Jeydre.
"Mentón en alto pequeña, no permitas que nadie te haga bajar la mirada."
"Cuando alguien intente intimidarte...no permitas que lo consiga, muéstrate más fuerte e intimídalo tú a él."
"Si sientes miedo agárralo de la mano y no hagas que te paralice si no haz que te despierte."
"Eres más poderosa de lo que crees y de lo que los demás creen saber."
"La empatía no te servirá de mucho si no eliges bien con quien tenerla, no todos merecen tu bondad Jeydre."
Recordaba perfectamente las frases de mamá a mi espalda. Siempre detrás de mí, instruyendo y cuidando de mis pasos.
Jamás frente a mí y mucho menos, nunca mirándome a los ojos. Ella misma tenía miedo de asustarme o hacerme daño. Aunque nunca llegó a importarme que lo hiciera en realidad.
Ella era lo más bello, preciado e importante que algún día llegué a tener en mi vida.
-Parece que hoy tenemos a una Jeydre muy distraída.
Gritó una voz a mi espalda que reconocí a la perfección.
Matthew.
Desde hace un poco más de cinco años nos conocimos y hasta ahora permanecíamos juntos teniendo una buena y muy sólida amistad.
-En realidad estoy pensando en que te haré tragar lodo cuando nos toque practicar juntos - Solté juguetonamente refiriéndome a nuestro entrenamiento por la tarde.
Justo ahora nos encontrábamos trotando a los alrededores de Praimfeya, nuestro pueblo. Pasábamos la mitad de nuestro día cuidando de los nuestros y aunque en el pueblo no teníamos grandes riquezas, no quedaba libre de los ladrones o de hombres borrachos queriendo llevarse mujeres.
Cosa que mientras estuviéramos aquí no permitiríamos jamás.
-Hablando de enfrentamientos...-dijo tímidamente haciendo que parara por completo mi trote para enfocar mi vista en él -Un amigo en Evarb me hizo llegar esto.
Enfoque toda mi atención en el pedazo de tela con caligrafía perfecta.
CONVOCATORIA TROPAS ALFA Y DELTA
HOMBRES Y MUJERES
EDAD MÍNIMA 20 AÑOS
CEDE: CAMPOS DE EVARB.
No importa tu raza, casta o pueblo. Si tienes porte de guerrero demuéstralo ante nosotros.
-Dioses del Olimpo.
-¿De cuándo es esto? -pregunté un poco confundida.
-Justo ahora están enviándolos, pero no repartirán mensajes suficientes para todos. Con suerte mi amigo ha encontrado la manera de comunicármelo -contesta apartando un mechón castaño claro de su frente -Podría ser una oportun...
-Lo sé- interrumpí- pero talvez no la más sensata. Es demasiado extraño que el Olimpo les esté dando la entrada así cuando todos sabemos que cualquiera que no sea digno no puede entrar a ese pueblo, debe haber más que talvez no te han dicho. No arriesgaré nuestras vidas por algo que no es certero.
-Veré que puedo investigar y te lo haré saber.
Observé cómo se marchaba así enfocándome en mi trote de nuevo. Evarb no es un pueblo el cual abra las puertas a la gente y tengo dudas al respecto del por qué ahora si lo están haciendo. Por muy Dioses y poderosos que sean, mi lealtad, miedo o respeto no tendrán jamás.
Teniendo tantas riquezas podrían ayudar a los pueblos de clase baja《 podrían ayudarnos a nosotros》pero no lo hacen porque no les importa nada más que ellos mismos.
Praimfeya es un pueblo fundado hace no más de treinta años albergando a personas de clase baja. No es muy grande, tiene solo lo necesario para poder sobrevivir y es el único pueblo que pudo abrir sus puertas a tres niños huérfanos.
Vuelvo a entrar al pueblo caminando entre las casas que parecen estar a punto de derrumbarse. El agua de la semana está agotándose poniéndome a pensar que debo emprender el viaje para ir por más.
-¡JEYDRE! -gritan a mi izquierda- ¡MI NIÑA ES HORA DE COMER!
Dirijo mi vista encontrándome con Elga haciéndome señas desde lejos. Ha cuidado de mi desde que llegué con apenas ocho años. Veló por mí y hasta ahora sigue al pendiente aunque ya no debe hacerlo. Fué una luz en medio de un pozo de oscuridad. Cabello con canas en su totalidad adornan su cabeza y pequeñas y profundas arrugas le cubren el rostro. Es mayor, pero cuando se enoja es un demonio muy bien rejuvenecido. Ya lo he comprobado.
-¡IRÉ POR IVANNA! -le contesté a lo lejos.
-¡NO ME HAGAS IR POR TI DE NUEVO!
Solté una pequeña risa trotando hacia el bosque. Sé que Ivanna está ahí. Sonidos de golpes chocando contra el tronco de un árbol hacen llamar mi atención dando con ella escondida entre arbustos tratando de encontrar el dominio correcto del metal en sus manos que a mi parecer a escogido la espada incorrecta.
En realidad, se esforzaba bastante por entender las técnicas básicas de combate.
Pequeñas gotas de sudor caían alrededor de su rostro demostrando su cansancio. Tomó la espada con sus dos manos dirigiéndola hacia la derecha haciendo que esta se clavara en el tronco con profundidad.
-Sea lo que sea que ése árbol te haya hecho, te aseguro que no vale la pena. -dije llamando su atención.
Tomo de nuevo la empuñadora dando una risa sonora y negando la cabeza ante mi comentario. Empujo la espada hacia ella con demasiada fuerza haciendo que sus manos resbalaran y provocando que ella cayera de sentón sobre la tierra.
-Soy demasiado mala en...esto. Nu-nunca lograré ser como ustedes -murmuró mirando el piso con tristeza-Ni siquiera sé usar una espada Jeydre.