Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Treinta y Uno

Quienes están pasando realmente mal la situación son los vampiros cercanos a la Villa Paria –aun cuando no supieran con exactitud en donde se situaba esta-, Bram ha decidido cazarlos, no importa lo que haga falta; está seguro de que alguien debe saber sobre ellos, alguien debe haberlos vistos pues no pueden haber desaparecido de la tierra así como así.

― Entonces, no sabes dónde están los Parias… ― camina alrededor de un joven vampiro convertido hace algunos meses.

― Lo siento señor, no tengo idea donde pueden estar ― habla por lo bajo, aterrado observa el caminar pausado del pura sangre mientras intenta por todos los medios conocidos no entrar en una colapso nervioso.

― Mira nada más, ¿Para que te han creado? ― pregunta serio ― ¿Quién es tu dueño?

― No sé a qué se refiere ― niega sin comprender.

― Ya, solo con esa respuesta insulsa me das todos los detalles ― sonríe viendo a sus tres escoltas ― El  mocoso se convirtió por acto de magia, no tiene un creador que se haya hecho cargo de él y vaga por el mundo descubriendo de qué es capaz, ni siquiera sabemos si realmente eres de la zona.

― Nunca he salido de aquí, no soy un forastero, yo tenía una vida humana hasta hace poco y… ― gesticula tratando de hacerle entender al hombre que no es un peligro para nadie sin saber que eso es lo que menos le interesa a su amenazante.

― Da igual, eso es lo que quiero erradicar ― farfulla viéndolo con profundo desdén ― Estoy cansado de ver mesclas, vampiros con genes humanos, convertidos, Parias y nadie pone orden, nadie pretende devolverle el control a quienes realmente lo merecen; ahora los inmundos Paria tienen un lugar propio, son representados en el Consejo y pretendían tener un líder que los guiara a… ¿A qué? No, no puede ser posible.

 

El jovencito se acurruca aún más contra el suelo, observa como los seguidores de Drakkar lo ven con expresiones incomprensibles, no sabe que le deparara ese vampiro y teniendo en cuentas sus palabras no pueden ser cosas buenas.

Bram voltea con suma rapidez golpeándolo con fuerza, estrellando al chico contra los árboles, sus sirvientes se lanzan al ataque golpeándolo y dejándolo sin ninguna escapatoria; estando atrapado por esos vampiros el muchacho se ve amilanado, acobardado por la diferencia de poder y presencia, por no saber cómo defenderse exactamente.

― Ni siquiera piensas defenderte, qué vergüenza ―  ríe divertido.

De una fuerte arremetida atraviesa el pecho del joven vampiro provocando que la sangre brote y se esparza por la blanca nieve, retira su mano del cuerpo sin ningún tipo de remordimiento y observando como el chico cae sin vida; dos de los sirvientes siguen sus pasos sin siquiera inmutarse pero el tercero observa con pena el cadáver, cierra los ojos con pesar y desvía el rostro, no puede verlo, no puede aún tener la frialdad que sus compañeros.

―  ¿Qué sucede? ¿Eres sensible? ―  interroga Bram viéndolo.

―  No señor, solo, no me gusta ver ―  susurra bajando la mirada, él también le teme y mucho.

― No te preocupes, en poco tiempo serás tan feroz como tus compañeros, es cuestión de practica ― sonríe ― Tengo una idea, los próximos en ser interrogados tendrán el honor de morir en tus manos.

― ¿Planea matarlos aunque consiga lo que desea? ― pregunta asombrado.

― Que bueno que vas conociendo mis métodos ―  asiente viendo cómo llega una familia hasta donde se encuentra. ― Sean bienvenidos, espero no hayan tenido problemas en venir.

Desde la lejanía Salvatore observa con cautela, lleva tiempo escuchando los rumores de un vampiro asesino que interroga a cuanto “impuro” cruce su camino, desesperado por encontrar la villa y a sus habitantes; teniendo que comprobar si esto es así ha salido a merodear los alrededores encontrando a Bram Drakkar en el camino.

  ― Creo que no es necesario decirles porqué prácticamente mis secuaces los han arrastrado hasta aquí ―  camina en círculos mientras la mujer que esconde detrás de ella un niño observa los cuerpos de los desafortunados que cayeron en sus manos antes que ellos.

― Joven Drakkar, no comprendo, ¿Qué es lo que quiere? ―  el vampiro pregunta frunciendo el ceño tomando con fuerza y discretamente la mano de su esposa.

― Quiero saber dónde están los Parias, es imposible que nadie lo sepa, mucho menos ustedes que parecen vivir en la zona ―  responde acercándose ―  Por lo tanto, si lo saben, me gustaría que hablaran con rapidez.

― No sabemos nada ― niega la mujer.

― ¿No? ― luce asombrado y confundido, como si hubiese cometido un error y esto da esperanzas a la familia –aunque no sepan lo sádico que puede ser el descendiente Drakkar a la hora de “jugar” con sus víctimas. ― Me he equivocado, pensé que serían más listos.




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