Comienzo de camino

Los monjes corrían desesperados escuchando que los cascos de los caballos eran ya un hecho con un final terrible para ellos. El más viejo de todos detuvo su marcha levantó su mano derecha y no permitió que nadie hablará.

_Solo deben seguir, mi misión es esta, protegerlos corran hermanos, corran deben llegar al cerco rojo para que no puedan atraparlos.

_Maestro-dijo el más joven de todos con lágrimas en sus ojos.

_Tranquilo Liam, es mi hora es el fin del camino y lo acepto, yo estaré en paz, vayan corran háganlo por lo que creemos ¡vayan!

Liam se negó pero sus compañeros tiraron de él llevándoselos.

El maestro los vio perderse tras las piedras congeladas, los resuellos helados de los caballos detrás de él le anunciaron su fin.

Se dio vuelta lentamente, se quitó su capucha y miró a los ojos de aquel que montaba el corcel negro con montura de plata.

_Su hora ha llegado gran maestro…

El anciano bajo su cabeza y unió sus manos. El jinete del corcel negro desmontó y camino hacia él.

Colocó su mano en la empuñadura de su espada y…

_Gran maestro ya era hora

El anciano abrió sus manos y abrazo al jinete.

_Arkol es bueno verte muchacho.

_Pensé que sus monjes jamás se irían maestro.-dijo el hombre abrazando al monje.

_Son buenos hombres pero esto es muy complicado para que puedan entenderlo a su debido tiempo se los explicaré…en realidad Liam es el que más va sufrir y es quien necesitamos, el creer que fui sacrificado por los hombres de las brujas del Norte crearan en él un sentimiento de venganza que necesita para cumplir su misión.

_Tarea nada fácil Maestro…las brujas son muy fuertes.

El maestro lo sabía, sabía y conocía la fuerza que poseían, pero el tiempo de lo escrito se acercaba y solo Liam podría evitar la peor de las maldiciones para las tierras Nuevas…encontrar y destruir a la bruja blanca…