En una antigua tribu de Europa, muchos siglos antes de Cristo, nació Andreea. Su padre, el jefe de la tribu, la crió con amor y disciplina. A los diecisiete años, Andreea ya estaba casada y tenía dos hijos pequeños.
Una noche, mientras la tribu dormía, un grito desgarrador rompió la t—ranquilidad. Andreea se levantó de un salto y corrió hacia la entrada de su cabaña.
— ¡Andreea, los enemigos están atacando! — gritó su esposo, empuñando una lanza.
Andreea tomó a sus hijos en brazos, tratando de protegerlos. Pero la violencia del ataque fue implacable. Los enemigos arrasaron con todo a su paso, matando a su esposo y a sus hijos frente a sus ojos. Andreea luchó con todas sus fuerzas, pero fue golpeada en la cabeza y cayó al suelo. Sintió un dolor agudo cuando una lanza atravesó su pecho.
Mientras se desangraba, vio una figura oscura acercarse. Sus ojos se cerraban lentamente cuando sintió que alguien la levantaba.
—No temas, pequeña. —dijo una voz profunda y misteriosa.
La figura oscura, un vampiro con capa negra, la mordió en el cuello, transformándola en vampira. Durante días, el vampiro cuidó de Andreea, asegurándose de que sobreviviera al cambio.
— ¿Quién eres? —preguntó Andreea débilmente cuando despertó.
—Soy solo un viajero. — respondió el vampiro. —Ahora eres como yo. Vive y encuentra tu propio camino.
Y con esas palabras, el vampiro desapareció en la noche. Andreea nunca volvió a saber de él, pero su vida había cambiado para siempre. Ahora, con su nueva fuerza y habilidades, juró buscar venganza por su familia perdida.
Con el paso del tiempo, Andreea se fortaleció y dominó sus nuevas habilidades vampíricas. Su dolor y rabia por la pérdida de su familia la impulsaron a buscar venganza.
Una noche, mientras la luna llena iluminaba el cielo, Andreea encontró el campamento de la tribu enemiga. Sus ojos rojos brillaban con una intensidad feroz mientras observaba a los hombres que habían destruido su vida.
— Esta noche, pagaréis por lo que habéis hecho. — murmuró para sí misma.
Con una velocidad y fuerza sobrehumanas, Andreea se lanzó al ataque. Los guerreros enemigos no tuvieron oportunidad de reaccionar. Uno por uno, cayeron ante su furia.
— ¡Por mi familia! —gritó Andreea mientras derribaba al último de ellos.
Cuando todo terminó, el campamento estaba en silencio. Andreea se quedó de pie en medio de los cuerpos, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Había vengado a su familia, pero el vacío en su corazón seguía presente.
— Ahora, puedo seguir adelante. — susurró, mirando al cielo estrellado.
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Mientras todos se encontraban en el exterior del castillo, observando a las guerreras dragón, un vampiro vestido con una capa negra se acercó al castillo del clan Sangre Nocturna. Su presencia era imponente y su aura, oscura y misteriosa. Al entrar en el castillo, sus pasos resonaron en los pasillos, atrayendo la atención de todos.
Andreea, que estaba conversando con Mihaela, Seraphina y Marcus, se giró al escuchar los pasos. Al ver al vampiro, sus ojos se abrieron de par en par y su respiración se detuvo por un instante. Lo reconoció al instante, a pesar de los siglos que habían pasado desde que la convirtió.
—No puede ser...—murmuró Andreea, su voz apenas audible.
El vampiro se detuvo y levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Andreea. Una sonrisa enigmática se dibujó en su rostro.
—Andreea—dijo el vampiro, su voz suave pero cargada de poder—. Ha pasado mucho tiempo.
Andreea dio un paso hacia adelante, sus emociones mezcladas entre sorpresa, miedo y curiosidad.
—¿Qué haces aquí?—preguntó, tratando de mantener la compostura.
—He venido a ofrecer mi ayuda—respondió el vampiro, su mirada fija en ella—. La Sombra es una amenaza para todos nosotros, y no podía quedarme al margen.
Mihaela, Seraphina y Marcus observaron la interacción con interés, conscientes de la tensión en el aire. Lucius, que había estado hablando con Elysia, se acercó al grupo, notando la presencia del nuevo vampiro.
—¿Quién es él?—preguntó Lucius, dirigiéndose a Andreea.
—Es el vampiro que me convirtió—respondió Andreea, sin apartar la mirada del recién llegado—. No lo he visto desde esa noche.
El vampiro inclinó ligeramente la cabeza en señal de respeto hacia Lucius.
—Soy Viktor—se presentó—. Y estoy aquí para unirme a la lucha contra la Sombra.
Lucius asintió, aceptando la presencia de Viktor.
—Toda ayuda es bienvenida en estos tiempos oscuros—dijo Lucius—. Pero debemos estar seguros de que podemos confiar en ti.
Viktor asintió, comprendiendo la desconfianza.
—Haré lo que sea necesario para demostrar mi lealtad—dijo con firmeza.
Andreea, aún procesando la aparición de Viktor, se acercó a él.
—Espero que tus intenciones sean sinceras—dijo, su voz llena de determinación—. Porque no toleraré ninguna traición.
Viktor asintió, su expresión seria.
—Lo entiendo, Andreea. Estoy aquí para luchar a tu lado, no en tu contra—respondió.
Con la llegada de Viktor, el grupo se fortaleció aún más, preparándose para la batalla final contra la Sombra.
Con la llegada de los nuevos integrantes y el ambiente cargado de tensión, Lucius decidió que era necesario un momento de celebración y unión antes de enfrentarse al ritual. Quería que todos se sintieran parte de una familia y que Mihaela pudiera disfrutar de su libertad recién recuperada.
—Vamos a celebrar la liberación de Mihaela y la llegada de nuestros nuevos aliados—anunció Lucius, su voz resonando en el gran salón del castillo—. Esta noche, dejaremos de lado nuestras preocupaciones y disfrutaremos de la compañía de nuestros amigos y aliados.
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Antes de la fiesta, Mihaela fue a buscar a Kai para avisarle y prepararse juntos.
—Kai, vamos a celebrar esta noche—dijo Mihaela, entrando en la habitación donde Kai estaba sentado, perdido en sus pensamientos.
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Editado: 06.09.2024