Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Treinta y Cinco

Evelyn termina de vestirse, su atuendo es bastante cómodo para correr y luchar pero elegante y propio de un líder, ha llegado la hora de la verdad, de ver cara a cara a Bram y comenzar su caída.

Camina por el pasillo teniendo presente que es una misión bastante compleja pero que si tienen éxito pondrán de cabeza su “perfecta sociedad pura”, en cuanto se encuentra con Salvatore este le sonríe entusiasta, Victoria termina de ayudar a Vladimir a colocarse su capa; Ev ha notado a sus pequeños algo callados, compartiendo tristes miradas y tiene por certeza que han descubierto algo, sabe que salieron sin su permiso pero no ha mencionado nada del hecho pues entiende que la curiosidad les jugó una mala pasada –aunque su mente maquine demás por saber qué es lo que vieron para quedar así de deprimidos-.

― Bueno, andando, la noche está cayendo y no tardará en comenzar. ― anuncia.

― Esperaba que dijeras eso ― Lyon asiente ― Los veré allá, tengan cuidado. Cuento contigo Sam.

― Claro ― chocan puños.

― Milo, entiendo que sabes el camino más corto ― su hermana lo observa.

― Sí, lo he repasado varias veces ― asiente.

El edificio del Nuevo Consejo luce imponente, casi pareciera un castillo de antaño, bien decorado y ostentoso propio y digno de un avaro rey, perfecto para Bram; con enormes columnas luciendo antiquísimas, candelabros colgando del techo en abundantes tamaños, cortinas rojas a lo largo y ancho de los ventanales y una amplia mesa llena de copas con sangre...

La sociedad vampírica comienza a llegar, los primeros en estar presentes son Kauris y Erosh quienes buscan obtener una mirada de perdón de parte del heredero Drakkar pues después de perder a Diana sin poder encontrarla por ningún lado tuvieron que bajar las expectativas del inmortal contando la verdad de lo ocurrido; sumamente ofendido Drakkar no volvió a hacer contacto con ellos de ninguna índole.

Calendra entra en el enorme salón tomada del brazo de Aléh, ambos son saludados con respeto por los nobles más jóvenes y se disponen a esperar la llegada de Ivoh quien irrevocablemente sigue a Bram cual cachorro mimado; las puertas se abren de par en par por sirvientes del sádico vampiro, este entre como dueño del mundo imponiendo a todos su poder y peligrosidad con solo una mirada brusca a su alrededor, algunos aplausos y reverencias llega rápidamente para él mientras que quienes se oponen a su participación en todo lo que tenga que ver con la sociedad solo se limitan a verlo con desde e impotencia.

― Me complace verlos aquí a todos ― comienza. ― Espero pasemos una buena velada ya que hay varios asuntos que atender.

― ¿Y que asuntos crees que pueden importarnos como a ti? ― Calendra es la primera en desafiarlo, como siempre.

― Querida, nunca dejas de sorprenderme ― masculla entre dientes, siente una gran repulsión hacia ella y desearía poder desmembrarla allí mismo ― El interés es general cuando hablamos de Parias.

― ¿Vas a decirme que les temes? ― eleva una ceja divertida ― No veo porque otro motivo deseas exterminarlos con tanto apuro.

― No le temo a nada, Calendra ― susurra su nombre con una clara advertencia en la acción, advertencia que es captada por Aléh al instante quien jala a la joven hacia sí esperando cualquier reacción de parte del anfitrion.

― No parece ― responde bebiendo de su copa mientras observa de reojo a su pareja.

― Como sabrán estoy trabajando arduamente para encontrar su escondite pero esta peste es buena para ocultarse como cualquier otra enfermedad ― camina unos pasos viendo a todos ― Por ello he interrogado a todos los que, como esta plaga, están el mismo camino; híbridos, humanos, convertidos, impuros inmortales…

Chasquea sus dedos dando la señal a sus sirvientes para dejar paso al niño que vió a sus padres morir, luce abatido, perdido…

― Bram, es un niño ― masculla Ivoh acercándose al inmortal.

― Pero crecerá, como todos los problemas ― lo ve para dirigir su mirada al resto ― Creo que el castigo que voy a imponerle les servirá a todos para aprender que no deben conspirar en mi contra, no hay manera en que yo no descubra sus planes, ¿O qué? ¿¡Acaso creen que no sé de la existencia de una sociedad entre ustedes en mi contra!? ― pregunta colérico ― Pobres inútiles…

El niño es arrastrado por los colaboradores de Bram y lanzado al centro del enorme salón, justo a los pies de Bram; antes de que el inmortal pueda mostrar lo que planea hacerle al joven y asustado vampiro la puerta del lugar se abre siendo azotada contra la pared causando asombro entre los presentes.

Cinco encapuchados y de largas túnicas oscuras entran a paso tranquilo dando a los presentes algo de qué cuchichear mientras Drakkar eleva una ceja intentando saber qué es lo siguiente, no son seguidores, no son invitados y no cree tener enemigos lo suficientemente valientes como para interrumpirlo de semejante manera; ese es el mayor problema, no cree.




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