, su expresión seria.

—Marcus, confío en que podrás reunir a los hombres lobo necesarios para el ritual. Debemos estar unidos si queremos tener alguna esperanza de vencer a la Sombra.

Marcus asintió, su determinación clara.

—Lo haré, Lucius. Por el bien de todos nosotros.

La gran sala de reuniones del castillo estaba llena de tensión mientras los líderes de los clanes vampiros y hombres lobo discutían los detalles del ritual para vencer a la Sombra. Sin embargo, la calma se rompió cuando Liana, con el rostro lleno de determinación, se levantó y se dirigió a todos los presentes.

—Antes de que continuemos, hay algo que todos deben saber —dijo, su voz resonando en la sala—. Estoy embarazada de Darius.

Un murmullo de sorpresa recorrió la sala. Los líderes de los clanes intercambiaron miradas preocupadas mientras Darius se levantaba, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y determinación.

—Es cierto —confirmó Darius—. Liana está esperando un hijo mío. Pero esto no cambia mi amor por Andreea. Debemos encontrar una manera de manejar esta situación sin causar más daño.

Marcus, el alfa de su manada, frunció el ceño, consciente de las implicaciones de esta revelación.

—Darius, esto complica las cosas. La seguridad y la estabilidad de nuestra manada están en juego. No podemos permitir que esta disputa nos divida.

Lucius, el rey de los clanes vampiros, intervino, su voz calmada pero autoritaria.

—Debemos manejar esto con cuidado. La disputa por el embarazo de Liana no debe distraernos de la amenaza de la Sombra. Pero tampoco podemos ignorar la gravedad de esta situación.

Liana, con los ojos llenos de lágrimas, miró a Darius.

—Darius, no puedo aceptar que me abandones por Andreea. Nuestro hijo merece tener a su padre a su lado.

Andreea, que había estado observando en silencio, dio un paso adelante.

—Liana, entiendo tu dolor. Pero Darius y yo nos amamos. Debemos encontrar una manera de resolver esto sin causar más sufrimiento.

Nicolae, con su porte imponente, intervino.

—La violencia y la discordia no nos llevarán a ninguna parte. Debemos trabajar juntos para encontrar una solución que proteja a todos, especialmente al niño.

Los líderes de los clanes asintieron, conscientes de la urgencia de la situación. La disputa por el embarazo de Liana era solo una parte de un problema mucho mayor.

Lucius miró a todos los presentes, su expresión grave.

—Debemos reunirnos con los líderes de los demás clanes y discutir esta situación. No podemos permitir que esta disputa nos divida más. La amenaza de la Sombra es real, y debemos estar unidos si queremos tener alguna esperanza de vencerla.

Marcus asintió, su rostro mostrando una mezcla de determinación y preocupación.

—Haré lo que sea necesario para proteger a nuestra manada y a todos los clanes. Informaré al rey alfa y a los demás clanes de hombres lobo para que participen en el ritual.

Liana, aunque aún llena de dolor, asintió lentamente.

—Haré lo mejor que pueda. Pero no será fácil.

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El rey alfa, un hombre imponente con una presencia dominante, llegó al castillo acompañado por su séquito. Su llegada fue recibida con respeto y temor, ya que su autoridad era incuestionable. Inmediatamente pidió una reunión privada con Marcus y Darius, consciente de la gravedad de la situación.

En una sala apartada, el rey alfa se sentó frente a Marcus y Darius, su mirada severa.

—Marcus, Darius, debemos hablar de inmediato sobre esta situación —comenzó, su voz resonando con autoridad.

Marcus asintió, consciente de la tensión en el aire.

—Estamos aquí para escuchar, mi rey —respondió Marcus, tratando de mantener la calma.




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