—Dylan.
Adam estaba viendo hacia las casas más allá del linde del bosque cuando por fin lo vio venir y lo llamó para que fuera hasta él. Éste lo notó enseguida, se detuvo a su lado observando también las casas. Adam giró para enfrentarlo, pero el otro no hizo lo mismo.
—Qué averiguaste.
Se alarmó porque él no quería hablarle. Era la primera vez en su tiempo viviendo en el mismo espacio que vio eso en Dylan; retenía la información porque era mala para ellos de un modo muy personal, estaba intentando protegerlo. Lo único bueno de ese momento fue su fascinación por ver como era su compañero cuando suspiraba, aun si en ese instante parecía un gesto apesadumbrado.
—Pues… hacen eso porque ella lo ordenó.
—Entonces, ella es, —no quería decirlo—, ¿su Ama ahora?
—Sí, lo molesto es que no pude averiguar la razón. ¿Por qué sometió a los convertidos a ella?
Esa pregunta, aunque la pronunció, se la estaba haciendo a sí mismo. Lo que Adam le dijo a cambio tenía demasiados matices de duda.
—Tal vez los está ayudando.
—¿Eso crees? —lo estaba medio ignorando.
—No hay razón para que reúna una fuerza. Además, ¿no se supone que esos vampiros estaban muriendo? Si el medio por el que se transformaron les está jugando en contra, no deben ser fáciles de mantener, cualquiera los desecharía. Ella no es así.
—Puedes tener algo de razón.
Lástima que había visto a un grupo intentar convertir algunos humanos, pero eso no se lo diría a Adam. Prefería averiguar el asunto completo antes de decir palabras que dejaran ir la esperanza de que Clarissa estaría bien porque no ha hecho nada incorrecto y los cazadores no tenían que actuar contra ella.
—¿Le pedimos ayuda a Allen con sus contactos entre los cazadores? También debemos averiguar lo que ellos saben o lo que están haciendo.
No había modo de que Allen incluso los dejase hablar de algo frente a él.
—No, podemos arreglárnosla nosotros. Aunque hablarás tú con ellos, se supone que eres carismático y eso.
—¿Supones? —Lo estaba mirando con el ceño fruncido, lo que no iba mucho con él.
—Bien, lo eres.
Había hecho una mueca de fastidio y como diciendo «no molestes», complaciéndolo. Eso sólo hizo que lo mirara sonriendo. Ahora su reacción inmediata fue molestarse, del modo en que uno lo hacía cuando iba dirigido a alguien que se suponía no ocasionaba ese tipo de reacción, es decir, faltando un sentido real a la acción de arrugar con más énfasis una de sus cejas. Dylan se frotó la frente, intentado calmar sus reacciones, de algún modo era agotador, pero no irritante, su asociación cercana con Adam. Tal vez en algún momento, muy, muy en el futuro, dejaría de molestarle y crisparle los nervios el que su compañero le sonriese o lo encontrase divertido por uno u otro motivo. Casi había olvidado como era él en realidad, después de todo nunca convivió con Adam, ni con nadie.
♦ … ♦
Las cosas no estaban nada bien. Aunque intentaban que no fuera de ese modo, los demás seguían pareciendo como si estuvieran en un estado constante de luto y pena, no había ánimo. La poca vida que solían irradiar estaba desvanecida, no parecían más que seres llenos de tristeza, sin propósito, dormidos. No ayudaba en nada el asunto actual que permanecía en sus mentes. Ahora sabían lo que sucedía en el exterior por Clarissa y los cazadores.
Ella se había encargado de buscar a todos los Convertidos que quedaron por ahí. Los puso bajo su mando; actuaban por su orden. Ahora también comenzó a convertir a más personas. No se sabía por qué estaba haciendo todo eso, no del todo. Lo que preocupaba era que los cazadores también sabían todo esto y sólo existía una cosa que ellos terminarían por hacer. Rogaban porque no hicieran nada, que, por una vez, no actuasen como cazadores.
—¿Adam?, ¿qué ocurre?
Sara detuvo su andar cuando se paró frente a él. No le extrañaba, de ningún modo podía ocultar el semblante que tenía ahora.
—Ya van varios días en que no logro entrar a la habitación de Kahler para una trasfusión. Ésta vez fue igual, pero, selló la puerta. No creo que tenga la intención de dejarme pasar más.
Fue en ese momento que la helada comprensión vino a todos ellos. No sólo era como antes, sino que era peor. Si bien nunca lo vieron alimentarse desde que estaban con él, sabían que hacía algo para seguir en pie, mas en ese momento su acción indicaba que había algo muy mal. Kahler iba a dejarse ir…
♦ … ♦
Sus pequeñas y escasas reuniones con el líder en turno de los Cazadores, iniciaron como un modo de conocerse entre los dos líderes de su mundo. Aunque en realidad a él no le debería corresponder hacer eso, se suponía que ellos entablaran comunicación con su benefactor. En fin, debido a las circunstancias ocurridas hacía siglos, era quien estaba ahí para hacer eso. Salazar no le agradaba mucho como líder, aunque era mejor considerando lo que hizo el padre de éste; el hijo tenía demasiada soberbia en su ser individual y como un cazador, que dado lo que Kahler sabía y que era la verdad que ellos aún no conocían, estaba por completo mal dirigida. A excepción del padre, Salazar era el líder más intolerante y reacio con el que ha tenido que tratar. Tal vez cambiaría si le decía la verdad, pero ya sabía que, de hacerlo, o más bien, si él lo hacía, nunca le creería. Daba igual, no era como si los cazadores y lo que hacían ahora afectara en algo.