Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Doce

― ¿Sophie? ¿Quieres desayunar algo? ― pregunta Sam dando golpecitos rítmicos sobre la puerta de la alcoba. ― ¿Soph?

Toma la perilla y empuja levemente la puerta, una vez sus ojos pueden ver el interior del cuarto nota este en perfectas condiciones, la cama tendida e impecable, las ventanas abiertas de par en par logrando que la brisa helada y matutina le dé movimiento enérgico a al cortinas; frunciendo el ceño se introduce en el lugar para percatarse de que su amiga ya no se encuentra ahí, pareciera que nunca estuvo de hecho. Sus instintos le dicen que ella ya se ha marchado, probablemente fue durante la noche y debe estar a varios kilómetros lejos de ellos, suspirando cierra las ventanas esperando que Evelyn o Sophie –realmente no sabe cuál de las dos es ahora- tenga fuerza y sea valiente, deseando un próspero porvenir para su amiga.

La mestiza camina por el helado bosque, en esta época del año ni siquiera pueden verse los animales autóctonos de la zona debido a las bajas temperaturas pero ella no alcanza a sentir siquiera molestia por las mismas; sus pies tocan la nieve hundiéndose apenas, el viento alborota su cabello negro pero nada la distrae de su propósito, necesita llegar cuanto antes a la villa de los Parias pues donde su hogar siempre se encontrará y más allá de los problemas personales que pueda tener la chica tiene una enorme responsabilidad para con toda la comunidad Paria.

Voltea viendo a su alrededor, desde donde se encuentra –subiendo una especie de colina nevada- puede ver claramente la mansión que alguna vez fue su hogar, que alguna vez le dio los momentos más importantes de su vida; sintiendo una enorme añoranza no solo por el edificio sino por todos aquellos que viven en el mismo desvía su camino y se acerca rápidamente hasta las inmediaciones del lugar, se detiene entre algunos árboles ocultándose sin saber por qué exactamente, sus ojos enfocan a Calendra saliendo con una maleta de la casa mientras Aléh la espera impaciente dentro del automóvil; seguido de ello puede verse a un Draco disperso y prácticamente molesto a la vez, preguntándose qué es lo que les ocurre a todos ellos lleva a entrelazar sus manos cerca de su pecho para notar que aun trae el anillo de compromiso en su dedo anular; ansiosa y anhelante da algunos pasos en dirección a los Coll para detenerse de repente encontrándose con la imagen de Ivoh descendiendo las escalinatas con una joven detrás casi pisándole los talones y lanzándose a sus brazos. Sin dejar caer otra lágrimas más –aunque estén agolpadas en sus ojos amenazando con caer tortuosas por sus mejillas al mínimo movimiento de sus pestañas- quita el cintillo de su dedo para dejarlo caer sin importancia y perderse entre la nieve helada, el viento sopla nuevamente para darle una especie de bofetada gélida y sacarla de sus cavilaciones ayudándola a recordar cuál era su misión primeramente.

― ¿Qué pasa? ― pregunta Calendra de mala gana al ver a Ivoh voltear de repente hacia los árboles.

― Nada, creí haber sentido algo ― responde frunciendo el ceño, está seguro de que había alguien viendolos.

La muchacha corre a más no poder, debe alejarse de ahí, ya no hay nada para ella en ese lugar y no conseguirá más que hacerse daño estando en contacto con esa vida que ya no le pertenece; frente a sus orbes solo puede ver pasar árbol tras árbol y una pulcra blancura para de repente ver a unos metros la figura de Bram esperando por ella. Se detiene en seco, lo observa curiosa pero no baja la guardia, el vampiro le sonríe amistoso y comienza a acercarse.

― No creí que nos volviéramos a ver tan pronto ― habla el hombre suspirando.

― Yo no esperaba verte ― responde tajante, le urge marcharse.

― Que cruel eres ― sonríe ― Quería saber si habías tenido oportunidad de reconsiderar mi proposición de hace unos días ― ladea la cabeza ― ¿No puedes darme la oportunidad de mostrarte lo que puedo hacer y dar por ti?

― No ― susurra negando ― No deseo la compañía de nadie, nunca más.

― ¿Por qué? ¿Por qué el cobarde de Coll no tuvo lo necesario para tenerte  a su lado? ¿Por qué te rompió el corazón? ¿O será porque lo odias demasiado?

― Porque lo amo, no tengo idea de cuando eso desaparecerá, no hay nadie más que no sea él, Bram ― responde decidida causando una mueca desganada e iracunda en su acompañante.

― Tal parece que tienes las mismas respuestas que su estúpida madre ― masculla ― Pero esta vez no cometeré las mismas equivocaciones que con ella. ― Farfulla lanzándose sobre la joven con rapidez.

Con rudeza ambos ruedan por el suelo cubriéndose de nieve, forcejean uno con el otro hasta que la pelinegra le propina un puñetazo para luego lanzarlo por los aires, busca con rapidez a su contrincante al ponerse de pie pero recibe un golpe duro en el vientre retrocediendo unos pasos; Bram lanza rayos, esparciendo estática y electricidad por todo el lugar mientras la mestiza lo esquiva con varios saltos.




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