El hombre a pesar de colosales intentos no puedo levantar su cabeza ni un centímetro. Trató de mover a Samantha la cuál no se dejo mover siquiera un poco.
Samantha activó más energía de la que tenía en ese momento, elevándola a un cincuenta por ciento de su poder total, causando miedo al convertido que estaba en el suelo ya que este nunca había sentido ni escuchado que alguien fuera capaz de esconder tanto poder y sospechaba que todavía tenía más poder de que aparentaba tener.
—¡Ezequiel busca al niño!—. Gritó Samantha.
De la nada Ezequiel cayó del edificio, obviamente con más elegancia en la caída, y Ezequiel se dirigió al carro, comenzó a buscar dentro del carro, abrió las puertas delanteras y traseras , en la parte trasera del carro estaba el pequeño niño hecho una bolita quien levantó la vista al ver a un hombre diferente.
—¿Ya lo encontraste?—. Preguntó Samantha mientras presionaba más la cara del convertido—. Si lo encontraste tápale los oídos.
Ezequiel tomó al niño fuera del coche y se sentó en cuclillas, Ezequiel le tapó los oídos y lo abrazó para que no viera nada de lo que Samantha iba a hacer.
—Ya tengo al niño—. Ezequiel dijo—. Tiene los oídos tapados.
—¡NO TIENEN IDEA DE CON QUIÉN SE ESTÁN METIENDO!—. Gritó el convertido en el suelo mientras pataleaba—. ¡Déjenme ir!
Samantha agarró la cabeza con el pie con la suficiente fuerza, tomó el brazo del convertido y lo torció, arrancándolo de su lugar original, dejándolo en la calle mientras observaba como perdía su transformación ,convirtiéndose en un brazo normal.
—Nosotros-. Samantha habló y comenzó a tomar el cuello del convertido—. Tenemos fuerza suficiente para matar a quienes queramos, pero, no siempre se hace. Así que me dirás para quien trabajas.
—Zev Williams es el nombre de mi jefe.
Samantha terminó de torcer la cabeza del hombre, el cual se convirtió en polvo y luego desapareciendo de la faz de la tierra debido al aire que había en ese momento.
Para eso Ezequiel seguía abrazado del pequeño y tapando sus oídos, y llegó Samantha quien se puso en cuclillas y observó al pequeño, era un pequeño lobo sangre pura, de al menos unos seis años, era de pelo castaño y tenía ojos verdes.
—Hola—. Habló despacio Samntha una vez que Ezequiel destapó los oídos del niño—. Soy Samantha Evans, ¿Cuál es tu nombre?
—Jonathan—. Dijo el pequeño niño—. Ese es mi nombre.
—Bueno Jonathan—. Samantha habló sabiendo si tenía o no que meterse en ese asunto—. ¿Podrías decirme por que estabas con ese hombre?
—Me querían vender—. Dijo Jonathan.
—Ya veo—. Dijo Samantha mientras analizaba la información—. ¿Quisieras venir con nosotros?
—¿Me tratarán como lo hacía el señor de traje?—. Jonathan comenzó a llorar.
—No,no, no—. Negó rápidamente Samantha-. No lo haremos. Te vendrás a vivir con nosotros, tendrás mucha gente que se preocupara por ti.
—¿En serio?—. La sorpresa del niño fue tal que dejó de llorar.
—Ven, acompañanos.
Regresaron caminando hasta el bar en donde habían dejado su carro, para ese momento Samantha ya sabía que el niño se llamaba Jonathan, según el niño le dijo que tenía siete años. Se subieron al carro y Ezequiel iba manejando, Samntha se fue al asiento trasero junto con Jonathan para acompañarlo y que no se sintiera tan sólo.
Samantha se quedó pensando acerca del nombre que le acababa de dar el convertido, Zev Williams, trató de buscar entre sus pensamientos, pero no encontró nada, así que decidió recurrir a una vieja amiga de Miami.
Tomó su celular y busco el nombre en el navegador de Internet, apareció un resultado en el cual ingresó y mando un mensaje con lo siguiente:
"Hola Noa, soy Samantha Evans, necesito se me investigues a un tipo llamado Zev Williams, gracias."
Guardó su celular, vió que Jonathan ya estaba dormido y recargado en ella. Ezequiel disminuyó la velocidad, ya que estaban llegando a casa y Samantha le dijo:
—Ve a comprar algo de ropa para él—. Samantha cargó al niño—. Yo lo llevaré adentro.
—Está bien.
Samantha se quedó con el niño agarrándolo con una mano. Decidió entrar y no había nadie dentro de la casa, Jonathan sólo se dedicaba a observar la casa, que para ese momento era la más grande que hubiera visto.
Subieron al cuarto de Samantha y Jonathan gritó de emoción ya que nunca había visto una cama tan grande y pidió amablemente a Samantha quien se derritió de ternura por la expresión de Jonathan.
—¡Esa es mi cama!—. Gritó emocionado Jonathan—. ¿Voy a dormir ahí?
—Claro, yo dormiré en el sofá—. Señaló al sofá en donde normalmente dormía Stefan—. Si quieres te puedo dejar mi cama.
—Pero no quiero dormir sólo—. Dijo Jonathan mirando a Samantha con ojos de perrito tierno—.¿Podría dormir conmigo?
—Pero quiero que sepas que ronco Jon—. Samantha le dijo tranquilamente—. Y ronco bastante.
—No importa—. Jonathan negó una vez —. No quiero dormir en esa cama tan grande sólo.
Samantha sólo lo abrazó para brindarle valor corporal y demostrarle que no se encontraba sólo. Platicaron durante bastante rato.
—Soy de parte del clan de América—. Explicó el pequeño niño—. Pero mi madre fue expulsada por un hombre de la junta.
—¿Un hombre de la junta expulsó a tu madre del clan?—. Preguntó Samantha—. ¿Se puede hacer eso?
—No lo sé—. Dijo Jonathan—. Mi madre me dijo eso, pero a las pocas semanas la mataron, alguien la asesinó. Y el hombre que me llevó en el carro me ofreció refugio y comida.
—¿Por qué fuiste con él?
—¿Que otra opción tenía?-Comenzó a llorar Jonathan y Samantha por instinto lo abrazó-. Tengo siete años, no puedo trabajar.
—No te tienes que preocupar más por eso, yo te cuidare y tendrás bastantes tíos que te van a querer tanto como yo te quiero a tí.
—¿Tienes hermanos entonces?