Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Treinta y Dos

Veinticuatro meses desde la partida de Evelyn.

 

 

― Ivoh ― susurra Evelyn dando vueltas en la cama una y otra vez, los recuerdos nuevamente la aquejan clavándose como dagas en su pecho.

Vladimir y Gaia se encuentran detrás de la puerta del cuarto, escuchando atentos y preocupados cuando el primero decide entrar de puntillas; se acercan a paso lento al lecho de su madre escuchándola sollozar, no han podido ignorarla.

―  ¿Qué le ocurre a mamá? ¿Crees que le duela algo? ― pregunta el niño.

― El corazón, le duele su corazón  ― responde Gaia susurrando. ― Está soñando Vlad.

― Creí que los sueños eran agradables ― voltea a verla confundido, su corta vida aun no le ha dado ese tipo de experiencias.

― A veces sueñas feo y ya ― lo reprende rodando los ojos ― Ven, ayúdame a subir a la cama.

― De acuerdo ― su hermano la empuja hacia arriba mientras ella trepa hasta su madre.

Gaia gatea hasta estar al lado de su mamá, toca su mejilla con cariño mientras su palma desprende una aureola verdosa y apenas visible haciendo que Evelyn deje de sollozar, trayendo lindos recuerdos lejanos a Ivoh pero conectados a él; recuerdos de sus hijos, momentos preciados que ha guardado atesorándolos para ella.

― No llores mami, no llores ― susurra.

― ¿Se encuentra mejor? ― Vlad llega hasta ellas gateando, tratando de no incomodarlas.

― Sí ― sonríe asintiendo efusivamente.

― Genial ― ambos se acurrucan contra Ev cubriéndose con las mantas. ― ¿Quién es Ivoh? ¿Será pariente de mamá?

― No lo sé ― susurra mintiendo, sabe que ese nombre proviene de su padre, de la única persona aparte de ellos que su madre ha amado incondicionalmente, pero no puede decir nada, no puede arriesgarse a que su hermano lo nombre o pregunte y cause daño a su mamá.

El resto de la madrugada llegó rápido, para cuando Sam regresó de sus rondas nocturnas –cosa que hacía todos los días sin falta para no perder la práctica y para tener bajo control el territorio alrededor de la vivienda- se encontró con Evelyn y sus hijos acurrucados en la cama; sonriendo por la tierna escena halló un lugar –minúsculo y algo incómodo- a un lado de ellos y al borde de la cama donde dejó que sus ojos se cerraran por unas horas; al menos descansaría algo antes de que salieran de paseo por la mañana –lo cual había sido pedido por los mellizos la noche anterior-.

― Buenos días bellos durmientes ― el joven los observa llegar a la sala de estar mientras el desayuno es preparado por el mismo.

― Buenos días tío Sam ― Gaia le sonríe mientras toma un vaso con leche de la mesa.

― ¡Cae nieve! ― Vlad se acerca a la ventana ― ¡Vamos mamá!

― De acuerdo ― ríe mientras se encamina a la salida ― ¿Vienes hombre lobo?

― No tengo opción ― se encoge de hombros tomando su abrigo –algo que hace por mera costumbre-.

― ¡Ven, Gaia, atrápame! ― reta el niño corriendo apenas salen de la casa.

Las cosas entre Sam y Evelyn han sido algo complicadas, después de que el joven lobo le confesara sus sentimientos y la fuente de ellos tuvieron algunos contratiempos para volver a tener la misma fluidez en su amistad, sin embargo, lo han logrado –aunque la situación sentimental siga siendo la misma- y han podido volver a su rutina diaria; para la mestiza está más que claro que no tiene remedio tratar de hacer entrar en razón a Samuel ya que es algo que no controla y que no puede evitar más las miradas que le regala el muchacho suelen partirle el corazón a la mitad, suelen darle un dolor profundo en el pecho por la culpa de no poder darle la felicidad que se merece.

Los pequeños corren y saltan entre la nieve haciendo alarde a su madre de su recién descubierta velocidad y agilidad al saltar metros sobre el suelo, Evelyn camina tranquila detrás de ellos sabiendo que el tiempo de quietud y calma está por terminar, que las cosas ya no pueden seguir así y que finalmente se encuentra en condiciones de regresar, de poner en marcha su plan y de confrontar a Bram Drakkar y al Nuevo Consejo de su ciudad natal; ha de admitir que el mayor terror que tiene en su mente es que Ivoh rechace a sus hijos pero si no lo han necesitado hasta entonces no habrá mucha diferencia luego, lo esencial es poder volver a cumplir sus responsabilidades como líder Paria.

Lyon le ha hecho llegar mediante encomiendas los papeles y documentos necesarios para poder estar al tanto de la situación, para poder ella aconsejarle y hacerle decidir de la mejor manera en su nombre; Milo se ha mantenido en las sombras y sumamente cuidadoso, casi al borde de no tener contacto con ella pero es más que comprensible teniendo en cuenta que lo buscan por sus crímenes junto a Armes.




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