Termino el verano y tal como lo predije; Hay estaba Jhoseft en las mismas clases, no paraba de mirarme cada vez que tenía oportunidad, pero yo seguía firme ya no me interesaba en lo más mínimo o eso tenía en mente, pues quien estaría con un don Juan, un rompe corazones.
Estaba dispuesta a no prestar más atención a lo que Jhoseft hiciera o dejara de hacer, ya no volvería con él, quizás tal vez solo podríamos ser amigos después de todo pertenecíamos al mismo grupo. Transcurrieron los días y Jhoseft trataba de hablarme pero yo lo esquivaba, aún estaba molesta.
De todas mis clases había una en específico que no entendía muy bien en la cual Jhoseft era muy bueno y al darse cuenta de lo complicado que se me estaba haciendo con el examen que estaba cerca, me pregunto si quería ayuda a lo que me negué de inmediato, no quería nada que tuviera que ver con él, pero por otra parte estaban mis calificaciones las cuales no me gustaría bajar, por lo que respiro profundo y lo detendo.
-Bueno está bien podrías ayudarme un poco con esta clase ya que no comprendo nada de que dice el profesor.
-Está bien, te ayudare para que obtengas buenas calificaciones –sonrie y me mira fijamente- El viernes en mi casa a las 10:00am te busco en donde esperas el bus.
Me quede fría, no esperaba que me dijera eso, no iria a su casa asi como asi, que vergüenza y si lo que quería era envolverme con sus cosas de niño bueno, ahora no estaba segura de querer aceptar su ayuda con las clases.
-No lo se, me apena mucho ir a tu casa.
-No te preocupes –responde- estarán mis padres, no te hare nada si es lo que piensas te respeto y sé que debes pensar lo peor de mi o imaginar que soy un rompe corazones –pone los ojos en blanco- solo avísame.
Ese día al llegar a casa, tire la mochila sobre la cama y me tire en mi sofá cama para meditar mejor lo que había dicho Jhoseft, tenía que pensar bien las cosas aun me atraía y no solo eso, me di cuenta que me gustaba mucho, pues me ponía nerviosa cada vez que lo tenía cerca y me volvía loca el olor de su perfume. Decidí entonces que si iría solo porque necesitaba ayuda para mis clases y porque lo tendría una poca cerca de mí, quizás podría explicarme porque había decidido que no siguiéramos siendo novios.
Llego el viernes y me puse en marcha, al ver a Jhoseft estaba ahí esperándome para irnos juntos para estudiar, los nervios me mataban, pero debía permanecer tranquila, al llegar a su casa me presento a su madre la Sra. Aurora Vitale, una persona muy atenta y de personalidad muy tierna, me recordaba mucho a mi madre por lo que no fue difícil que se ganara mi cariño desde ese instante.
-Sam –llama Jhoseft desde la sala de estudio de su casa- ven, trae tus cosas
-Un placer Sra. Aurora –digo dando la mano a su madre, al mismo tiempo que ella toma de forma cálida las mías y luego me suelta.
Me dirijo hasta donde esta Jhoseft, que estaba sentado frente a una mesa de cristal con todos los cuadernos y libros preparados para explicarme lo que no entendía, pero aquella sala era tan cómoda y amplia que le pregunte si podíamos sentarnos en la alfombra pues era más cómodo para, estaba acostumbrada a hacerlo en casa, a lo que asintió diciendo que no habría problemas.
Después de tres horas de estudio Jhoseft dice que tomemos un descanso para comer y despejar un poco nuestras mentes que ya estaba saturada de información.
-Buen provecho –dice- espero te guste
-Gracias- digo con voz baja, tenía pena- igualmente.
Mientras comíamos, pasaba por mi mente mil y un cosas, la familia de Jhoseft parecía una familia muy tierna y cálida, porque el entonces me habría dejado como si nada al empezar una relación, porque se veía como un don juan cuando su mama era tan cariñosa y porque a veces era tan frio hasta consigo mismo, le habrían hecho algo alguna vez que lo hiciera cambiar, de algo estaba segura y era que el no es el chico que finge ser, por dentro era una persona muy cálida aunque sea un rompe corazones.
-Qué piensas –Dice Jhoseft cerca de mi oído, estaba sentado en un sofá detrás de mí, yo estaba en la alfombra resolviendo algunos ejercicios para practicar- te noto en otro lado y no aquí con lo que haces.
-No –niego con la cabeza- solo veo cómo resolver este ejercicio esta algo difícil.
Jhoseft se inclina hacia delante y toma mi cara inclinado mi cabeza hacia atrás para que lo vea ya que estaba detrás y quedaba más alto que yo por estar en el sofá.
-Tienes que despejar esa mentecita y centrarte en lo que estás haciendo, a menos que ya hayas entendido y estés pensando en algo mas o alguien – dice riéndose de mí.
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un corazon roto, un amor que no se olvida, miradas y sonrisas llenas de amor
Editado: 22.05.2018