Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Cincuenta y Tres

Bram se pasea por la villa victorioso, con una sonrisa de oreja a oreja viendo los destrozos que sus secuaces causan, observa a los habitantes que retroceden cada vez que él da un paso; se sienten vulnerables, hay niños entre ellos y muchos adultos que no han alzado sus garras desde que Armes desapareció, siguen las pautas y los ideales que su nueva líder les ha inculcado con tanto esfuerzo y saberse rodeados por tantos vampiros que controla el inmortal sangre pura es aún peor.

― No tienen idea de lo mucho que he esperado este momento ― sonríe.

― Púdrete infeliz, tienes las agallas de venir aquí solo porque Sophie no se está, no eres más que un cobarde ― masculla Victoria enfurecida.

― Que valiente ― su sonrisa desaparece ― Bueno, permíteme demostrarles que tan cobarde puedo ser. ― Voltea viendo a su mano derecha ― Busca a los críos de la mestiza, tráemelos, tengo planes para ellos.

Para cuando Drakkar vuelve a centrar su atención en los Parias el caos se desata, onda expansivas de energía se desprenden de él causando desastres en los edificios, gritos y súplicas se hacen escuchar inmediatamente mientras que quienes pueden –o no están protegiendo a niños- no dudan en combatir, no dudan en defender lo que tanto les costó levantar.

La masacre que tanto se estuvo evitando todos estos años al fin tiene lugar, es increíble la cantidad de subordinados que Bram posee y no cabe duda alguna de que ha estado preparándose para ese momento desde hace mucho tiempo, años y años de planificar y buscar quienes lo siguieran sin importar si dejaban vida atrás, si perdían seres queridos o algo más; no, lo único que importaba era poder tener la cantidad necesaria de soldados para atacar a los Parias y lo consiguió.

Draco corre entre los vampiros golpeando a diestra y siniestra, sus habilidades mentales no son de gran ayuda a la hora de enfrentarse a un pura sangre con tanto poder como lo es el último de los Drakkar por lo que se ve en la situación de usar sus habilidades y conocimientos en el arte del combate cuerpo a cuerpo y todo lo que ha aprendido con su hermana sobre anticipar ataques del adversario; salta por los aires y para cuando cae a tierra sus manos se incrustan en el pecho de dos vampiros para destruirlos con un rápido movimiento, momentos como ese le hacen desear tener garras como los Parias.

― ¡Draco! ― la voz de Diana lo sobresalta y puede verla a lo lejos siendo apresada por varios vampiros.

Estando a punto de ir por ella los gritos aterrados de niños siendo acorralados le impiden avanzar, voltea a verlos y la indecisión cruza por su ser, ¿Qué hacer? ¿Cómo decidir?

Sin dudarlo un segundo más rápidamente llegas hasta donde los niños se acurrucan asustados, los ojos del vampiro se tornan azulados mientras de sus manos se desprenden halos del mismo color al vaivén de sus dedos, los seguidores del purasangre parecen caer bajo sus embrujos encontrándose con un escenario totalmente diferente en sus mentes y no sabiendo cómo reaccionar a ello; de pronto, un fuerte golpe envía al mayor de los varones Coll contra uno de los edificios provocando que este caiga derrumbándose y creando aún más caos, si es que eso era posible. Bram lo observa como si fuera un pedazo de basura simplemente, cuando está acercándose al joven que yace entre escombros se ve sorprendido al notar a  Diana interponerse.

― ¿Vas a hacerme frente? ― ladea la cabeza sonriendo, con sus azules ojos clavados en ella.

― No te tengo miedo, no eres más que otro tirano ― escupe posicionándose  al defensiva ― No vas a tocarlo mientras yo viva.

― Me parece justo, una muerte más a la colección ― masculla entre dientes lanzándose ambos a la pelea.

En casa de Salvatore las cosas no van nada bien, Lyon pelea solo cuerpo a cuerpo contra quienes intentan tocar a sus sobrinos, alargando sus garras tanto como su habilidad se lo permite –cosa que solo él puede hacer ya que cada Paria desarrolla los dones de manera distinta- las utiliza a modo de espadas y va deshaciéndose de cuantos puede pero el cansancio es parte del problema, no es una máquina de pelea y en algún momento ya no podrá continuar.

Se adentra en la casa, corre tan rápido como sus energías le permiten hasta llegar a la habitación de los mellizos quienes esperan cerca de la ventana, apenas lo ven lo saben; deben escapar, solos.

La villa no es segura, sus padres aun no regresan  y tampoco tienen la certeza de que estén vivos o que no hayan sido atrapados por Bram en el camino; se observan en silencio, los niños suspiran tomándose de las manos mientras Lyon abre la ventana, con buen salto y mucha suerte al correr podrán llegar a la entrada de la comunidad y salir rumbo a la Ciudadela o las montañas, donde los guie el camino.

― Tengan cuidado ― susurra Lyon abrazándolos, sintiendo que con ellos se va su vida pero es necesario, no cambiaría la vida de sus sobrinos por la de él. ― No confíen en nadie, ataquen, peleen y huyan.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.