Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Introducción

Tiempo ha pasado ya desde que los vampiros se vieron en la obligación de aceptar a los Parias como miembros de su sociedad, sin mencionar que los lobos se han puesto del lado de estos intentando mantener un equilibrio entre las peleas que se daban entre tales seres tiempo atrás -puesto que su misión sigue siendo la misma aunque Armes haya desaparecido-.

Si bien los pocos pura sangre que quedan están totalmente en contra de esta aceptación y estos influyen bastante a los nobles jóvenes, el resto de la comunidad inmortal ha podido ver el avance que los Parias han tenido gracias a su nueva gobernante quien con mucho esfuerzo y sacrificio tuvo -y se propuso- "enseñarles" a controlarse y canalizar sus emociones, a pensar y razonar aun cuando dichos sentimientos los llenan y colapsan, a tomar control de la situación cuando la sed de sangre desborda y punza sus gargantas con desesperación; no ha sido fácil y no lo será, siempre hay algunos rezagados que no están dispuestos a abandonar los viejos hábitos, otros tantos ya no poseen la consciencia y rasocinio necesario para decidir por sí mismos y es cuando la muerte les llega con rapidez a manos de los superiores –quienes buscan mantener el orden y la disciplina entre los suyos sin medir consecuencias, misericordia o moral-.

Las "adopciones" legales o ilegales de humanos siguen en pie, se hacen en todo momento y lugar y ninguna de ellas garantiza el bienestar de esas personas, una vez en manos de un vampiro ya no hay vuelta atrás, tal cual como si compraras una prenda de vestir que usarás y desecharas en cuanto tengas oportunidad, que le darás el uso que te plazca y puedes ser un amo benevolente o uno tirano y cruel.

La mansión Coll, una enorme casa sobre las montañas, reconstruida desde cero luego de un terrible ataque Paria comandado por su desquiciado líder; Armes. Dicha casona se sume en la tranquilidad de un temporal ventoso y nevado, con sirvientes recorriendo las inmediaciones asegurándose de que todo está en orden y seguro para sus señores, con un grupo de hermanos inmortales que perdieron a su padre recientemente pero que ganaron una nueva integrante en la familia "eterna" y una chica dispuesta a hacer lo que sea necesario para ayudar a los suyos, para aprender todo lo que pueda de ella misma y para saldar heridas con sus hermanos que vagan por "ahí" como suele decir.

― ¿Sigues perdiéndote en tus pensamientos? ― Ivoh acaricia sus cabellos con parsimonia mientras la observa contemplar el paisaje nevado fuera de la casa.

― Tengo mucho que hacer, lo sabes ― voltear sonriéndole, realmente ha tenido la cabeza llena de problemas en los últimos días.

― No te esfuerces ― le devuelve el gesto suspirando, sabe que se siente presionada en todos los sentidos de la palabra ― ¿Aún quieres casarte conmigo?

― Nada evitará que me case contigo Coll, no podrás deshacerte de mí ― se aferra a él gustosa negando como si fuera muy obvia su respuesta.

― Sabía que dirías eso ― sonríe egocéntrico y divertido a la vez.

Ambos se mantienen viendo a través del enorme ventanal que se encuentra en su habitación, los planes a futuro de ambos como una pareja consolidada realmente les hacen ilusiones y traen esperanzas, pero las cosas no serán así, no; claro que no, desde una distancia considerable son observados, la persona que se deleita con su imagen sonríe satisfecho pues le agrada lo que ve; no lo hubiera planeado mejor, el destino se ha encargado de darle las armas y herramientas necesarias para llevar a cabo sus antojos y ningún Coll sobrevalorado –para él- se interpondrá en sus planes.




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