Evan | Saga: Kitsune

9. Sans

 

 

“En el curso de una ida es poco probable que nadie escape a su influencia. Por eso nos conviene estar preparados. En cualquier instante, hoy, mañana o el año que viene, una mera sucesión de letras pronunciadas en el momento oportuno transformara nuestra existencia para siempre”

-Javier Sierra

 

Me encuentro caminando sin rumbo fijo, mi cuerpo está aquí pero mi mente esa en otro lugar, me siento vacío, siento que algo me hace falta pero no sé qué es.  Ya no tengo razones para seguir aquí, pensé que si me convertía en rey enorgullecería por fin a mi padre, pero veo que él quería hacer las osas de otro modo. Pero… ¿A dónde va uno cuando no quiere estar en ninguna parte?  

-A su mente…- Dice una voz que a pesar de haberla escuchado pocas veces la reconocería en cualquiera parte. ¿Habré hablado en voz alta? No, no lo creo.

-Si tan solo mi mente estuviera aquí… -Él se ríe ante mi comentario y volteo a verlo, ahí está el, mirándome fijamente, su mirada refleja paz pero a la vez desconcierto. ¿Que pasara por su cabeza?

-Que te tiene tan perturbado Evan? ¿Acaso hacer justicia es malo para ti? –Él lo vio, lo vio todo. Ya entiendo…

-Mate al hombre que me dio la vida, el que alguna vez fue mi ejemplo a seguir, no solo eso, mate a mi familia y condene a mi mejor amigo. Me siento el pecado personificado…- El me mira curioso y me ríe suavemente, lo miro y puedo asegurar que la confusión atraviesa mi rostro.

-Le hiciste un favor al mundo, tu padre era un monstro y si no lo detenías el mundo sobrenatural estaría condenado. Puede que para lograr eso hayas tenido que matar a tu familia, pero recuerda que ellos ya estaban muertos, en el momento en que James modifico sus cuerpos y sus mentes todo cambio para mal. –En cierto punto sus palabras me calman pero mis demonios internos me siguen a donde sea y no me dejaran tranquilo nunca.

-Puede que tengas razón, ¿pero qué hay de Maylo? Si hubiera regresado en el tiempo que prometí esto no estaría así, tal vez si hubiese cumplido mi promesa nada de esto estuviera pasando. Perdí todo… -Pronto las lágrimas surcan mi rostro y me permito llorar frente a alguien que no sea de mi familia.

-Levantando el muro contra la voluntad de los inmortales dioses, no debería subsistir largo tiempo –Sus palabras me dejan confundido y él lo nota, solo me sonríe y me da aun golpecito en la cabeza.

-Pronto lo entenderás pequeño Evan –Soba mi cabeza como si fuera un niño pequeño y lo aruño por eso -. Uy pero que sensible –ríe-.

-No estás solo Evan, pero aunque creas lo contrario algo bueno está por venir. Quiero llevarte a algún lado, ¿estás de acuerdo? –Lo miro entre lágrimas y asiento, él sonríe en respuesta y en segundos estamos en un páramo, hay neblina en los alrededores y enfrente nuestro una gran estatua de piedra de un ser celestial.

-¿Que hacemos aquí? ¿Qué es este lugar? –Pregunto un poco alarmado, el lugar se ve terrorífico y presiento que en algún momento algo o alguien puede venir y no tengo fuerzas para luchar, menos después de aquella batalla.

-El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos…

-En este lugar despejaras tu mente, llevare a tu mente a la paz para que así puedas regresar a donde perteneces…-Dicho eso una luz emana de las palmas de sus manos y las dirige al suelo, en cuanto sus manos hacen contacto con el frio césped, la tierra empieza a temblar y de esta emanan cinco grandes monumentos de piedra.

Se levanta del suelo y se acerca al pilar más grande, posa sus manos en él y las escrituras en las peras se iluminan, la luz se concentra en el centro de los cinco pilares y estos salen disparados hacia la estatua gigante de aquel ser celestial, sus ojos se ilumina y la piedra se empieza a agrietar. Aquel  ser aparece entre la neblina y se acerca a nosotros lentamente. Mi pulso se acelera y empiezo a sudar.

-Kim Evan-Dice con una voz gruesa que retumba en todo el lugar-. ¿Has venido a conocer tu futuro? -. No logro decir palabra alguna y Gon se ríe ante mi rostro expectante.

-Sans…Evan no cree en el destino, su futuro está escrito y tú más que nadie lo sabes, ¿podrías demostrar que tengo razón? –Y como si n estuviera frente a un ser celestial se dirige a él como si fueran amigos de por vida. El ángel asiente y baja su mano hacia mí.

-Adelante –Dice Gon a modo de que quiere que me suba en su mano, lo considero algo un poco irrespetuoso pero aun así lo hago. Me monto en la mano de Sans y este me eleva hasta quedar cara a cara.

-Mira directo a mis ojos –Dice el gran ángel del tiempo y en ellos puedo ver mi futuro. Estoy en una especie de templo junto con tres personas más pero no logro verles el rostro, por sus siluetas deduzco que son Gael, la reina Lalisa y Aluca, hay un niño jugando en el piso, mi vista empieza a ser borrosa. Unos brazos se envuelven en mi cintura y me sorprendo por la calidez que me transmite, es un sentimiento nuevo para mí. Trato de voltear a verle el rostro pero en cuanto lo hago todo se vuelve oscuro y hay sangre por todos lados, corro por todos lados tratando de encontrar la salida, veo una luz al fondo, una silueta de una mujer está en ese lugar, corro rápidamente y ella me extiende la mano, cuando estoy a punto de tomarla regreso a la realidad.

Estoy de vuelta al paramo, Gon me mira sonriente desde su lugar y Sans me baja.

-Las cosas no son tan malas como parecen Kim Evan, no lo entenderás ahora, yo vi más allá de lo que tú lograste ver. Me alegra que hayas venido a este lugar, recordare tu nombre hasta el fin de los tiempos. –Dicho se convierte en niebla y desaparece junto con los pilares.

-¿A-A dónde fue?  -Dije mientras lo buscaba con la mirada. 

-Está en un lugar mejor Evan –Dicho esto me alarmo y lo miro sorprendido.




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