Eterno Castigo

Capítulo 19: Los sentimientos

No sé cuánto tiempo permanecí así, inmóvil sobre mi vecino que para nada estaba siendo irritante. Su carácter reconfortante y amoroso era algo nuevo para mí. En él logré la paz y el desahogo que buscaba, se convirtió en mi refugio. Y no quería perderlo, no cometería el mismo error de dejarlo escapar.


— ¿He tenido que pasarme una hora llorando para que por fin me abraces sin obligarte a que lo hagas? –conseguí decir ahora ya más calmada y retirándome los cascos de los oídos.


— ¿Así que crees que he venido para abrazarte? Sólo quería ver cómo te quedaban esas bragas de aguacates –me respondió él guasón.


— ¿Y cómo me quedan? –le desafíe para conocer su opinión generando rubor en sus mejillas.


— Bueno... –musitó nervioso.


— Vale, vale. Ya sé que no te gustaron –repuse yo para no incomodarlo más–. Gracias por estar, ahora y siempre.


— No hay de qué. Me pareció raro que no te asomaras desde tu balcón como cada noche, y pensé que algo te ocurría –detalló complementándose con la inquietud de su mirada.


— ¿Recuerdas cuando me preguntaste por qué me daba miedo estar sola? –comenté abriéndole mi corazón.


— Claro que me acuerdo, ¿qué ocurre? –expresó aumentando su preocupación.


— La soledad me traía malos recuerdos... Me sentí sola e incomprendida tras la separación de mis padres. Pero eso no es todo, ahora he descubierto toda la verdad... –repuse casi con un hilo de voz y tomé aire antes de proseguir–. Mi padre se enamoró de otra estando con mi madre... La engañó, no fue algo físico, pero le mintió.


— No te sientas culpable, sé que es difícil de aceptar. El tiempo curará tus heridas, pero ya no te sientas sola. No lo estás, ¿lo sabes? –dijo mostrándome todo su apoyo.


— Lo sé... Pero yo también te quiero ayudar, déjame ayudarte –le supliqué al tiempo que me percataba de que llevaba colgada del cuello la medalla que escondía bajo su almohada–. ¿Ahora que nadie te ve sí que puedes llevarla?


— Ya sabes que es de mi padre, es lo único que me queda de él. Falleció cuando apenas era un bebé y es el único recuerdo que tengo suyo. Por ese entonces, poco antes de que yo naciera prácticamente nos había abandonado a mi madre y a mí. Sus idas y venidas eran cada vez más frecuentes y al final, aunque no quedó judicialmente registrado, tomaron caminos diferentes –explicó con tal sosiego que ya me gustaría a mí hacerlo.


— ¿Y lo perdonaste? ¿Cómo has podido aceptarlo? Yo no creo que pueda... –murmuré ensimismada en la desazón que recorría mi mente desde esa misma noche.


— Lo perdoné. Se metió en la boca del lobo y no pudo salir. Mi padre se convirtió en un alcohólico que solía apostar hasta el último centavo que tenía. Y eso fue lo que terminó con su vida. Lo perdió todo, el dinero y la familia. Y entonces fue cuando cayó enfermo y nos dejó. Ya lo había hecho antes, pero ya no cabría la posibilidad de regresar –narró con la serenidad que lo caracterizaba en este tema.


— Lo siento... Eso duele mucho más, perder a un padre... –mascullé no encontrando mejores palabras que las pronunciadas.


— Yo lo perdoné, y tú también lo harás. Puede que ahora no estés preparada, pero el tiempo lo dirá. Todos podemos enamorarnos y desenamorarnos, no te lo tomes como algo malo. Imagina que hubiese llevado una doble vida, creo que también debes empatizar con él y ponerte en su lugar –me aconsejó sabiamente.


— No puedo, que no engañase a mi madre acostándose con otra no significa que no le haya mentido hasta reconocerlo –intenté no justificarlo.


— El amor es más complejo de lo que parece... Quizá no supo darse cuenta de que estaba enamorado de otra persona, no lo aceptó hasta que algo le hizo abrir los ojos. Creo que deberías hablarlo con él... –continuó haciéndome entender que podía estar en lo cierto.


— Es posible, ¿y si quiso negar su amor? ¿Y si cuando fue consciente de ello...? –musité continuando mi pregunta mi ahora psicólogo personal.


— ¿... no tuvo el valor suficiente para reconocer sus sentimientos? –concluyó Raúl.


— Estoy hecha un lío... ¿Desde cuándo te has vuelto todo un experto en el amor? ¿Paula y tú...? –comencé a tocar un tema que parecía incomodarme.


— Sí, hablamos. Nos estamos convirtiendo en buenos amigos –explicó sin segundas intenciones.


— ¿Amigos? –proseguí con cierta exasperación en mi voz.


— Sí –murmuró.


— ¿Amigos como nosotros? –dudé después de lanzar la pregunta.


— ¿Nosotros? –cuestionó frunciendo el ceño–. Hemos sido muchas cosas, vecina "desgreñada".


— ¿Qué tal si olvidamos nuestra última discusión? Yo te perdono por leer mis notas y tú prometes seguir con el contrato –solté buscando su aprobación.


— Me parece bien, trato hecho –dijo estrechándome su mano para cerrar el trato, gesto que yo le correspondí.


— Volvemos a ser amigos, buenos amigos –corregí recordando el término empleado para catalogar la relación con Paula.


— Como quieras, celosilla... –apostilló de nuevo el irritante de mi vecino.


— No estoy celosa, es solo que no quiero perderte –fueron las palabras que salieron desde lo más hondo de mi corazón.


Raúl me miró con sus ojos color miel brillantes. Ningún vocablo salió de su boca, es más, únicamente se limitó a abrazarme con más fuerza y mientras jugaba con un mechón de mi desgreñada cabellera, repitió ese trisílabo que enervaba mi sangre:


— Celosa –susurró con su vil sonrisa.


"No estaba celosa, no lo estaba", me repetí insistentemente a mí misma. Simplemente no quería perderlo, ahora mismo era mi apoyo fundamental y habíamos logrado conectar de tal forma que ya no veía mi vida sin él. Era un buen amigo, se comportaba como tal. Si bien era cierto que desde que finjimos ser novios, nuestros acercamientos habían aumentado. Y lo mismo ocurría con nuestras confesiones, en él encontraba la confianza que necesitaba para abrir mi corazón. Al fin y al cabo se había transformado en un chico amable, simpático, cercano, compasivo y adorable... Una nueva lista de cualidades que tratocaba la anterior prácticamente por completo. ¿Y Rubén? Ni me había acordado de él. ¿Qué había del amor que sentía por él? Porque estaba enamorada, ¿verdad?




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