Evie Grehnne. Introducción a la magia.

Roberta Stevens

La casa de la amiga de Jannie Grehnne era enorme, uno de esos amplios castillos de antaño, que con el tiempo fueron renovados y lograron conservar su fachada, tenía un portón algo viejo, las tres brujas cruzaron al patio sin mucho problema, Jannie Grehnne ni siquiera quiso llamar al timbre, dijo que se trataba de un asunto de urgencia, que esperar a los criados sería contraproducente y una pérdida de tiempo.

Caminaron un poco, hasta detenerse en la puerta, Jannie mantenía un paso seguro y rápido, llegaron sudando a la vetusta entrada.

—Roberta es una buena bruja, creo que no podríamos irrumpir su casa, yo quizás, pero ustedes no dominan esa magia aun, tendremos que llamar a la puerta.

Un joven abrió la puerta, tenía grandes ojos y cabellos rubios, una nariz regordeta y era delgado, casi tartamudeo cuando abrió.

—¿Co-co-como ha cruzado la entrada?—El joven se tartamudeó.

—¿Y tú cómo crees? ¿Dónde esta Roberta?—La abuela se metió en la casa, ignorando al muchacho que trataba inutilmente de contenerla.

—Ha salido de viaje, lo lamento pero no puede estar aquí, ella volverá en unos días.—El muchacho se mostraba nervioso ante la autoritaria Jannie.

—Mira, chico, contáctala ahora, dile que su búsqueda ha terminado, dile que Jannie Grehnne está aquí, dile que he encontrado a su nieta, llámale de inmediato.

—Pe-pero, su nieta...

—Hombre ¿Quién crees que soy? ¿Crees que no sé quién es Roberta? ¿Crees que no sé a quién busca? ¿Crees que vendría aquí con otra persona que no sea su nieta? ¿Qué ganaría yo?

—La llamaré de inmediado.—Respondió un sonrojado chico.

Descolgó el teléfono, dijo unas palabras en un tartamudeo, Jannie Grehnne le asintió, el muchacho se retiró a la cocina, se escuchó una conversación sobre té y galletas, y el agua comenzó a hervir.

Roberta Stevens llegó un par de minutos después de colgado el teléfono, se notaba agitada, estaba sudando con fuerza.

Era una mujer bajita y gorda, de tez clara, con muchas marcadas arrugas en su rostro, tenía unos ojos muy oscuros, un cabello castaño intenso, y una mirada confundida, sus pies eran graciosamente pequeños.

Saludó con rapidez a Jannie Grehnne, y posó sus ojos sobre Katy.

La observó de pies a cabeza, luego se abalanzó sobre ella, abrazándola, llenándola de besos y tomando su rostro entre sus manos, se sentó en el sofá, la estrechó un poco, sus manos, sus brazos, vió sus pequeños pies, los comparó un poco, sonrió, luego volteó a ver a Jannie Grehnne, en sus ojos se veía agradecimiento.

—Te dije que te reconocería tan pronto te viera.—Jannie se dirigió a Katy, luego se giró a Evie.—Tienen mucho de que hablar, tenemos que irnos.

Evie se despidió de Katy, quien se encontraba aferrada a Roberta, llorando de alegría.

—Tú y yo ya hablaremos, Roberta.

—Hasta entonces, Jannie.

—Hasta entonces.

Salieron de la casa, se abrazaron, y en un abrir y cerrar de ojos estaban de regreso en Hilwerthmield.

Jannie Grehnne no se quedaba mucho tiempo, pero afortunadamente Grace Grehnne si, Evie pasó el resto del día con su madre, que le contó que habían visitado el castillo de su abuelo, que era enorme, y que dada la situación, toda la familia se había mudado, incluyendo la familia de la tía Petnie.

—Hemos decidido quedarnos por ahora, tu hermano se cambió de colegio, ahora asiste con tus primos, están felices, dicen que asisten varios chicos que conocieron cuando se fueron a registrar con tus padres, creo que es la zona, cerca del castillo tenemos un par de vecinos, son muy agradables, familias de brujas, espacios amplios, los amigos de Anthony llegan con frecuencia y comparan sus colmillos, no han crecido, pero igual los comparan.

—Quisiera ver a Anthony.—Evie suspiró.—La verdad es que le extraño mucho, por más intenso que sea.

—¿Si sabes que puedes transmutar a casa, verdad?

—Es contra las reglas, madre.

—¿Y tú te crees que las buenas brujas no han roto un par de reglas a veces?

—Bueno, madre, nuestra situación es un poco delicada ahora.

—Nuestra situación ha sido delicada siempre, cariño.

—A veces suenas como tu madre.—Evie bebió un poco de su jugo de naranja.

—A veces tú suenas como la tuya, Evie.

Se rieron, se abrazaron, hablaron mucho, sobre el concurso, su madre le contó la participación exepcional de Lucy Crewthon, había concursado sóla, y le había resultado todo extraordinariamente bien.

—Demasiado bien, de echo, yo podría asegurar de que su madre ha dicho algo, con intención de hacerla sobresalir, y ciertamente no me sorprendería, la madre de Susie hizo lo mismo, y su madre antes que ella.

—¿Por qué nadie hace nada?—Evie hizo una mueca.

—¿Te atreverías tú?

—Claro que si.

—Pues que poco conoces de magia, hijita.

—Pues entonces explícame.

—Lucy Crewthon te aplastaría en segundos, no tengo ni la menor duda, hija, a veces te olvidas de que Lucy es una bruja exepcional, que ha sido criada para ser bruja, entrenada para ser bruja, y es hija de la segunda bruja más poderosa que se tiene en registro, que a su vez es hija de la primer bruja más poderosa registrada, sé que suena una cosa demasiado elitista, pero no podemos pretender que Lucy no sea poderosa, aun peor, no puedes decirme que te enfrentarías a ella con tu agua congelada, cuando Lucy ya domina perfectamente doce de sus poderes, básicamente, cualquiera que se atreva a llevarles la contraria, se enfrentaría a las tres brujas más poderosas, y cualquier persona medianamente cuerda no lo hará jamás.

 

 

 

 

 



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En el texto hay: brujas, magia, hadas

Editado: 07.08.2021

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