Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Cuarenta y Cinco

― Sigo sin comprender del todo, ¿Cómo fue que Evelyn pudo envenenar a Bram si ella no produce veneno? ― Aléh pregunta casi de manera fascinada y encantada a la vez.

― Cuando decidieron ir en busca de Gaia ella me pidió una dosis de mi veneno, según recuerdo el mío es el más nocivo pero soy el único de los hijos de Armes que puede producirlo; ya sabes, todo ese tema de ser mellizo que se complementan, las habilidades que yo poseo mi hermana obtuvo los contrarios a mí ― se encoge de hombros explicando.

― Eso quiere decir que ella es capaz de producir una especie de suero, ¿No? Uno que sana, ¿No? ― pregunta el vampiro curioso.

― Francamente, no lo sé, siempre pensé que lo que contrarrestaba ello era el que pudiera sanar a otros ― medita un poco ― Hay tantas cosas que no sabemos…

― En ese caso, lo mismo ocurriría con Gaia y Vladimir, su generación tendrías más de una sorpresa ― Calendra observa a los niños jugar con otros. ― Sí que van a darnos de que hablar. ― sonríe.

― Después de darle una dosis del veneno, ella simplemente desapareció ― termina de hablar el mestizo ― Lo más probable es que lo haya guardado hasta encontrar la mansión y depositarlo en su boca, sus colmillos solo generaron la entrada perfecta del veneno.

― Interesante ― Draco agrega abrazando por la cintura a Diana ― ¿Eso cómo afecta a Bram? Me refiero a que parece ser inmune a todo.

― No estaría tan seguro ― Milo lo observa ― Absalón falleció debido a un dardo envenenado, debido a mí sustancia ― suelta despreocupado sin notar que los presentes –Calendra y Draco- pueden ser sensibles al tema ― Su sistema comenzó a fallar de manera lenta, tal vez sea lo mismo con Drakkar. No espero que lo mate, porque sería un gran milagro y eso no existe pero al menos nos dará ventaja sobre él y en caso de que funcione de la manera que pienso podría ser nuestra mejor arma contra él en lo que Sophie termina con sus secretos planes.

― ¿No te ha mencionado nada al respecto? ― pregunta Sam.

― No, parece querer guardarse la última carta y no la culpo ― asiente pensativo.

― Bueno, al menos estamos seguros aquí  ― comenta Diana. ― Ev sabrá que hacer, no hay que preocuparnos tanto, tengan más fe en ella.

― Nuestra líder es capaz de todo, no dudamos en lo absoluto ― Victoria entra en la sala.

― Lo sabemos ― responde Calendra con una sonrisa, ella también confía en su querida amiga.

― ¿Qué es lo que tu veneno causa en Bram? ― Sam sale del silencio ganándose la mirada de todos.

― Por lo que mis fuentes dicen, ha perdido habilidades o por lo menos se ve limitado al usarlas debido a que su cuerpo se mantiene ocupado luchando con la toxina; no puede generar grandes cantidades de energías, tampoco puede controlar a todos sus sirvientes y mucho menos a los poderosos como Ivoh, en estos momentos Bram Drakkar está perdiendo espías sin darse cuenta ― sonríe ― Él no tendrá quien le traiga información y en cuanto los vampiros bajo su mando noten la disminución de influencia ejercida en ellos estoy seguro que van a darle más de un dolor de cabeza.

― Todo esto es hipotético, no hay certeza de que sea cien por ciento así ― Aléh suspira.

― Temo que no, pero mis fuentes no fallan ― lo observa ― Si Drakkar tiene problemas es porque es así.

― Vamos a tener que creer que saldrá todo bien ― suspira Calendra.

― A propósito, deberíamos ver si Evelyn se encuentra bien, la vi salir algo agitada y a juzgar por sus ojos alguien anda suelta y con sed de sangre ― Draco susurra notando como desde lo lejos la pequeña Gaia voltea en su dirección, como si pudiera escucharlos.

 

Evelyn corre tan rápido como su ser sobrenatural se lo permite, la caída de la nieve no dificulta su visión y aumenta aún más la velocidad, espera que la carrera y el viento helado que sopla con fuerza logren distraerla, logren apaciguar esa parte salvaje que pide a gritos salir y hacer de las suyas.

Respira agitada, su mente le juega una mala pasada y su cuerpo se siente desfallecer, necesita beber, necesita sangre, necesita un pobre humano que pueda calmarla…

¿Pero qué dice? Retrocede unos pasos negando frenéticamente, acaba de pensar una barbaridad, no puede sacrificar una vida por su dificultad para controlar sus propios impulsos, ¿De esa manera pretendía ayudar a sus hijos a mantener la sed en calma? Que pobre fracaso seria eso…

Llega hasta el final de lo que es una colina, desde el borde del risco puede ver la villa –oculta, solo los Parias entienden donde esta exactamente-, la mansión Coll y parte de la Ciudadela principal. Un aroma llega hasta ella llamando su atención, sus ojos se mueven rápidos buscando al portador de tal fragancia; de inmediato  sus orbes verdes se topan en unos violáceos que la ven con tranquilidad y cariño, muerde su mejilla por dentro reprimiendo las enormes ganas de sonreír al verlo allí, parado, esperando con parsimonia, como si estuviera dispuesto a tomar esa posición el tiempo que fuese necesario, como si esperarla fuera lo único que tuviera que hacer…




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