Evelyn |libro 2 Saga Inmortal|

Cap. Sesenta

Samuel corre tan rápido como sus enormes patas se lo permiten, evade los árboles del bosque nevado con gran destreza mientras a su olfato llegan un sinfín de aromas, intenta rastrear la ubicación de los mellizos puesto que encontró el rastro al comienzo del mismo pero lo perdió tras avanzar unos kilómetros; se detiene, observa a su alrededor sin poder encontrar nada y la frustración comienza a inundar su ser, la desaparición de los niños la siente en parte culpa de él por haber dejado de lado su responsabilidad para con Evelyn y por ello necesita hallarlos, con vida.

De pronto, un extraño ruido llega a sus oídos, con un rápido movimiento se ve saltando por el aire y cayendo sobre un extraño que lo observa desde atrás; gruñendo y mostrando sus fauces lo escudriña bajo su pata mientras el sujeto solo lo ve con los ojos muy abiertos y a la expectativa.

― No me hagas daño ― susurra el muchacho bajo el animal.

― Tú ― asume su forma humana molesto ― Hueles a ellos, a dos niños inmortales, ¿Qué les hiciste?

― ¿Niños? ― frunce el ceño confundido.

― Te lo advierto, voy a destrozarte en mis fauces si no me dices qué has hecho con ellos ― masculla.

― Nada, no les hice nada, al menos eso creo ― responde suspirando ― La pequeña me salvó la vida.

― ¿A qué te refieres? ― se aleja un poco dándole la oportunidad de incorporarse debidamente.

― Estaba perdido, solo, parecía que una bruma oscura me había segado y no encontraba forma de regresar a mi estado natural; no podía negarme, ni hablar, no podía ser otra cosa que no fuera un monstruo, estaba tan perdido en instintos primitivos que hasta he olvidado mi nombre, mi familia, de donde vengo o qué ocurrió… Ni siquiera recuerdo como es mi propio rostro… ― susurra viendo sus manos ― Cuando ella me liberó, se marchó con el niño y me quedé tendido un momento en el frio suelo esperando quizás a morir, porque no obtuve respuestas a todas mis preguntas.

― ¿Te ayudó? ¿Cómo? ¿De qué hablas en realidad? ¿Dónde están ellos? ― pregunta insistente.

― No sé cómo lo hizo, estaba herido, moría mientras me arrastraba entre la nieve; de repente estaban allí, viéndome como si fuera de su total conocimiento y la niñita se acercó, sus manos a los lados de mi cabeza me hicieron volver… y mi cuerpo sanó al igual que mi mente. ― explica levantando la vista para que sus grises ojos expresen un sinfín de emociones encontradas nuevamente después de tanto tiempo ― He cometido tantos crímenes que no puedo contarlos ni recordarlos, pero, cuando sientes este agujero en el alma sabes que has sido la peor de las escorias; Bram, es el único nombre que recuerdo y por alguna razón sé que no es el mío.

― En eso tienes razón, es el nombre de un pura sangre inmortal que intenta acabar con los Parias… ― lentamente el entendimiento llega al joven líder de los lobos y es cuando su ira se acrescente y se vaya encima del muchacho pálido y delgado que tiene frente a él. ― ¡Tú, escoria, eres un Paria y no uno cualquiera! ― farfulla cayendo al suelo con él ― Asesinaste a millones bajo las órdenes de Drakkar, entre ellos, a mi hermano.

― ¡No era mi intención! ― responde forcejeando ― ¡No podía parar, no tenía control de mi propia vida! ¡Ni siquiera lo recuerdo! ― Suelta alarmado, pero ver el dolor en los ojos de Sam –los cuales ya están abarrotados de lágrimas pidiendo por salir- hacen que se quede inmóvil y su rostro se descomponga en pena ― Lo lamento tanto, si yo pudiera hacer algo respecto te juro que lo haría ― suspira cerrando los ojos ― Si tomar mi vida te ayuda con el dolor que sientes por lo que te quité, entonces, no voy a detenerte. De todas formas, no hay nada para mí, él me arrebató todo lo que yo era a muy corta edad.

Sam se ve tentado a acabar con él, a clamar venganza por la injusta muerte de su hermano pero eso, no lo haría mejor que Bram Drakkar; sabe perfectamente que el joven frente a él ha sido mero utensilio del vampiro y que como a muchos le ha destruido la vida por sus beneficios e intereses propios, no, él no acabará con su vida pero si quiere redimirse un poco entonces les será de ayuda.

Se aparta ayudándolo, suspira cerrando los ojos sopesando la decisión difícil que acaba de tomar y sabiendo que Jackson estaría orgulloso de él.

― ¿Cuál es tu habilidad? ― lo observa.

― No lo sé, no recuerdo nada de mí… ― niega sin entender ― Pensé que me matarías.

― ¿Eso quieres? ― pregunta ― ¿Qué acabe con tu vida evitándote seguir sufriendo? Creo que deberías poner atención, se te ha dado una segunda oportunidad para vivir, para hacer las cosas correctas, aprovéchalo.




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