Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Diecinueve

― Mierda ― masculla la pelinegra mientras corre detrás de su presa.

Lleva unos veinte minutos siguiéndola y tratando de hallar el momento para lanzarse sobre la criatura pero las incomodidades de llevar un pequeño ser con ella comienzan a hacerse notar; antes de que el venado pueda alejarse lo suficiente salta sobre él para hincarle el diente rápidamente y beber su sangre casi de manera frenética.

― Lo siento mucho ― susurra viendo al pobre animal ya sin vida, suspira observando al cielo mientras su mano toca con cuidado el pequeño bultito que se ha formado en su vientre.

Toma asiento entre la nieve, lleva una capa larga con capucha color verde que oculta toda su persona, su mano se desliza por el vientre sintiendo un centenar de vibraciones en su piel; como si el pequeño que allí se forma pudiera reconocer el tacto, pudiera corresponderle el cariño que le profesa con cada caricia. Sonríe, se siente extraño pensar así, intentar imaginarlo, su voz, su rostro, ¿Cómo llamarlo? ¿Cómo criarlo? ¿Sería buena madre? ¿Podría enseñarle los valores necesarios para encajar en ese complicado mundo?

Una cosa era cierta, su hijo debía estar oculto de los demás hasta que hallara la forma de deshacerse de Bram, no estaría tranquila hasta eso sucediera y no podía arriesgarse a que él supiera de ellos; quién sabe lo que haría en venganza contra ella por no estar muerta.

― Deberías salir con una escolta ― Sam le sonríe.

― A veces necesito soledad y silencio ― responde poniéndose de pie ― ¿Cómo va todo?

― Complicado, tengo varias noticias para ti ― se acerca tranquilo ― ¿Y él? ¿O debo decir ella?

― Quien sabe ― sonríe ― Cuéntame.

― Calendra y Aléh viven juntos aparentemente, Draco encontró a su compañera, la hermana de Kauris, Diana ― comienza mientras la joven sonríe a mas no poder al saber que sus amigos llevan una vida de felicidad, o que al menos, intentan seguir adelante con sus vidas. ― El consejo es un caos, Bram tiene enemigos en las familias pura sangre y parecen haber formado una asociación contra él.

― Interesante ― se detiene sintiendo algo de malestar en el vientre.

― ¿Sucede seguido? ― eleva una ceja viéndola.

― Últimamente sí, crece con rapidez, puedo suponer por ello que es completamente sano e inmortal ― responde.

― Parece que pronto lo tendrás en tus brazos ― asiente.

― Sí ― reanuda su andar ― Victoria dice que los primeros años de vida de un vampiro Paria son importantes y que transcurren de manera veloz, en tan solo dos años llegan al comienzo de su niñez y en cuatro alcanzan los once o doce años de apariencia.

― Eso los vuelve inteligentes y maduros ― agrega Sam ― He estudiado un libro de mi padre que habla de los Parias.

― Quisiera verlo ― le sonríe.

― Lo traeré en cuanto pueda, sabes que debe ser en secreto. ― ríe. ― Escucha, sé que estás atareada con los temas de tu pueblo, pero debes escoger un nombre para el futuro mini tú.

― Estoy en eso, quiero escoger bien por lo que tomaré mi tiempo ― ríe ― Sam, cuando nazca desapareceré por un tiempo, voy a marcharme lejos pero dejaré todo preparado con Victoria y quiero que puedas confiar en ella como lo hago yo.

― ¿Cuánto tiempo te irás? ― pregunta serio.

― Lo que sea necesario ― suspira ― Meses, años… Solo espera mi regreso.

― Seguro ― asiente ― No tienes que irte, yo puedo protegerte, a ti y a él ― toca la pancita con cuidado.

― ¿Sabes? Serás un gran  padre, si logras imprimarte ― sonríe.

― ¿Y si ya lo hubiera hecho? ― pregunta viéndola ― La imprimación puede llevarte a tu amor, por así decirlo, pero no precisamente el otro te corresponderá.

― Quiero que te amen Sam, porque lo vales y lo mereces ― toma su mano ― ¿Estás imprimado de alguien que no te corresponde?

― Aún no estoy seguro de nada, de si me imprime o de si me corresponde ― suspira ― Creo que han venido por ti ― observa a Salvatore esperar por ella.

― Lamento interrumpir muchacho ― rasca su nuca.

El hombre lobo le sonríe, se transforma adoptando su forma lobuna para empujar cariñosamente con su hocico a la pelinegra instándola a darse prisa e irse con su escolta; tras emprender el regreso a la villa la muchacha Sam emprende la vuelta a su jauría sin antes ganarse la mirada agradecida de Ev.

― Perdóname, Sam ― susurra cerrando los ojos en un suspiro y continuando su andar.

― Parece que su aliado lobuno le ha traído buenas noticias ― comenta el hombre.




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