Evie Grehnne. Introducción a la magia.

1,2,3, bailemos.

Aquel día, acontecía el baile de inauguración, fue un suceso tan esperado, que las brujas estaban por lo más, muy ocupadas, de un lado a otro cuchicheando, haciéndose hermosos peinados, y preciosos maquillajes, era un evento de toda gala, por la tarde, pasada la hora de comer, Evie se reunió en su habitación con Cristine Henderson, que había llegado para ponerse mascarillas.

—Dime, ¿Has visto hoy a Katy? —Inquirió Evie, a la par que se ponía uno de los pepinos para sus ojos.

—Me temo que no, alguna cosa extraña debe estar haciendo, debes concordar en que Katy es bastante extraña.

—Si algo no fuese extraño, me sorprendería ¿Sabes?

—No de esa clase de extraño, me refiero a la otra clase.

—A mí me agrada.

—A mí también, no lo niego, pero eso no quita que sea muy extraña. —Cristine se recostó al lado de Evie, mientras esperaban los 20 minutos que la mascarilla iba a tardar.

—Igualmente le he dejado una invitación, espero que venga, aunque sea un poco tarde.

En el armario, justo al lado del vestido de Evie, se encontraba el vestido de Cristine, de Canbry también, según comentó la misma Cristine.

—¿Cuándo me dejarás ver tu vestido? —Evie se impacientaba con la espera.

—Cuando me lo ponga.

—Vamos, aun falta muchísimo por hacer, te harás las uñas, el cabello, vas a bañarte, maquillarte.

—¿Por qué te intriga tanto?

—Es muy intrigante.

—Para ti todo es intrigante.

—Menos tú, tú, Cristine, eres un libro abierto.

—Já, vaya.

El baile comenzaba a las 8, por lo que todas sabían, el baile implicaba seis horas de convivencia, aunque estaba permitido llegar más tarde, pero no irse.

—Sabes, me causa mucha curiosidad el lugar donde el baile va a realizarse, nunca he llegado a esa parte del terreno.

—Porque está reservado para el baile, claro está.

—Si, bueno, me parece que un lugar de esa magnitud no pasa desapercibido, tú misma has sobrevolado el lugar ¿Y no has visto nada?

—Haces demasiadas preguntas, Evie. —Cristine le rodó los ojos, mientras se pintaba las uñas.

—Me causa curiosidad, es todo.

—Todo lo verás a su tiempo ¿No crees?

—¿Acaso no tienes tú curiosidad?

—Já, Evie, yo sé de qué se trata.

—Entonces dime.

—No.

—¿Por qué?

—Sólo se un poco, y tampoco quiero darte información errónea, lo demás son sospechas, Katy se ausentó toda la tarde ¿No?

—Si, aun no llega, me temo que no llegue a tiempo.

—Cuando lleguemos al baile sabrás la razón.

Mientras Cristine se bañaba, Katy entró a la habitación.

—No sabes cuanto amo estas cosas. —Katy saludó, sosteniendo su invitación, que se deshizo en el aire. —Me parece que aquí tenemos la tecnología de punta desde hace muchísimo.

—Te emocionas por cosas muy ínfimas. —Dijo Cristine desde el baño.

—Oh, pero si son increíbles. —Katy cerró la puerta tras de sí. —Lo más interesante es que el castillo por si sólo integra muchísima información, por eso se tienen invitaciones tan limitadas, de hecho, supe de una chica que ya se acabó las suyas.

—¿Las cien?

—Parece increíble ¿no? Lo que sé es que está tramitando unas más en administración, pero dudo que se las den.

—¿Por qué no? —Evie preguntó.

—Porque cien ya son bastantes, y se las ha acabado en tres días, además, como digo, el castillo tiene mucho que integrar, lleva un registro de quien visita, los horarios en que puede hacerlo, supongo que es complicado, quizás la chica no sabía que, si da una invitación con ciertos horarios, no necesita renovarla dentro del horario establecido.

—¿Cómo dices? ¿Se puede usar la misma invitación?

—Claro que sí, como dije, dentro del horario establecido, por ejemplo, me haces una invitación a mí, como la que me has dado, con horarios de entre 2 pm a 8 pm, puedo ingresarla una vez, y salir, y volver, aunque ya no tenga invitación, mientras sea en el horario que tenía, como digo, es mucha información.

—Me parece que es información que deberían darte al ingresar al castillo, como un manual o así.

—Hay un manual, Evie. —Respondió Katy.

—Oh.

—Tampoco permite a alguien entrar mientras te cambias, y te deja jugar divertidas trivias mientras esperas.

—¿Has jugado?

—No, nunca he tenido que esperar tanto.

—¿Vas a bañarte?

—Ya lo hice ¿Por qué no te bañas tú mientras yo me arreglo?

—Te lo agradezco, Cristine lleva mucho tiempo en el baño, temía que el tiempo no fuese a alcanzarme.

—Puedes pedirle dos baños a la habitación, hasta cinco, creo, no estoy segura.



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En el texto hay: brujas, magia, hadas

Editado: 07.08.2021

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