Eternamente Efímero

XLVIII

El funeral fue poco concurrido, pues tanto Rebeca como Lucas habían decidido que fuese así. Querían que solo las personas realmente importantes en la vida de David acudieran a un día como aquel.

El cielo estaba gris, "una coincidencia ridícula", pensó Lucas. Rebeca fue la primera en hablar para pronunciar un par de palabras referentes a la ocasión. Se paró en frente de los presentes y respiró profundo.

—Siempre pensé que yo me iría primero que tú. Pensé que te vería envejecer con hijos y nietos. —Su voz se quebró, dándole paso a las lágrimas. Se las secó con una mano y continuó—: Siempre he pensado que todo pasa por algo; sin embargo, todo esto está haciendo que varias contradicciones crezcan dentro de mí. No entiendo por qué tenías que irte. Tenías tanto por vivir. —Las lágrimas comenzaron a salir con más abundancia, y aunque ella intentó calmarse, solo comenzó a sollozar mientras hablaba—. Te vi convertirte en un hombre maravilloso y aunque esperaba ver mucho más de ti por muchísimos años más, supongo que Dios te necesitaba más que nosotros aquí. No sé si esa sea solo una excusa que nos decimos a nosotros mismos para poder lidiar con pérdidas así, pero quiero creerlo, y lo hago. Sé que estás en un lugar mejor ahora.

La chica tomó aire y se secó las lágrimas rápidamente con los dedos, aunque ellas siguieron brotando descontroladas. Rebeca prosiguió:

—Todos ustedes están aquí porque fueron importantes en la vida de mi hermano, y viceversa. Quiero agradecerles por haber hecho parte de su vida y haberla hecho mejor de alguna forma. También quiero agradecerles por estar aquí hoy, significa mucho. Mi hermano fue, por mucho tiempo, la única persona en la que confié. Pasé algunos de los mejores y peores momentos de mi vida a su lado. Los recuerdos que tengo con él son el mundo para mí.

>> Cada vez que alguien muere todo el mundo dice maravillas de esa persona, aunque haya sido una escoria. Sin embargo, creo que todos aquí sabemos que eso no es necesario con David, porque él era una persona maravillosa. Obviamente no era perfecto, nadie lo es. Pero él fue como un ángel para mí, y creo que para muchos de ustedes también. David, recuerdo que en mi boda, bromeando me dijiste que el día en que murieras tu espíritu me perseguiría para darme buenos consejos y despertarme en las mañanas —Las lágrimas se intensificaron y tuvo que hacer una pausa para calmarse—. Nunca pensé que ese día llegaría tan pronto, pero espero que cumplas esa promesa... Porque, hermanito, mi hermoso ángel, ya estás en el lugar al que perteneces. Sé que seguirás cuidándonos desde allá. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar y siempre lo haré.

Caminó hacia las sillas en donde estaban sentados los invitados. Ahí Fátima la esperaba para consolarla. Ahora era el turno de Lucas, quien caminó dubitativo hacia adelante. Se paró derecho frente a todos los presentes y abrió la boca; sin embargo, lo único que salió fue un sollozo. Intentó calmarse para poder hablar, pero fue inútil. Lo único que pudo decir, de manera entrecortada debido al llanto, fue: "Lo siento, no puedo hacer esto". Corrió hacia atrás, donde Julián lo abrazó con fuerza mientras él sollozaba.

 

 

Tan pronto llegó al penthouse corrió hacia la habitación y se lanzó en la cama. Lloró toda la tarde, sin abandonar el cuarto, ni siquiera para comer algo. Sollozó hasta que ya no le quedaron más lágrimas que expulsar.

Al caer la noche, sentía los ojos tan secos que la vista se le nublaba de vez en cuando. Se pasó las manos por el rostro y suspiró. Se incorporó, sentándose sobre la cama. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y tanteó el interior hasta encontrar un papel con varios dobleces. Lo sostuvo entre sus manos mientras lo miraba. Respiró profundo y cerró los ojos unos segundos.

—No pude decir una palabra frente a ellos esta mañana. Pero quiero hacerlo ahora. Supongo que quiero expresar todo esto antes de dejarte ir, aunque sé que nunca podré hacerlo del todo. Primero, espero que sepas que mi respuesta a tu pregunta habría sido un rotundo "sí". Creo que siempre supiste lo mucho que te amaba, que te amo. —El llanto interrumpió sus palabras por un momento—. Te extraño tanto... No sé qué hacer para que esta horrible sensación desaparezca. Me siento vacío, siento que camino sin sentido, sin rumbo. Es que nada vale la pena sin ti a mi lado. A veces imaginaba esto. A veces imaginaba un escenario en el que tú te fueras antes que yo, y aunque sabía que dolería e intentaba apartar esas ideas de inmediato, habría sido imposible para mí lograr imaginarme todo lo que estoy sintiendo en este momento. Atesoro lo que viví a tu lado y aunque lo intentara, jamás podría olvidar todo lo que pasé contigo... Aún nos quedaban tantas cosas por hacer juntos.

Aunque se retiraba las lágrimas con los dedos constantemente, estas no se detenían, y al final se resignó a darle paso libre al llanto. Soltó unos sollozos antes de poder seguir hablando.




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