Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Treinta y Cuatro

Sam observa desde algo de distancia su hogar, sus amigos y compañeros de jauría ríen como si nada mientras entrenan y obedecen a su hermano, su padre a un lado de todos observa en silencio con una sonrisa de aprobación; suspirando y reuniendo fuerzas se encamina hasta ellos a paso tranquilo, imaginando las posibles escenas que pudieran ocurrir a continuación, los posibles diálogos que su familia le diría pero ninguno de ellos es bueno, al menos no como él quisiera.

En cuanto pone un pie en el recinto todos se detienen, voltean a verlo sorprendidos, otros con una sonrisa y gritándole de júbilo; Jackson frunce el ceño acercándose a él sin poder creer que sea real, lo buscaron tanto sin hallar algo de su persona que pensaron que había muerto a manos de Bram o de alguno de sus seguidores.

― No puedo creerlo ― susurra estando frente a él ― ¿Dónde has estado?

― Larga historia ― sonríe desganado.

Travis se acerca con rapidez, luce molesto, sorprendido, aliviado y preocupado, todo a la vez dejando ver un rostro bastante confundido para su hijo menor.

― Samuel… ― lo estrecha tan fuerte que el chico tambalea hacia los lados.

― Papá, tranquilo ― le devuelve la demostración de afecto.

― Pensé que habías… ― no puede continuar.

― Por eso estoy aquí, quería que supieras que estoy bien, a  salvo ― sonríe al verlo.

― Dios, tenemos que decirle a todos, ven y bebamos algo mientras nos cuentas todo ― apremia pero el joven se aparta decidido.

― No ― niega ― No tengo tiempo, solo quería que supieras que no tienes por qué preocuparte por mí, que las cosas para mí ha salido bastante bien y que tengo un lugar al que regresar, a mi hogar.

― Sam, ¿De qué hablas? Este es tu hogar ― Jack lo ve sin comprender.

― Es tú hogar, alfa ― suspira ― Nunca ha sido el mío, no pertenezco aquí y lo saben; me gusta mi libertad, mi soledad, lo desconocido…

― Pero… ― Travis niega molesto.

― Tengo con quien regresar ― anuncia dando media vuelta en su eje para poder marcharse.

― ¡Samuel! ― Su padre lo detiene ― Comprendo lo que dices, quizás el imprimar sea algo nuevo para ti pero no puedes abandonarnos de esa manera, somos una jauría, eres parte de nosotros y nosotros de ti.

― Como tu alfa te lo prohíbo hermano, no estás pensando claramente. ― Jack se acerca a él.

― No eres mi alfa ― voltea a verlo molesto ― Yo no sigo líderes, no sigo esquemas, no quiero depender de alguien más ― suspira soltándose del agarre de su progenitor. ― Yo voy a seguirla hasta el fin del mundo, es mi deber, así lo prometí.

― ¿Seguirla? ― frunce el ceño su hermano.

Transformándose y saliendo tan rápido como llegó de allí emprende el regreso a la Villa, tiene noticias para la mestiza y según Draco le dijo hay planes que Drakkar dará a conocer durante la inauguración de la nueva sede concejal; la primer parte de la sorpresa para Bram está en marcha.

Mientras Victoria, Salvatore y Evelyn charlan los últimos detalles de la famosa reunión que se dará entrada la noche los mellizos deambulan por la villa conociendo a todos y buscando la manera de entretenerse –sabiendo que su madre tiene total confianza en que el lugar es seguro para ellos-.

― Ven, mamá está ocupada con esas personas ― Vladimir la jala en su dirección.

― ¿Dónde vamos? ― susurra divertida.

― A esa enorme mansión, ¿No quieres ver que hay allí? ― pregunta volteando a verla ― Gaia, hay algo en ese lugar, tenemos que ir.

Ambos se escabullen entre los ciudadanos llegando hasta la entrada –la única que tiene el sitio- y saliendo con total normalidad por la misma riendo por no haber encontrado algún guardia o escolta que se los impidiera; pronto encuentran el camino que Milo les enseñó cuando llegaron y lo siguen dando saltos y jugando entre ellos como es su costumbre.

Vladimir toma tanta nieve como le es posible lanzándosela a su hermana como proyectiles mientras esta usa los arboles a su alrededor como escondites y escudos, devolviendo una que otra vez el golpe a su mellizo al mismo tiempo que se alejan considerablemente del lugar.

La niña intenta tomar a su hermano por sorpresa pero este le gana de ante mano lanzándola por los aires, ella se retuerce en el aire para caer cual gato entre la nieve clavando sus garras en la espesa blancura.

― ¡Oye! ¿Por qué hiciste eso? ― pregunta molesta.

― Creí que era una buena oportunidad para poner en práctica lo que mamá nos enseñó ― se encoge de hombros.




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