Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Tres

― ¡Evelyn! ― Sam corre hasta donde la muchacha se encuentra arrodillada, observa el cuerpo del niño y luego la sangre derramada en la nieve para finalmente dirigir la mirada a su amiga ― ¿Qué pasó? ¿Qué hiciste?

― ¡Nada! No hice nada, por favor, llévatelo ― suelta el cuerpo dejándolo en el suelo y alejándose del mismo arrastrándose hacia atrás mientras desvía la mirada, ver al chiquillo descompone a cualquiera ,especialmente por la brutalidad con la que lo han tratado.

El joven se acuclilla junto al niño, observa compungido los moretones sobre la piel hasta llegar al abdomen donde puede verse la herida que ha cicatrizado  dejando una marca visible y horrible y deduce que ha sido obra de las habilidades de la vampira lo que ha provocado que sanara tan rápidamente, desgraciadamente el niño ha fallecido, no hay pulso bajo el tacto de Sam y eso le comprime el rostro en una mueca de pesar y tristeza, no es común ver a niños morir de esta forma ya que para los vampiros realmente es útil entrenarlos y educarlos siendo pequeños –una vez han sido adoptados o comprados y demás siendo el caso de que fueran humanos-, entonces, ¿Quién haría algo así? ¿Quién tendría tanta maldad como para llevar a cabo semejante acto? Hasta los vampiros tienen aprecio por sus propios hijos o por otros niños pero este caso es diferente...

― Está muerto ― observa a la chica.

― Tardé demasiado ― niega y solloza Evelyn cubriendo su rostro ― Me dejé nublar por el aroma y no pude reaccionar a tiempo, tal vez podría haberlo salvado y...

― ¡Ev, tranquilízate! ― Sam abraza a la joven quien solloza sin parar odiándose por haber reaccionado de manera tan primaria. ― No es tu culpa, no podría haber sobrevivido después de perder tanta sangre, ¿Si? Lo intentaste, eso es lo bueno. ― suspira.

― ¿Lo bueno? ― lo observa quedando cara a cara, cerca, tal vez muy cerca.

― A pesar de que eres inmortal, vampiro, mestiza... Sigues siendo humana, sigues pensando en los demás, sigues intentando ser amiga de todos, sigues teniendo corazón y siendo empática en toda situación. ― le sonríe con aprecio ― Cualquier otro vampiro hubiera seguido de largo o bebido la sangre o acabado con el niño de forma fría.

― Ya establecimos que Evelyn es diferente, ahora, hazme el favor de soltar a mi prometida ― la voz de Ivoh los sobresalta.

― ¿Celos, colmillos? ― pregunta elevando una ceja ― ¿Dónde estabas cuando tu "prometida" necesitaba ayuda? ― enfatiza la palabra con algo de burla.

― Cavando tu tumba ― responde molesto y serio, el lobo saca lo peor de él, lo admite.

― Ya, no peleen, por favor ― la pelinegra se pone de pie acercándose a su vampiro ― Lo siento, no pude... hacer nada...

― ¿Quién es? ¿Qué ha ocurrido? ― Draco aparece ante todos exaltado y su rostro se contrae al descubrir lo sucedido ― El aroma a sangre impregna el lugar, llega hasta la mansión e incluso los sirvientes que han sido convertidos recientemente están algo alborotados, es una real mierda.

― ¿Los has dejado solos? ― Ivoh lo observa.

― Aléh se ha encargado de sedarlos pero sigue estando el malestar presente ― responde Calendra entrando en la escena sin querer ver el cuerpo del niño, para ella que ha perdido a su familia la afecta de otra manera, le trae dolorosos recuerdos.

― No tengo idea de quién es, volvía de la villa cuando me llamó la atención el aroma y vine hasta aquí ― Eve oculta su rostro entre sus manos ― ¡Tarde demasiado en sanarlo! Es que la sed me nubló, no pude evitar transformarme y eso es... ― aprieta los labios, realmente está decepcionada de sí misma y odia lo que ha ocurrido con ella, ¿Cómo podrá ayudar a los demás Parias si ella misma pierde el control?

― Calma, apenas llevas dos años como vampiro y está en tus genes ser impulsiva y dejarte llevar por el instinto, no seas tan dura contigo misma ― el inmortal la abraza ― Ten por seguro que el pequeño no hubiera sobrevivido, por lo que al menos, sus padres podrán sepultarlo dignamente.

― De acuerdo ― asiente suspirando pero no sintiéndose mejor, tardará un poco en recomponerse.

― ¿Aún tienes sed? ― Pregunta viéndola serio, intuye que parte de la incomodidad y la confusión que está sintiendo su compañera es provocada por ese aspecto.

― Algo, bebí de mi misma para no perder la calma ― suspira mostrando su brazo y las marcas rojizas en su piel, parecen haber sido hechas por alguien que se encontraba desesperado y eso no es usual en ella.

― Debes ser cuidadosa, puedes hacerte daño seriamente y puedes comprobar que las mordidas al azar y duras cicatrizan lento ― explica Calendra. ― No importa que tan mala se vea la situación, si vas a beber de ti misma para poder camarte o controlar un poco más lo que sucede debes hacerlo lento y calmado; debes tener práctica en ello o saldrá mal.




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