Eterno

5.- Muerte.

5.- Muerte.

 

La mañana se sentía demasiado fría, incluso más cruda de lo que comúnmente era. Se sentía como si algo muy malo se avecinara. Algo para lo que ese niño miedoso no estuviera listo.

En el pueblo, la policía recibía una llamada anónima dándoles alerta del hallazgo de un cuerpo en el callejón cerca de la iglesia. El rumor no tardó en esparcirse y el miedo nuevamente reinó entre los habitantes, exigiendo respuestas. Los oficiales acordonaron el aérea inmediatamente, evitando que la gente se acercara y cuando los peritos dieron su veredicto dijeron que el atacante con seudónimo “Jk” había actuado nuevamente.

Nueve victimas hasta ese momento… y la policía no tenía respuestas.

 

[…]

 

 

Recuerdos muy vagos rondaban por su cabeza, algo había sucedido la noche anterior, pero no sabía si era un sueño o una realidad, despertar en su cama lo hacía dudar. Su cuerpo estaba cubierto con la manta que siempre ocupaba, ese pedazo de tela color purpura desgastado abrazaba su piel intentando darle un poco de calor, aunque era imposible ya que su cuarto frio hacia titiritar su cuerpo.  

Su cabeza daba vueltas, no entendía como rayos había llegado a su cama o como es que siquiera estaba en ella, veía sus manos y en ellas había marcas e inmediatamente su mente le trajo aquellas imágenes que no eran mentira. De verdad habían pasado.

Su huida de ese depredador…

Alterado quitó por completo la manta, necesitaba confirmar su ropa, sabía que no estaba loco. Algo raro había sucedido. Su cuerpo no tenía la ropa que usaba la noche anterior y un escalofrió recorrió su alma, el miedo caló su piel.

Esas telas no eran suyas, jamás había tenido esas ropas en su vida, el niño se preguntaba qué demonios sucedía. Con el miedo invadiendo su cuerpo se levantó de la cama para verse al espejo, y justo como lo imaginaba ahí estaban los moretones de los golpes recibidos por ese monstruo.

Todo había sido real… Si lo había acorralado y también abusar de su cuerpo, pero entonces ¿Cómo había llegado a su casa? ¿Quién lo había salvado?

Visualizar su rostro magullado a través de ese espejo ya no era una novedad, la mayor parte del tiempo tenía morados sobre su piel, pero estos eran diferentes, sabía que su padrastro no los había hecho…

De pronto el pasillo crujió, gruesas pisadas se escucharon por la vieja madera del piso.

—¡Mocoso estúpido! —gritó la mujer al otro lado de la puerta. —¡Es que no piensas levantarte! ¡Debes ir a la escuela y cumplir con los rezos! ¡Satanás esta libre y no podemos dejarlo entrar!

—Si, madre… ya voy.

Respondió lleno de miedo, cubriendo inmediatamente su debilucho cuerpo, apresurándose a buscar un atuendo en ese guardarropa apolillado para después tomar una toalla y dirigirse a la ducha. Aun con todo el pavor de cuestionar las cosas que esa mujer decía, se atrevía a hacerlo debajo de las gotas de agua mientras tallaba con fuerza su piel para sacar los pecados de su alma. Lo hacía tan fuerte que algunas partes de su cuerpo sangraban, el dolor le recordaba que estaba vivo y le pedía a ese Dios que le rezaba, que detuviera ese sufrimiento.

No entendía la vida ni nada de lo que le sucedía.

Salir de esa casa era un alivio, aunque llegar a la escuela era otro martirio.

Toda su vida siempre fue maltratado, sometido y ultrajado. No entendía porque los adultos lastimaban a los niños y cómo es que Dios permitía que los más pequeños sufrieran. Aunque nunca lo cuestionaba realmente pues sabía que los demonios no estaban en el infierno como su iglesia lo afirmaba.

“Los demonios están entre nosotros” se repetía mientras caminaba por esas calles empedradas reordenando los pensamientos de todo lo sucedido la noche anterior.

Después de cubrir sus deberes escolares, se dirigió a cumplir con sus deberes religiosos. Durante toda la mañana sus compañeros hablaban del nuevo hallazgo en el callejón, un hombre había sido encontrado sin una gota de sangre y mutilado de los brazos. Se cuestionaba si ese hombre era el mismo que lo había atacado, aunque sus dudas quedaron en segundo plano solo para cumplir con la dosis de maltrato escolar.

Esconderse en los baños durante el receso para evitar los golpes ya no era una opción viable… ellos siempre lo encontraban y el castigo era peor.

Resignado se dejaba golpear, usar e incluso tocar… No había escapatoria para su dolor y la única que existía no quería tomarla, así que después de llorar escondido y en silencio seguía con su existencia.

 

Había salido de la iglesia unos minutos después de la hora establecida, justo como la noche anterior. La neblina cubría las calles y ya no había ni un alma sobre la misma. En la farola donde el día anterior estaba el monstruo, ahora solo polillas bailaban bajo la luz amarilla.

Su gabardina apenas y cubría su cuerpo y el frio comenzaba a arreciar, el dolor en sus mejillas le avisaban que se apresurara o moriría congelado, lo intentaba, pero tenía miles de dudas… y necesitaba respuestas.



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En el texto hay: vampiros, amor, kookv

Editado: 08.08.2023

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