Evie Grehnne. Introducción a la magia.

Actos de guerra.

—El piso es poco firme, tengan cuidado, por favor.—Lucy estaba temblando.

Hacía frío, la oscuridad no les permitía ver demasiado lejos, la linterna alumbraba poco, la tierra bajo sus pies estaba húmeda, sus pantunflas no eran precisamente el calzado ideal. Un búho ululaba a lo lejos, el viento hacía crujir las hojas de los árboles con fuerza.

—Hay un claro a unos doscientos metros, la luz de la Luna alumbra bastante bien, ahí fue donde la vi la última vez.—Lucy fruncía el ceño en la oscuridad.

—¿Qué estaba haciendo?—Preguntó Evie.

—Esperando.

—Dices que ya conoces el lugar, y nos haces caminar entre las hojas de viejos árboles, poniéndonos en peligro, toma nuestras manos y transmútanos.—Cristine había comenzado a temblar, el frío era abundante.

—No puedo, no sé hacerlo.

—¿Bromeas? ¿Tú, Lucy, no puedes?—Evie abrió los ojos en sorpresa, Cristine tuvo que jalarla para continuar en el camino.

—Menos brujas de las que crees pueden hacerlo, mi familia nunca tuvo el don, no veo como podría ser yo la primera.—Lucy estaba molesta.

—Evie puede, es decir, si le describes el lugar.—Dijo Cristine.

—Claro, porque Evie tiene magia avanzada, como su abuela a sus setenta.—Lucy rodó los ojos.

—¿Quieres apostar, Crewthon?

—Quiero seguir caminando.

—¿Cuánto hemos avanzado, 10 metros?—Cristine usó un tono irritante. 

Lucy se detuvo de forma abrupta, respiró profundo y rodó los ojos.

—Te daré una visión, aun estoy aprendiendo, pero creo que podría funcionar.

—Usar la cabeza no está de más, Lucy.—Cristine adoraba picar, era casi su deporte.

—Tienes que verme, muy fijamente, pero no nos sueltes.

Evie asintió.

Los ojos de Lucy se tornaron oscuros, sus manos temblaban un poco, luego llegó un poco de brillo a su rostro, y con un suspiro, comenzó a transmitir.

Al principio eran imágenes difusas, de Lucy de menor, con tres o cuatro años, asistiendo al jardín de niños.

—Lo lamento, como dije, no lo puedo controlar aún

Luego llegó una, de una comida en casa, con Leonor Crewthon sonriendo a su nieta, tras su graduacción de la escuela secundaria.

Evie pudo notar un ligero rubor en el rostro de Lucy.

La tercer imágen, era el claro, finalmente.

Era un círculo mal elaborado por la naturaleza, la luz de la Luna se colaba entre las escasas copas de los árboles, el suelo tenía unas pequeñas hojas, y los árboles alrededor no eran muy frondosos, la imágen no era del todo clara, pero a Evie le resultó suficiente.

—Lo tengo.—Dijo, y cortó el contacto visual.

Sujetó con fuerza las manos de sus acompañantes, inspiró, y sucedió la magia.

La chica a la que seguían no había llegado aun, sin embargo, la persona con quien iba a encontrarse, sí.

—¿Qué haces aquí?—Dijo Lucy, en completa calma.

—Yo me pregunto que es lo que haces tú.—Dijo él, con una sonrisa.

—Oh, vamos ¿De verdad vamos a tener esta conversación?

—Se ha escapado uno de mis amigos, es la tercera noche esta semana.—Respondió su hermano.

Lucy bufó.

—Imaginaba algo más interesante.

—Oh, pero lo es, al menos para mi, de echo, lo es un poco más, ahora que veo a Cristine, que en pijama, se ve preciosa.

Cristine soltó una risita, Lucy rodó los ojos.

—¿Me transmutas? Tengo algo de sueño, y pocas intenciones de ver a un par de amantes, o dos.—Lucy se paró frente a Evie.—Y creo que deberías venir conmigo, tu amiga está en buenas manos.

—No podré volver, Evie fue quien me sacó del castillo.—Dijo Cristine, sin dejar de mirar a Steven.

—Entonces tendrás que venir con nosotras, y dejar de babear delante de mi hermano.

—Pero si el que babea soy yo, hermanita ¿Es que no me has visto? pero bueno, comprendo la situación, es que soy muy comprensivo, sin embargo, aunque me resulte un poco incómodo, la situación es un poco conveniente, dime Cristine ¿Me acompañas al baile?

—¿Pasarás por mi?

—Cuanto lo quisiera, cariño, pero creo que tendré que verte allá.

—Te acompaño, entonces.

—Te lo agradezco.

—Yo a ti.

—¡Oh, vamos, muévete, quiero dormir!—Lucy veía a Cristine, desafiante.

Steven se despidió con una reverencia, se volteó, caminó un poco, y dejó a Evie profundamente sorprendida, cuando tuvo que quitarse la desarreglada camisa, sin voltear a ver a las chicas.

De su trabajada espalda, brotaron un par de alas azuladas, con destellos brillantes, que se agitaron para que Steven pudiera alzar el vuelo.

—Su profesor dice que son las definitivas.—Dijo Lucy, dirigiéndose a Cristine.

—Son bastante grandes.

—Demasiado, una vez estaba dentro de la casa, y fue un horrible caos.

—Yo vi a Erick volar sin ellas.—Dijo Evie.

—Mi hermano estaba alardeando, supongo, porque también puede volar sin ellas.

—Creo que debemos volver al castillo, hace frío, y me duele la cabeza.—Cristine hizo una mueca

Evie sujetó a ambas de las manos, y en segundos se encontraron de vuelta en el castillo, se despidieron de Lucy, y se dirigieron cada una a su habitación, el torneo iba a iniciar pronto, necesitaban descansar.

Por la mañana, a tan pocos días para el torneo, no había caos con respecto al último baile.

No había brujas hablando de vestidos, ni haciéndose peinados extraños, ni poniéndose de acuerdo para arreglarse juntas, en los pasillos, el tema de conversación no era otro que el torneo, y de no ser porque la asistencia al baile era obligatoria, muchas brujas ni siquiera se hubieran molestado en presentarse.

Cristine durmió toda la mañana, estaba resfriada tras su excursión en el bosque, y para cuando llegó la noche, se sentía tan cansada que apenas podía levantarse, pero su corazón palpitaba con emoción por su cita, pidió a una bruja oscura una poción sin obtener éxito, y tuvo que asistir al baile goteando mocos, y llena de sueño.



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En el texto hay: brujas, magia, hadas

Editado: 07.08.2021

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