Un viernes por la noche, la intensa lluvia azotaba el pequeño pueblo de Daegu, los estruendosos relámpagos se lograban ver furiosos cómo cortaban el basto cielo obscuro, el helado aire comenzaba a rugir con desesperación con el pasar de los minutos, la desgracia llegaría a la familia Kim.
Esa noche seria inolvidable en la vida del pequeño castaño, esa maldita noche sería el parte aguas de lo que ese hombre es ahora.
Desde que el castaño recuerda tener uso de razón, su madre era muy distinta a lo que es hoy en día, ella era una mujer muy bella, joven y llena de vida, demasiado alegre y muy sociable, el niño veía como se desvivía por su esposo, por su familia, recordaba también que eran muy unidos en la pequeña casa que compartían siendo una familia feliz.
Pero una noche su padre había llegado muy tomado, en total estado de ebriedad, el pequeño no entendía bien el porqué, hasta donde su mente le permitía, recordaba que su padre nunca tomaba, sin embargo... esa vez lo hizo, llegó completamente furioso, gritando infinidad de groserías, aunque recuerda a su madre sorprendida que trataba de contenerlo, de tranquilizarlo a como de lugar, sin embargo eso no fue posible, en su rabia desmedida golpeó a la madre, de un solo golpe impuesto en el rostro, ésta fue a parar al frío suelo de la cocina, inconsciente.
Él golpe fue tan fuerte que casi la mata...
Esas son imágenes que a pesar del tiempo ese niño se obligaba a no recordar, aunque era prácticamente imposible no hacerlo, el solo sentir del aire tocar su rostro detonaban sus recuerdos, las imágenes llegaban sin permiso.
Siempre, en cualquier momento del día esas escenas llegaban a su mente haciéndole ver nuevamente lo que esa fatídica noche había sucedido en su hogar.
— ¡Eres una estúpida!... — hipó el hombre alcoholizado observando a la mujer colérico — No sirves para nada, por tu culpa me han despedido — señalándola de manera acusadora, su mirada vidriosa era tan venenosa que la mujer se movió como pudo alejándose del miedo que su cuerpo sentía— Ya no tengo trabajo, ¿Qué voy a hacer ahora?
Le gritaba a la madre, tirada sobre el frío suelo de la sala, sangre color rojo intenso salía y corría por su frente lentamente dejando un pequeño río pintado en su piel debido al golpe.
Él hombre se veía totalmente diferente, el pequeño temeroso niño sabía que ese hombre no era su padre, en su mente sabía que no podía serlo, su padre jamás se portaría de esa manera con su madre, ella era la luz de sus ojos. Había sido testigo de todas las veces que se profesaban cariño y amor eterno.
Pero esa maldita noche parecía que estaba poseído, sus ojos estaban completamente negros, el iris casi cubría todo el globo ocular, entre el terror de la escena algo de repente cambió y el hombre posó su miraba al pequeño, aún así, ese niño temeroso no huye de su padre, porque en su inocencia creía que no era él, ese hombre que tenía la mirada pérdida, hablaba muy raro. Sin duda algo había sucedido, algo no estaba bien.
— ¡Taehyung- Ssi! — el hombre empezó a decir con un ligero toque de canto.
El niño estaba en la parte de arriba de la casa viendo atentamente como sucedía todo en la planta baja de su hogar, sus pequeños orbes fueron testigo de como su padre golpeó y lastimó a su madre más de una vez, y en cuanto su alcoholizado voz lo llamó, el miedo se apoderó de ese pequeño cuerpo...
Paralizado de pies a cabeza era como se sentía al ver a ese hombre que se suponía era su padre dirigiéndose a él, con esa mirada llena de odio, aterrorizante, como si ese hombre fuera un león hambriento y el, su presa.
La persona que lo protegería de todo lo malo, de la cual nunca esperaría que le hiciese algún daño, subía tambaleándose debido a lo tomado que estaba, con respiración agitada podía observar como su pecho subía y bajaba, sus nudillos estaban sangrando pero no de su propia sangre, la lluvia furiosa que azotaba el pueblo no paraba, parecía que ella anunciaba lo que se avecinaba para ese ser inocente.
Ese hombre alcoholizado se acercó poco a poco hasta que llegó delante del pequeño, la mirada perdida del niño que estaba en una esquina donde terminan las escaleras, justo donde se podía ver perfectamente todo, simplemente se quedó mirando a su padre.
Por el miedo que invadió su cuerpo, el niño no corrió para ponerse a salvo, solo se quedo esperando a que el hombre llegara a dónde se encontraba, inocentemente creía que su padre no le haría ningún daño...
Ese día el niño llevaba su pijama rosita, una pequeña bata que le llegaba a los pies, estaba sentado en el piso de la esquina abrazando sus piernas con ambos brazos pegados a su pecho, su cabello alborotado, podía sentir el aire frío recorrer su cuerpo haciendo que su piel se crispara, el aire se metía por la puerta que había dejado abierta su padre.
— ¿Hola nene, quieres jugar? — preguntó con voz rasposa, serio, invitando a su hijo a ir a su lado estirando una de sus gruesas y callosas manos — Ven, no te haré daño.
Sin pensarlo dos veces una de las manos del pequeño se acercó a su padre, agarrándolo lentamente para después llevarlo a su habitación.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
El pequeño recuerda despertar en su cama a la mañana siguiente, el sol que entraba por la ventana lo hizo limpiarse la vista para adaptarse a la claridad del día, siempre dicen, después de la tormenta viene la calma, pero para Kim Taehyung apenas empezaba ese infierno.
Todo le dolía... Todo su cuerpo le dolía y no entendía porqué.
Cuando pudo moverse, bajó a buscar a su madre, la cual encontró en el suelo, parecía desesperada, estaba llorando, tirada en la cocina a un lado del comedor, había ropa esparcida y rota alrededor del espacio vacío, cosas hechas en añicos sobre el piso de manera pulida, el rostro de la mujer reflejaba dolor, sus ojos estaban completamente rojos de tanto llorar, el rímel color negro embarrado en las ojeras de su piel, rastros de sangre seca en su frente todavía se podía ver.