Prologo

-¡¡Julieta alejate de él!!-grita una mujer a lo lejos cuyos ojos son iguales al verde de un valle después de una llovizna matutina, cuyo cabello tan negro como el vacío se movía al son del viento.

-¡Romeo alejate de ella!-sonó una voz autoritaria masculina al mismo tiempo que la mujer  A una distancia prudente, más haya de la cerca del jardín de su casa se encontraba una pequeña niña que apenas alcanzaba los dos año, que a diferencia de la mujer que corría a resguardarla ella tenía un hermoso cabello rojizo idéntico a los de su padre y unos ojo marrones como el café de una mañana. Junto a la pequeña se encontraba un niño un par de años mayor que la pequeña, cuyo ojos eran de un dorado hermoso igual que su cabello que hacían juego con su blanca piel aunque no era albino.  Ambos señores se dirigían corriendo hacia los pequeños, que cabe destacar que eran sus hijos.Al acercarse ambos adultos exaltados cargaron a sus hijos en sus brazos sin siquiera dejar que los pequeños reaccionaran

-Aleja a tu hijo de mi hija,Mostesco-dice la mujer con notable enojo

-No te preocupes, mi hijo no tiene por que convivir con tu hija, Capuleto-dice el hombre con el mismo tono con el cual la mujer le hablo

-Lo mismo digo-dice la mujer y al final se aleja con su hija en brazos.

 El hombre copio el mismo acto de la dama y se retiro con su hijo también en brazos. Ambos niños a pesar de lo rápido que sus padres los alejaron, por encima del los hombros de sus padres ambos niños se miraron fijamente.  El niño le dio una sonrisa dulce a la pequeña y se despidió con la mano y la niña con una tierna sonrisa hizo lo mismo.