Los dominios de las brujas del Norte no eran terrenos fáciles de sortear, arenas de falso fondo, plantas venenosas que atraían por su aroma, bellas ninfas que te invitaban a lo prohibido, visión de lo que podrías lograr de solo servirles a ellas. Los tres monjes se miraron y unieron sus manos en un rezo. Sacaron sus dijes los cuales representaban la estrella blanca , lo sabían y él lo sabía…Liam sabía que solo él podía entrar a los dominios de las brujas del Norte buscar a la Bruja blanca y acabar con ella con la daga de cristal sagrada creada por el padre sagrado .Liam se abrazó a sus compañeros y evitó mostrar temor, era imposible, pero él era un hombre de fe, un hombre de Dios…No solo lo hacía por lo que estaba escrito, lo hacía por su gran maestro, quien se había sacrificado por ellos. Solo tendría una oportunidad de acabar con la bruja blanca y no iba a desaprovecharla. No miró hacia atrás se colocó su bolso en bandolera y comenzó su camino, la brújula del tiempo le mostraría por donde sí y por donde no, parecía sencillo pero no lo era, la brújula del tiempo solo servía ante la fe suprema y algo estaba sucediendo con él…
Camino con cuidado al entrar en el terreno de las brujas del Norte unas inmensas murallas de árboles y arbustos bloquearon la salida. Su corazón se aceleró, cerró sus ojos y trato de calmarse, el miedo no era el mejor consejero. Camino despacio, tirando pequeñas piedras al frente, al costado para detectar las arenas sin fondo. Ese método sirvió hasta que llegó a un gran lago congelado. Liam sabía perfectamente lo que eso significaba los dominios de la bruja blanca. El lago como todo era una trampa, sabía que tan solo poner un pie en el significaba quedar ternemente congelado. Utilizó entonces el fragmento de roca helada la fue deslizando y un camino se abrió ante él. Fue lo más rápido que pudo pero el lago se congelaba rápidamente alcanzó a saltar y caer al otro lado rodando sobre sí. Sintió un dolor en su hombro pero ligeramente su atención se vio atraída por las palmas que sonaban a su lado. Miró en todas las direcciones y no podía distinguir a nadie hasta que la voz le dio la dirección.
_Bravo realmente jamás he visto un monje con tanta suerte y destreza. El hombrecito estaba sentado sobre la rama de un roble, a simple vista semejaba a un elfo, No medía más de un metro y medio, sus orejas terminaban en punta y vestía como un guerrero un arco se distinguía en su espalda junto a flechas de color rojo, con plumas negras, se había equivocado no era un elfo, pertenencia a la tribu de los “Dartines” pequeños guerreros que peleaban por sus territorios con las brujas del Norte.
Liam se incorporó ágilmente, no iba a demostrarle ningún temor.
_Te esperaba monje, creí que ya habías muerto.
_Admiró tu fe…-ironizó Liam.
_Soy Joy de la tribu de los Dartines, tu gente nos pidió ayuda, yo debo guiarte hasta la morada de la bruja blanca.
_¿Morada?...
_Pues claro hombre aún no sabes que ella está congelada hace años y debemos acabar con ella antes de la séptima luna, para evitar que se cumpla la profecía.- Joy tenía un sombrero con plumas en forma de cono que ponía muy nervioso a Liam pues se movía constantemente.
_Pero lo que me enseñaron a mi es que la bruja blanca es quien genera todo el mal que provocan las brujas del norte._Joy lo miró de costado y torció su boca.
_Amigo…
_Liam_ dijo viendo que trataba de llamarlo de algún modo.
_Eso, amigo Liam, la bruja blanca está hecha hielo hace años y las brujas del norte son unas guerrilleras natas que hacen lo que quieren. Así claro está deberemos batallar con algunas pero por ahora no te preocupes, hazte más problemas por los “nova” los hombres de hielo… ¿Nos vamos?
Liam frunció su seño entre el dolor de hombro, el hombrecito con ese extraño gorro, la bruja blanca, las del Norte y los “nova”…su día por hoy sin dudar estaba completo.