Evitando el apocalipsis

Capítulo 10

Orquidea se acercó a Amigo y aunque Karasi no era del todo partidaria de que esa pequeña se hiciera cargo de la salud de alguien tan importante, no le quedaba de otra más que darle una oportunidad, lo que le brindaba algo de tranquilidad era que Aqua no se había opuesto, si ella que conocía bien a su especie no se negaba, Karasi tampoco lo haría.

Aquella Elemental era realmente pequeña a diferencia de Aqua y no por ser niña. Orquidea se piso en cuclillas frente al Guardián, colocó sus manos a cierta distancia del pecho del lobo, cerró los ojos e instantes después comenzó a emanar una luz brillante de color dorado por todo su cuerpo, acumulándose principalmente en sus manos y de ahí descendia al animal, se sentia una calidez muy acogedora, en cuestión de segundos Amigo abrió los ojos y empezó a gruñir.

–Tranquilo, te está ayudando– Karasi no terminó de hablar cuando comenzó a sentir esa calidez aún más fuerte sobre su pierna extendida, la niña estaba curando su herida –Gracias– la Elemental de ojos verde brillante se sonrió sonrojada.

–A esta hora nos convendría seguir nuestro viaje, nos queda un largo camino aún, comencemos a levantar lo que quedó de nuestro campamento– Alvéy señalaba el cielo que ya aclaraba.

–Me gustaría llevarlos a mi aldea si no les molesta, ahí podrán descansar un poco más y alimentarse, después de todo, les debo una disculpa adecuada por la mala noche que les hicimos pasar Ent y yo. No está lejos, despues podrán seguir su camino–

Karasi y Alvéy se miraron mutuamente y luego dirigieron su mirada a Aqua, quien sonriendo asintió.

–No se diga más, ¿que esperamos? Ya tengo hambre– dijo Alvéy y las 3 chicas comenzaron a reír.

Fue un trayecto corto, una hora como mucho. 

Llegaron y Orquidea se paró frente a ellos y con la mano derecha extendida hacia arriba hizo una pequeña reverencia –bienvenidos a mi hogar– detrás de ella sólo había un bosque, en él que segundos después empezaron a aparecer pequeñas y elegantes chozas en la copa de los árboles, todas ellas decoradas con enredaderas cubiertas de hermosas flores de colores, escaleras de dianas trenzadas, techos de paja cubierto en su gran mayoría de moho, puentes colgantes que iban de un árbol a otro y Elementales curiosos que se asomaban a ver a los viajeros –pediré que preparen una cabaña para cada uno, pueden tomarse el tiempo que necesiten y para la señorita de agua pediré que le permitan usar el estanque que rodea el árbol sagrado–

Los dos humanos estaban totalmente atónitos con aquel lugar, pero se sentían exhaustos como para recorrerlo y conocer.

Orquidea se alejó en dirección de un grupo de ciudadanos y éstos subieron a dos chozitas que estaban juntas, un tercero se dirigió al interior del bosque y se perdió de vista.

–Pueden subir, sus chozas ya están elegidas, quedarán uno al lado del otro por si se necesitan, dentro de ella les explicaran el funcionamiento de lo que no conozcan y dejaran su desayuno, yo voy a pedir permiso para usar el estanque–

No tenía lógica lo que se vía dentro de la choza que le correspondia a Karasi y Amigo (convertido en mono titi). Aquello era genial, por fuera eran pequeñas, pero por dentro wow, eran enormes, al entrar del lado izquierdo estaba la sala, amplia y vistosa con sillones de madera colocados en semi circulo con una mesa ratona en el centro, las paredes eran de madera casi blanca decoradas con guías floreados y una enorme y bella ventana frente a los sillones por la cual se podía ver el inmenso bosque con colinas al fondo.

Del lado derecho había una pequeña barra con dos butacas, al otro lado de ella estaba la cocina muy bien equipada y surtida.

Todos los muebles perfectamente tallados.

De frente a la puerta de entrada habían dos puertas corredizas, la primera llevaba al dormitorio el cual tenía una amplia cama decorada al estilo princesa que colgaba del techo y las sogas estaban rodeadas de enredaderas, había una mueble amplio con un espejo encima.

En la segunda puerta se encontraba el baño con una tina decorada con tallado de animales al igual que el inodoro y el lavamanos.

Ahora la pregunta era, ¿de donde se sacaba agua si no habia grifos?

–Dusculpa, el agua ¿como la traen hasta acá?– la anciana designada a responder a sus consultas señaló un tallado que sobresalía de las paredes, tanto en la tina como en el lavamanos –solo pasa la mano sobre esto– lo hizo y comenzó a salir de la pared haciéndose flexible y soltando el agua en donde correspondía.

–¿Y el inodoro?– 

–Es igual mi niña, todos los tallados que sobresalen de más no son solo decoraciones. Por lo que puedo ver, eres muy inteligente, te dejaré que pruebes tu su utilidad. Ven, te mostraré lo más divertido– la anciana se dirigió a la ventana, pasó una pierna y luego la otra y desapareció, Karasi corrió en su dirección aterrada por lo que podía haber pasado con la dulce mujer, al asomarse la vio reír a carcajadas en el suelo. Había utilizado un tobogán que daba tres vueltas en espiral para llegar hasta ayí.

–Me gusta aquí, ¿que dices Amigo?– el Guardián sacudió la cabeza de arriba hacia abajo, trepó en su hombro y juntos se deslizaron por el tobogán.

–¡Soy Feliz!– gritaba la niña mientras se deslizaba con las manos al cielo como si pudiera tocarlo.

Alvéy salió despavorido al oír los gritos de Karasi pensando que le sucedía algo, fue tanto el susto que enredó sus pies y cayó desde la choza, una liana le enredó la pierna evitando el golpe contra el suelo y dejándolo colgado de cabeza.

–¿Porqué estás cosas siempre me pasan a mi?– dijo molesto y cruzando los brazos mientras  media aldea reía a carcajadas al verlo.

Orquidea llegó tapando su cara para disimular la sonrisa.

–Esta noche viene nuestra guía, quiere hablar con nosotros sobre algo importante. Va a haber un banquete y una fiesta para celebrar su llegada, si desean pueden comer y dormir, se les avisará cuando estén las preparaciones.




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