Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Seis

El día de la celebración en casa de Erosh llegó, Calendra va y viene por la sala de estar terminando los preparativos pues en un par de horas estarán listos para partir, estando ensimismada en sus asuntos no nota la manera en que Aléh la observa, sin perder de vista cada uno de sus movimientos; el chico se ha mantenido en el umbral de la puerta mientras espera a los demás, la vampiresa de vez en cuando desvía la mirada –preferentemente cuando Draco aparece de la nada para molestar a su amigo- para perderse en su figura enfundada en un traje gris platinado que le sienta de maravilla.

La vampiresa suspira viéndose en el espejo de la sala, adora como su vestido la hace ver y es que tiene el físico perfecto para llevar un buen escote y un tajo en el mismo dejando que la imaginación masculina vuele, el color dorado tenue de la prenda resalta sus ojos color chocolate y hacen que cada vez que su mirada enfoque a Aléh este pierda un poco de cordura.

― Bueno, al fin he terminado de embellecer mi hermosura pero de  Evelyn no sé nada ― Draco entra en el salón luciendo un traje azul marino y sacándole suspiro a algunas de las sirvientas de su hermana.

― Seguramente está terminando de arreglarse para hacer delirar a la audiencia de esta noche ― sonríe Aléh.

― Me temo que esa no es mi intención  ― la pelinegra entra en el lugar sonriente.

― Nuestra cuñada ha despertado, Ivoh va a necesitar una escopeta esta noche ― ríe Draco.

― Traeré la ballesta ― agrega su amigo siguiendo la broma.

― Gracias por el cumplido ― la chica se posiciona frente al espejo.

El atuendo de la joven es sencillo, un vestido largo color borgoña de espalda totalmente descubierta y enmarcando su cintura y busto; ha dejado su cabello suelto adornado con horquillas plateadas y algo de maquillaje en el rostro. La joven cuchichea con su cuñada sin saber que su prometido la observa embelesado desde la entrada de la sala, sonriente y listo para la velada se acerca a ella tomando su mano y alejándola de sus hermanos.

― Creo que nunca encontraré una mujer tan hermosa como tú ― besa su mejilla.

― Creo que estas exagerando porque si tan solo vieras a tu hermana notarias que es aún más bella que yo ― sonríe viéndolo en su traje negro y aprobándolo con una sonrisa.

― Tal vez, pero por ahora solo eres tu ― ríe. ― Tengo algo para ti, algo que no te he podido dar con todo el jaleo de Armes ― toma su mano para colocar un delicado y fino cintillo en su dedo anular.

― Es hermoso ― lo observa ― Sabes que aunque no me dieras nada yo te seguiría hasta el fin de la tierra.

― Lo sé, pero quería dártelo de todas formas ― se coloca detrás de ella ― Y algo más, lo vi en una vidriera y supe que debería ser tuyo ― coloca en su cuello un collar de cadena dorado con un dije en forma de corazón cuyo cristal que lo rellena es color jade, como sus ojos.

― Hermoso ― susurra la muchacha y lo besa en los labios con demanda.

― Juro que estos dos van a terminar haciéndome insulinodependiente con tanta dulzura y cursilería ― Draco pasa por su lado rodando sus ojos.

― Lo entenderás cuando tengas tu compañera ― agrega Ivoh divertido.

― Mira tú, me volveré un babotas como tú ― se carcajea mientras Calendra niega lentamente aguantando una sonrisa que amenaza con salir.

Alfred espera en la entrada de la mansión con la limosina lista para llevarlos a lo que será una velada prometedora, los observa bajar las escalinatas entre risas y bromas y no puede evitar dejar que una sonrisa se pinte en sus labios; está más que orgulloso de esos jóvenes, los quieres como si de sus propios hijos se tratase aunque sean especialmente diferentes de él.

Los ánimos son realmente altos, Evelyn sabe que esta noche conocerá a muchos de los vampiros más influyentes de la comunidad inmortal y eso le brindará una oportunidad única para poder congraciarse con ellos teniendo en cuenta a su pueblo y los planes que desea para todos ellos. Apenas se introducen en el auto puede verse la decisión en su rostro, las habladurías van y vienen en lo que el automóvil se pone en movimiento; las ansias y la emoción se apoderan de la pelinegra quien sonríe viendo por la ventana con grandes expectativas para la noche.

A su lado Ivoh ha dejado que su cuerpo descanse contra el respaldo de los asientos, nuevamente siente aquella punzada en el pecho que por alguna razón desconocida para él le hace temer, le hace querer ordenar dar marcha atrás y esconderse en su casa, le hacen querer no salir de allí y eso le molesta, ¿A que le teme? ¿Qué le ocurre?

Desvía la mirada viendo a su mestiza, ella luce feliz y no deja de hablar con su hermana sobre la boda y los planes que desea llevar a cabo con su pueblo y es por ello que decide continuar con la velada, no puede hacerle eso, no puede negarle la oportunidad que necesita; sin embargo, frente a él su amigo sabe perfectamente que no está en buenas condiciones pero ha prometido guardar el secreto hasta que él decida contarlo, no obstante, la preocupación de Aléh está ahí, latente.




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