Eternal nights

La batalla final

En medio del caos de la batalla, mientras los aliados luchaban con todas sus fuerzas contra los guardianes oscuros y los merodeadores, Noah sintió nuevamente la presencia invisible a su alrededor. La voz susurrante volvió a hablarle, esta vez con una urgencia palpable.

—Entra en la oscuridad para encontrar la luz—susurró la voz, su tono etéreo—. Solo el que domina las sombras puede liberar a la prisionera. Tu poder es la llave, Noah. Usa las sombras para salvar a Mihaela.

Noah se detuvo por un momento, tratando de comprender el significado del acertijo. Sabía que su poder sobre las sombras era único, pero no estaba seguro de cómo podía usarlo para entrar en el castillo y salvar a Mihaela.

—¿Qué quieres decir?—murmuró, esperando una respuesta.

La voz se desvaneció, dejando a Noah con más preguntas que respuestas. Sin embargo, una chispa de comprensión comenzó a formarse en su mente. Sabía que debía confiar en su poder y encontrar la manera de usarlo para atravesar la barrera y llegar hasta Mihaela.

Kai, notando que Noah se había detenido, se volvió hacia él con una expresión de impaciencia.

—¿Qué pasa, Noah? No tenemos tiempo que perder—dijo Kai, su voz llena de urgencia.

Noah asintió, sacudiendo la cabeza para despejar sus pensamientos.

—Creo que sé cómo podemos entrar—dijo, su voz firme—. Necesito usar mi poder sobre las sombras para atravesar la barrera y llegar hasta Mihaela.

Lucius, que estaba liderando el grupo, se volvió hacia ellos.

—¿Estás seguro de que puedes hacerlo?—preguntó, su voz llena de esperanza.

Noah asintió, cerrando los ojos y concentrándose en su poder. Las sombras a su alrededor comenzaron a moverse, como si respondieran a su llamado. Lentamente, las sombras se extendieron hacia la barrera, envolviéndola y comenzando a debilitar su brillo oscuro.

Noah, con su poder sobre las sombras, logró abrir un camino a través de la barrera. Sin embargo, al intentar seguirlo, los demás se encontraron con una resistencia invisible que les impedía avanzar.

—¡Noah, solo tú puedes entrar!—gritó Lucius, comprendiendo la situación—. Nosotros mantendremos a raya a los enemigos aquí fuera. ¡Ve y salva a Mihaela!

Noah asintió, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que la responsabilidad recaía sobre él. Con una última mirada a sus amigos, se adentró en la oscuridad del castillo en ruinas, dejando atrás el caos de la batalla.

Dentro del castillo, la atmósfera era opresiva y cargada de energía oscura. Las sombras parecían cobrar vida a su alrededor, pero Noah se sentía en su elemento. Utilizó su poder para moverse sigilosamente, evitando a los guardianes oscuros que patrullaban los pasillos.

Mientras avanzaba, la voz susurrante volvió a hablarle.

—Sigue las sombras, Noah. Ellas te guiarán hacia la luz.

Noah cerró los ojos por un momento, concentrándose en las sombras que lo rodeaban. Sintió una conexión profunda con ellas, como si fueran una extensión de su propio ser. Dejó que las sombras lo guiaran, moviéndose con una precisión y rapidez sobrenaturales.

Finalmente, llegó a una gran sala donde vio a Mihaela, tumbada sobre una piedra negra con inscripciones antiguas. La Sombra estaba cerca, concentrado en los preparativos del ritual. Noah sintió una oleada de furia y determinación.

—¡Mihaela!—gritó, su voz resonando en la sala.

La Sombra se volvió, sorprendido por la presencia de Noah. Con una sonrisa maliciosa, levantó una mano, invocando una barrera de sombras para protegerse.

—¿Crees que puedes detenerme, Noah?—se burló la Sombra—. Tu poder no es suficiente para vencerme.

Noah, recordando las palabras de la presencia invisible, se concentró en su poder. Las sombras a su alrededor comenzaron a moverse, envolviendo la barrera de la Sombra y debilitándola.

—No dejaré que te salgas con la tuya—dijo Noah, su voz llena de determinación.

Con un esfuerzo supremo, Noah utilizó todo su poder sobre las sombras para romper la barrera y enfrentarse a la Sombra. Sabía que debía ser rápido y preciso, que no podía permitirse fallar. La vida de Mihaela y el destino de todos dependían de él.

Mientras tanto, fuera del castillo, los aliados seguían luchando con todas sus fuerzas, manteniendo a raya a los guardianes oscuros y los merodeadores. Sabían que cada segundo contaba y que debían darlo todo para asegurar la victoria.

La verdadera batalla estaba en su punto culminante, y Noah estaba decidido a salvar a Mihaela y detener a la Sombra de una vez por todas.

La batalla en el exterior del castillo en ruinas continuaba con una intensidad feroz. La lluvia seguía cayendo, empapando a los combatientes y el terreno, pero no lograba apagar la determinación de los aliados. Los elementales, brujas, magos, guerreras dragón, hombres lobo y vampiros luchaban con todas sus fuerzas contra los guardianes oscuros y los merodeadores.

Seraphina y las brujas lanzaban hechizos de protección y ataque, creando barreras mágicas y rayos de energía que golpeaban a los enemigos. Los magos, junto a los elementales, invocaban el poder de la naturaleza, creando ráfagas de viento y tierra que derribaban a los guardianes oscuros. Las guerreras dragón, desde el aire, lanzaban llamaradas que reducían a cenizas a los merodeadores.

—¡No dejéis que avancen!—gritó Seraphina, su voz resonando por encima del estruendo de la batalla.

Los hombres lobo y los vampiros, con una ferocidad inigualable, se lanzaban contra los merodeadores restantes, derribándolos con fuerza y velocidad. El rey alfa, liderando a su manada, luchaba con una determinación implacable, sus garras y colmillos brillando en la oscuridad.

—¡Por Marcus y por todos los que hemos perdido!—rugió el rey alfa, su voz llena de furia y dolor.

Lucius y Kai, viendo la oportunidad, se concentraron en la barrera que aún protegía el interior del castillo. Con un esfuerzo conjunto, utilizaron sus poderes para debilitar la barrera. Lucius invocó una tormenta de viento y tierra, mientras Kai manipulaba el tiempo para ralentizar la resistencia de la barrera.




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