Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Veintiseis

Diez meses tras la partida de Evelyn.

 

Llegar a un nuevo lugar no es fácil, siempre es un cambio brusco lleno de sorpresas y complicaciones especialmente si eres un vampiro, hay leyes y tratados que respetar y si no sabes dónde te encuentras entonces se vuelve aún más difícil llevarlos al pie de la letra.

El trabajo arduo y el sacrificio día a día siempre trae sus frutos, no es necesario esperar demasiado para saber que el equilibrio del mundo va a darte el doble de lo que tú has dado, siempre es bueno tenerlo en mente.

― Bueno parece que tienes algunos interesados en conocerte ― Sam entra en la modesta casa.

― ¿Sí? ― voltea a verlo ― Supongo que ser hija de Armes es todo un acontecimiento, a veces me pregunto cuándo acabará.

― Avísame para festejar ― sonríe y ella lo imita.

― Mamá ― una vocecita los hace voltear, el pequeño Vlad trae entre sus manitas un osito de peluche mientras sus dientes hacen de las suyas con una de las orejas del osito.

― ¿Qué ocurre cariño? ― toma en sus manos al niño besando su mejilla.

― Es fascinante cuanto ha crecido ― observa a su hermanita aproximarse a ellos con exactamente las mismas intenciones que Vlad, echarse a los brazos de su madre.

― Lo sé, apenas saben caminar ― sonríe ― Creo que saldré a cazar, ¿Los cuidas mientras vuelvo?

― Seguro, no creo que pase algo terrible ― la joven lo observa con el ceño fruncido ― Era broma, tranquila ― levanta las manos sonriente.

― Solo tardaré una hora como mucho ― suspira dejándolos en su manta de juegos.

― ¿Tienes tanta sed? ― La observa ― Puedes beber de mí si no quieres ir de caza.

― Estoy bien, no te preocupes ― sonríe ― Eres mi amigo no mi banco de sangre personal.

― Nunca voy a entender esa necesidad suya ― toma asiento en la isla de la cocina ― A veces creo que es una especie de castigo divino, aunque no creo en esas cosas tampoco.

― Bueno, en la antigüedad así se creía, pensaban que los vampiros eran demonios. Una especie de castigo de Dios contra la humanidad que había pecado tanto. ― relata recordando ― Nadie sabe por qué esa necesidad de ingerir sangre es tan importante o por lo menos no ha teorías científicas comprobadas, lo que se sabe es muy subjetivo.

― Cuando te pones filosófica me matas ― se carcajea.

― Estudié mucho de niña, no había mucho para hacer ― su sonrisa se desvanece lentamente.

― Bueno, ve y atrapa algo ― reacciona rápidamente sacándola de sus recuerdos.

Evelyn le sonríe asintiendo mientras echa una última mirada a sus niños, toma su abrigo –la misma capa que usó al salir de casa de Salvatore- y emprende la marcha.

Después de haber salido de la Ciudadela Principal les tomó dos o tres días llegar a la Ciudad Mayor Orión –la cual se encontraba muchos kilómetros al sur de donde se encontraban-, asentarse no fue difícil pues fueron recibidos con los brazos abiertos; lo que no sabía la pelinegra era que tal ciudad era la sede cabecera de todo el movimiento vampírico, fue allí donde se originó en un principio la idea de que los inmortales tomaran el control por lo que residen en ella los vampiros más importantes del mundo, aquello que fundaron el futuro de los suyos y el Nuevo Consejo en su pueblo natal es nada más y nada menos que una simple extensión del original.

Para Sam las cosas no salieron del todo bien, siendo enemigo natural de los vampiros estos tuvieron ciertas rencillas con él, costó demasiado hacerles ver que era fiel seguidor de la mestiza y tras mucha intervención de ella lograron hacer una especie de tregua con el chico –aunque lo vigilen constantemente con total desconfianza-.

Las noticias del mundo entero llegan rápidamente y  con total claridad a Orión pues las decisiones políticas y sociales incluyendo las leyes de todos los inmortales pasan por ella, no fue difícil saber de su pueblo natal; Drakkar había comenzado a hacer estragos, una guerra entre puros y no puros se llevaba a cabo y los lobos se habían visto obligados a intervenir ya que los humanos estaban siendo masacrados y utilizados como carnada; la ciudad había pasado de una guerra contra Parias a una contra los “suyos” propios.

Quien más preocupado esta es Samuel, escucha atento todo lo que saben de la pelea de Bram y los vampiros, espera no encontrarse con demasiadas bajas de su bando cuando vuelvan pero nada es seguro, todo puede pasar y la balanza puede cambiar en cualquier momento.

― Mamá ― Gaia observa la puerta de la casita esperando que su progenitora regrese pronto.

― No te preocupes pequeña ― la toma en sus brazos ― Volverá pronto, ¿Quieres ayudarme a preparar algo de comer?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.