Mientras el grupo continuaba su camino hacia el castillo Sangre Nocturna, Andras no podía evitar recordar el pasado, especialmente su historia con Selene. Era una historia llena de pasión, tragedia y decisiones que habían cambiado sus vidas para siempre.
Era el año 1400 en Hungría. Selene tenía solo 17 años, una joven humana con una belleza que dejaba sin aliento a cualquiera que la viera. Su cabello dorado caía en tirabuzones por su espalda, y sus ojos azules brillaban con una intensidad que parecía iluminar la oscuridad. Andras, en ese entonces, formaba parte de un clan de vampiros que no tenía un tratado con el clan Sangre Nocturna. Para alimentarse, mataban a humanos sin piedad.
Una noche, mientras cazaba, Andras encontró a Selene. Ella estaba sola, caminando por el bosque, y su belleza lo dejó paralizado. Nunca había visto a alguien tan hermosa. Sin embargo, antes de encontrarse con ella, Andras había matado a sus padres, sin que Selene lo supiera. La culpa y el deseo se mezclaron en su corazón, y en lugar de matarla, decidió convertirla en vampira. La deseaba eternamente, y no podía soportar la idea de perderla.
—Selene, no temas —le dijo Andras, acercándose a ella con cuidado—. Te prometo que no te haré daño.
Selene, asustada pero intrigada por la presencia de Andras, lo miró con sus ojos azules llenos de curiosidad.
—¿Quién eres? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
—Soy Andras, y he venido a ofrecerte una nueva vida —respondió, su voz suave pero firme.
Antes de que Selene pudiera reaccionar, Andras la mordió, transformándola en vampira. Sus ojos azules se tiñeron de un rojo intenso, y su vida cambió para siempre. Estuvieron juntos durante muchos años, compartiendo una pasión y un amor que parecía eterno.
Sin embargo, todo cambió cuando el clan de Andras hizo un tratado con el clan Sangre Nocturna y dejaron de matar a humanos. Selene no quería eso. Para ella, la vida como vampira significaba poder y libertad, y no estaba dispuesta a renunciar a la caza. Decidió dejar a Andras, pero no antes de intentar matarlo en un arrebato de furia y traición.
—Andras, no puedo seguir así. Necesito encontrar mi propio camino, uno que no esté limitado por tratados y reglas —Selene empuñaba una estaca, pero Andras se la quitó de la mano.
Los dos tuvieron un pequeña batalla, pero Selene no podía contra Andras, el era más poderoso que ella.
Andras, herido por su decisión y su intento de matarlo, la dejó ir, sabiendo que no podía retenerla contra su voluntad.
—Selene, siempre te amaré. Espero que encuentres lo que buscas —respondió, su voz llena de tristeza.
Selene se unió a un clan que continuaba matando a humanos, buscando la libertad que tanto deseaba. Sin embargo, de un día para otro, Andras fue informado de que Selene se había unido a un clan del territorio de Sangre Nocturna. La noticia lo dejó perplejo y preocupado, sabiendo que su presencia en ese territorio podría traer problemas.
Ahora, siglos después, sus caminos se habían cruzado nuevamente. Andras no podía evitar sentir una mezcla de nostalgia y dolor al recordar su historia con Selene. Sabía que su relación nunca volvería a ser la misma, pero también sabía que, de alguna manera, siempre estarían conectados por el pasado que compartían.
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Mientras el grupo se acercaba al castillo Sangre Nocturna, la tensión entre ellos era palpable. Kai, con su actitud rebelde y su lado oscuro, tomó la mano de Mihaela. A pesar de su naturaleza, le regaló una sonrisa llena de amor, una que solo ella podía ver. Mihaela respondió con una sonrisa tímida, sintiendo el calor de su mano y el consuelo de su presencia.
Noah, que caminaba detrás de ellos junto a Selene, no podía evitar sentir una punzada de celos al ver la conexión entre Kai y Mihaela. Aunque estaba con Selene, sus sentimientos por Mihaela seguían siendo fuertes y confusos. No sabía si alguna vez podría dejar de amarla y si sus sentimientos de atracción hacia Selene podrían transformarse en amor verdadero.
—Noah, ¿estás bien? —preguntó Selene, notando la tensión en su rostro.
Noah forzó una sonrisa, tratando de ocultar sus emociones.
—Sí, solo estoy pensando en todo lo que está pasando —respondió, su voz un poco tensa.
Selene lo miró con una mezcla de comprensión y preocupación, pero decidió no presionar más. Sabía que Noah necesitaba tiempo para procesar sus sentimientos.
Andras, que observaba todo desde la distancia, no pudo evitar sonreír divertido al ver la situación tan complicada que había surgido entre ellos. El cuarteto de relaciones y emociones no resueltas le parecía casi patético, pero también fascinante.
—Vaya, qué enredo —murmuró Andras para sí mismo, disfrutando del espectáculo.
Luego, su mirada se posó en Selene, y sintió cómo su deseo por ella crecía en su interior. A pesar de todo lo que había pasado entre ellos, la atracción que sentía por Selene nunca había desaparecido. La veía ahora, tan fuerte y decidida como siempre, y no podía evitar sentirse atraído por ella.
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Mientras el grupo avanzaba, fueron repentinamente acorralados por un grupo de cazadores de vampiros. Al frente de ellos, una figura sombría y oculta en una capa que no dejaba ver su rostro. Era un esbirro de la Sombra, el mismo que había masacrado al clan de vampiros en el claro y quien había matado a Darius.
—¡Es él! —gritó Andreea, reconociendo al asesino de Darius.
Sin perder un segundo, todos se prepararon para la batalla. Mihaela, con su poder sobre los elementos, invocó la tierra, haciendo que raíces y rocas emergieran del suelo para atacar a los cazadores. También utilizó su habilidad para manipular las mentes, confundiendo a algunos de los enemigos y haciéndolos luchar entre ellos.
Noah, con su control sobre las sombras, creó figuras oscuras que se movían rápidamente, atacando a los cazadores y desorientándolos. Selene, con su poder de la luz, lanzó destellos cegadores que desintegraban a los cazadores al contacto. Kai, con su habilidad para controlar el tiempo, ralentizó los movimientos de los enemigos, dándole a su grupo una ventaja crucial.
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Editado: 06.09.2024