Después del encierro de los cuatro titanes y restablecer el orden en la época dorada, Rhea, Diosa de los cielos y madre del Olimpo, decidió darles a sus hijos un pueblo al cual cuidar con la promesa de que velarán por el bien de su gente y mantendrán la paz dentro de él.
El pueblo tomó el nombre de EVARB, en honor a la valentía.
Pues para Rhea, la valentía conllevaba un gran coraje; era una oportunidad para afrontar situaciones que se presentaran en la vida diaria.
"La valentía es un reto constante que vale la pena tomar por que con eso creceremos, aprenderemos y nos superaremos" decía ella a sus hijos...
Pero como toda historia, tiene un comienzo y también tiene un final.
Rhea se vió obligada a casarse con su hermano Cronos años atrás, así concibiendo a los nueve Dioses del Olimpo llamados:
Zeus, Poseidón, Ares, Artemisa, Atenea, Hades, Afrodita, Apolo, y Hermes. A cada uno de ellos se les obsequió una cualidad única que poco a poco fueron domando a la perfección.
Zeus, Dios del rayo.
Poseidón, Dios de los mares.
Ares, Dios de la guerra.
Artemisa, Diosa de la caza.
Atenea, Diosa de la Sabiduría.
Hades, Dios del Inframundo.
Afrodita, Diosa del amor y la lujuria.
Apolo, Dios de la belleza y curación.
Hermes, Dios de la mensajería.
Rhea, al darlos a luz decide matar a Cronos así quedando ella cómo Diosa de los Cielos criando a sus hijos con una libertad absoluta dándoles también el dominio propio sobre sus dones.
Cuando creyó que era el momento, decidió bajar a tierra para crear un nuevo mundo junto a sus hijos. Creó personas moldeándolos en arcilla y dándoles vida propia, creó animales extravagantes, mutaciones y uno que otro monstruo no conocido para que sus hijos pudiesen enfrentarse a lo que sea y así convertirse en seres poderosos.
Se adueñó de una parte del territorio convirtiéndolo en un pueblo bastante ostentoso y dándoselos a sus hijos, pues su misión en tierra, ya había acabado.
Se aseguró que sus hijos siguieran el camino correcto con la crianza y valores enseñados específicamente por ella, aunque en el fondo, sabía que había algunos hijos más fuertes y poderosos que otros, y eso traería un problema cuando ella emprendiera su viaje, pues el cielo era su hogar y ningún Dios podía subir con total libertad.
Antes de que emprendiera su camino, dijo:
"Teman cuando el orden sea amenazado y cuando alguno de ustedes corrompa los ideales que yo les he infundido, pues cuando alguno falle a mi palabra, consecuencias acarrearan por el resto de sus días.
Quien decida estar en mi contra cosas graves le sucederán, quien atente ante mí, karmas peligrosos hare crear, así doblegando a los nueve Dioses, pues el poder que ceñirá será el suficiente para acabar incluso con una vida inmortal.
Quien menos piensen los traicionará y una guerra destructora se podrá desatar.
No teman, hijos míos, pues si su lealtad de mi lado está y unidos ustedes permanecerán, nada de esto haré pasar."
Así dejando a su descendencia, pues sabía que había cosas que ella no podía evitar y a pesar de criar con amor y bondad, uno de ellos iba a traicionar.
En los primeros años, Evarb fué un pueblo liderado por los nueve dioses. Cuidando a su gente, y proveyendo las riquezas por igual. Los templos y casas eran majestuosas, pero nada comparado con el templo sagrado que era donde habitaban los dioses.
El Olimpo era el consejo mayor, quienes gobernaban en su totalidad y su templo era igual de grande que los dones que portaban.
Todo iba en un orden correcto hasta que el primer Dios decide irse.
Hades.
Para Hades, su misión no era estar encerrado en un templo conviviendo con gente que no le interesaba, pues como todo Dios del Inframundo el merecía su propio sitio para poder reinar sobre la muerte y almas en pena.
Así dejando su vida frente al Olimpo, para dedicarse a la vida Infernal.
Antes de marcharse dejó en claro que cuando él los necesite los vendrá a buscar, pero cuando ellos lo necesiten lo podrán invocar.
Ante esta situación, los hermanos se debieron acostumbrar, pues aunque Hades no le interesaba Evarb, infundía el miedo y con ello, también la obediencia. No querían ver a Hades con sus dones de muerte, ni sentir sus castigos inhumanos sobre ellos.
Hades recorrió parte del mundo donde habitaban, alejándose por completo de la civilización para así crear su reino sobre la superficie y por debajo de ella.
Después de veinte años, el segundo en irse fue Hermes.
Con el paso del tiempo, pueblos aledaños tomaron su lugar en tierra y se necesitaba un mensajero que viajara y fuera protector de las fronteras. Así dejando también su vida dentro de Evarb, puesto que como su don bien lo caracteriza, su misión era proveer que las mercaderías fueran tomadas y llevadas de la manera correcta.
Emprendiendo su viaje y no regresando más.
Tuvieron que pasar 38 años cuando la primera contienda se desató.
Conforme pasó el tiempo, pueblos empezaron a establecerse y uno de ellos tomó el nombre de Esparta. Dicho pueblo tenía un líder que desde niño mostró una gran fuerza descomunal, resistencia y astucia cuando de pelear se trataba, su nombre era Kratos. Por avaricia y sed de sangre Kratos iba de pueblo a pueblo matando a gente inocente.
Cuando el Olimpo se enteró de estos sucesos se sorprendieron por tal atrocidad, todos excepto Ares, él lo tomo como un reto, pues, aunque la persona con la que se enfrentaba no era un Dios, estaba seguro que era creado por un gran poder no fácil de aniquilar.