Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Dieciocho

El consejo de vampiros realmente tiene serios problemas, el que Bram haya llegado a la ciudad después de tantos años de ausencia ha puesto todo de cabeza; más de uno está desconforme con su participación en el mismo, otros, por poder desean que siga adelante entre ellos y las discusiones se hacen oír a viva voz.

Los jóvenes vampiros de sangre pura han convocado a una junta solamente a las familias más importantes e influyentes para tratar el tema, Calendra se ha visto en la obligación de participar siendo la única descendiente pura de Absalón y debe admitir que el heredero Drakkar no es de su simpatía, lleva una esencia demasiado negativa y todo en el destila peligro y amenaza por ello no comprende el accionar de su hermano menor de seguirlo como escolta a todos lados, ¿Acaso Ivoh perdió la cabeza? ¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué Bram fue a él apenas se vieron en aquel baile? ¿Por qué dejó a Evelyn de manera tan abrupta y prematura? ¿Por qué ella debió pagar las consecuencias?

Convencida de que la joven mestiza ha muerto –debido a la afirmación de Bram y a los rumores que circulan entre todos, sumado a su rotunda desaparición de la faz de la tierra- se ha propuesto encontrar a Milo, tiene que darle aviso, tiene que decirle que ahora que su hermana no está no dudarán en cazarlo por sus delitos cometidos al lado de Armes; si bien no lo cree merecedor de ninguna clase de misericordia ni perdón al menos quiere hacer eso por su amiga ojiverde.

El mayor problema ha sido que no hay manera de localizarlo por ninguna parte, como si también se lo hubiese tragado la tierra, según recuerda la vampiresa era Evelyn la que sentía su presencia en las cercanías y salía fuera de la casa a su encuentro, aquella conexión entre los mellizos era la única forma con la que se comunicaban, se sentían y sabían del otro.

― Necesitas descansar ― Aléh entra en la pequeña salita de estar entregándole una copa de sangre.

― No quiero, necesito encontrarlo ― suspira reposando la cabeza sobre el sofá.

― Calendra, Milo aparecerá cuando los rumores lleguen a él, tienes que ser paciente. Probablemente ni siquiera esté en este país, es un errante, un Paria ― rueda los ojos molesto, la situación comienza a estresarlo.

― No son solamente Parias ― responde poniéndose de pie ― No hables así de ellos, como si fueran menos que tú.

― No he dicho eso ― responde tranquilo ― Tienes que aceptar que ya no volverás el tiempo atrás, ya basta. ― La observa fruncir el ceño y desviar la mirada ― Necesitas un tiempo a solas, me iré, yo también tengo problemas  y los pongo en segundo plano por ti, pero al parecer soy el único que lo hace.

― ¿Qué? ― susurra.

― Creo que tú y yo no estamos en la misma sintonía, creo que tienes otras prioridades y no tienes interés en dejar que alguien te cuide y te quiera Lendra. ― Rasca su nuca ― Yo te quiero, más de lo que puedo decirte y lo sabes desde el primer momento en que nos volvimos a ver.

Estos dos se conocieron gracias a Ivoh quien apenas llegado a la mansión de Absalón entabló una rápida y profunda amistad con él y desde entonces los hermanos Coll y el chico fueron inseparables; al crecer, cada uno tomó su rumbo siguiendo los pasos de sus familias pero manteniendo el contacto, tras encontrar a su compañera y compañero la actual pareja cortó todo lazo que los uniera. Pero el cruel destino tenía otros planes, ellos debían estar juntos al parecer pero no era el momento, claro está.

Lendra se casó tiempo después de conocer a quien sería su eterno amor, la noticia de que llegaría un heredero dio alegría a toda la familia, especialmente a Absalón quien recibió al esposo de su hija con los brazos abiertos –y como no hacerlo si después de todo él conocía esa dulce sensación de tener a la persona correcta al lado-; para desgracia de la joven –por ser inmortal y pura sangre- su cuerpo estuvo a punto de no resistir el parto, las complicaciones llegaron y fue gracias a los conocimientos médicos de Aléh y su rápido accionar apenas su mejor amigo se lo pidió que pudieron salvarla y a su pequeño.

Para cuando la vampiresa dio a luz el muchacho estaba comprometido con su compañera y sentía por la joven Coll un sumo afecto fraternal.

Desearía poder decir que las cosas para ambos funcionaron, pero, no fue así; Calendra perdió a su esposo Xavier y a su pequeño Lorenz un año después de nacido este último. Una terrible revuelta se formó entre las familias puras y las familias de sangre mixta, esto llevó a una terrible guerra paralela a la que había con los Parias –ya que estos últimos han estado en litigio con los demás inmortales desde el comienzo de los tiempos-; la casa Coll –que en esos tiempos estaba situada en plena ciudadela vampírica, en pleno apogeo del sector pura sangre- fue atacada con malicia como muchas otras mansiones aledañas. Xavier era un vampiro noble sin ningún poder en particular más que las habilidades natas de su especie, se encontraba solo con su hijo ya que los Coll habían salido a poner un alto al asunto, a darle su apoyo a aquellos quienes no eran puros; logrando que la masacre de inmortales llamara la atención de los hombres lobos quienes se encargan del equilibrio entre especies, se vieron forzados a intervenir y deshacerse de todo aquel que intentara perturbar la “paz” que se había establecido con el dominio de los seres humanos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.