El apocalipsis es venidero. Fortuna aparece en el mundo de la destrucción. Y yo, no entiendo nada. -
La incomprensión es una madera que debe pulirse para entender lo que ocurre.
Comencé a pisotear el suelo y la madera se iba resquebrajando de tal manera que parecía que se iba a destrozar por si misma. Mi estudio estaba hecho un desastre. Polvoriento, paredes color gris en ruinas y pronto comencé a ver desde las afueras de una ventana rota en su vidrios, una niebla muy espesa. Tal así que impedía que pudiera visualizar la difunta calle, y la desolada plaza cuyos árboles caídos, cortados y en retazos sueltos, y pastos, y yuyos quemados y resecos me daba a comprender que significaba el perfecto escenario destructivo.
La vieja estatua de la plaza con su cabeza arrancada y un color marrón de agua que vertía del fondo de su cuerpo en un caño negro corroído por el oxido.
No podía ver aves alrededor, ni animales. Digamos que ni mencionaré a los humanos. Pues si bien soy uno de ellos. Esto se asemeja a esas películas de habitantes que están solos en el mundo y comienzan a buscar a otros, y otros. ¿Y si? Se parecen a esas series de mierda. ¡Qué boludo!, ¿Pensando en esto? Tranquilo Júpiter, por algo te recibiste con promedio seis en la universidad. Era un eficaz pensador a la hora de estrategias. Aunque esto fuera una pesadilla, hay que sobrellevarla hasta que despierte.
Inmediatamente me di un tirón en la parte baja cerca del vientre
Impregnado en aquel mueble, apareció un cucaracha del tamaño de un zapato. Estaba atrapada en una seda muy gruesa y del armario por detrás se ubicaba un buraco como una pelota. Rápidamente y sin pausas, salió una enorme araña y se la llevó a su madriguera
Salí espantado descendiendo las escaleras hacia la calle. El desamparo de todo este paramo descollante me daba escalofríos.-
Estaba entre unas rocas grandes. Que no eran tales, sino parte de cimientos de un edificio partido a la mitad. Desde aquí veía parte de los escritorios y vidrios rotos. Mientras tanto el silencio se confrontaba con aquella figura jugando al juego de los sonidos misteriosos. –
Comienza a mantenerse la calma, y aquel silencio que percibí se retiró como si fuera una parca con el farol en su mano alumbrando desgracias. La nebulosa niebla se disipa en una sonido de ventisca. Allí mis ojos apreciaban lo que era un perro. Y, y el terror me llegó al vientre y luego al estomago de lo que estaba apreciando.
Desde una perspectiva siniestra y terrorífica. Era un perro con heridas secas y deformes. Tenía en su rostro tres ojos y dientes que salían hacia afuera y en el suelo estaba devorando lo que se asemejaba a un torso humano reseco y de color grisáceo, como si hubieran pasado días en descomposición. Pronto de la piel escapaba una larva grande color blanco, lo que me produjo arcadas en la boca. Tenía na necesidad de taparme la nariz y querer vomitar. Aquella larva se movía lentamente, y apareció otro perro que la mordió cortándola y se sumó otro más para aniquilarla. La pus escapaba dejando un espeso fluido opaco en el suelo. Me di la vuelta y uno de esos perros me vió. Su rostro atroz y voraz era de un cazador nato.
Los tres se colocaron en fila y miraban hacia mí gruñendo y listos para cazar.
Di unos pasos apenas cojeando por cierto dolor. Y un estruendo comenzaba a sentirse desde muy lejos. El ruido venía de la avenida. – de lejos, muy lejos un árbol caía al suelo y supe que existía otro peligro mayor – Mayor no solo en agresividad –
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Editado: 12.10.2025