Erik, Erul, Efrah y otros dos muchachos más, que de seguro eran hermanos de Eithne, nos recibieron de mala manera apenas llegamos.
─Cálmate un poco, enclenque ─Gruñó Lena─ Acaban de regañarme y no quiero más verborrea por hoy.
─Eithne no irá a ningún lado ─dijo Erul enfrentándonos.
Detrás de la barrera de jóvenes de cabello negro, Eithne esperaba con la cabeza agachada y el ceño fruncido. Conocía esa mirada, una que, contraria a mí, que no quería salir de casa por miedo, era una de frustración por estar encerrada.
─Erul ─dije lo más serena que pude─ ¿Quién fue el que entrenó a Eithne todo este tiempo?
─Todos, por supuesto ─Contestó el mayor.
─¿Dudan, entonces, de las habilidades de su hermana y de lo que le han enseñado a lo largo de estos años? ─Se miraron entre ellos.
─Claro que no. Mis padres nos pidieron que estemos juntos y yo estoy haciendo honor a su palabra.
─Y aun así hay tres de ustedes en Palacio, ¿Me equivoco? ─Al fin los había callado─ Eithne, ¿Quieres venir con nosotras?
─No se la van a llevar ─Insistió Erul.
─Le estoy preguntando a ella, no a ti ─Eithne levantó la mirada, sus hermanos la miraron fijo.
─Quiero ayudar, Erul.
─No irás ─Volteó a vernos─ Además, ¿No es el Príncipe Karîm quien fue hechizado hace unos años?
─Volvió a principios del verano a su reino, niño. Sano y salvo, según sabemos ─explicó Lena.
─De todos modos es mejor que piensen en otra forma de arreglar sus problemas que no involucre llevarse a mi hermana.
─¿“Nuestros problemas”? ─Di un paso al frente─ Te recuerdo que esta guerra le está costando la vida a varias especies. Tu hermana ha hecho grandes descubrimientos acerca de la bestia que atacó el reino y nosotras podemos llevarla a Hariq para que hable con Karîm y le demos un fin a todo esto. Sé que quieren proteger a su hermana porque la aman ─La palabras de Plata se me vinieron a la mente─ Pero amar no es solamente querer, es sobre todo, comprender: Eithne quiere ayudar, dejen que lo haga. No la estamos obligando ─Me asomé para verla─ Aunque así lo dijo Lena antes, espero que entiendas que estaba molesta ─La muchacha hizo un amago de sonrisa.
Los hermanos se miraron entre ellos, era como si se hablaran con la mente. Lena me tomó de la mano y me susurró al oído:
─Bien hecho.
─Sólo espero que funcione ─dije imitando su tono─. No quiero que alguien más sepa de mí.
─Ustedes dos ─Miramos al grupo─ Eithne no irá. Fin de la discusión ─Erul se fue. Sus hermanos le siguieron, tratando de hablar con él.
─Al menos lo intentamos ─Suspiré.
Eithne salió corriendo hacia uno de los túneles. Ni siquiera nos dio tiempo de despedirnos cuando Lena y yo ya estábamos fuera del refugio.
─Míralo del lado bueno, veremos a Karîm después de un largo tiempo ─Trató de animarme.
─Aun así pienso que en realidad sí quería venir.
─Claro, tuvo un buen incentivo en la tarde.
─¿Por qué supones que gritarme fue un buen incentivo? ─Eithne salía del refugio junto con sus hermanos, todos, menos Erul.
─¿Qué haces aquí?
─Me voy con ustedes.
─Erul puede confundir el amor por sobreprotección ─dijo Erik.
─Además, tiene miedo de que nos quedemos sin manos para trabajar, a pesar de que este lugar se cuida solo ─Agregó uno de los hermanos cuyo nombre desconocía.
─Debemos irnos antes de que despierte ─Apuró ella.
─No perdamos tiempo ─Lena se alejó de nosotros mientras Eithne abrazaba a todos sus hermanos. Uno de ellos, el que parecía ser el más callado, se acercó a ella.
─Llévatelo ─dijo mientras le entregaba un collar de hilo de cuero con un dije de Azabache en forma de colmillo.
─¿Seguro, Evan? ─El hermano asintió. Lena gruñó poco después.
─Vámonos ─insistí, algo alterada al ver su collar. Ambas escalamos hasta el cuello de Lena. Atamos la cuerda en donde siempre y emprendimos el vuelo.
─Ese collar ─dije─ ¿De dónde lo sacaste?
─¿Tengo que recordarte que mis ancestros tenían una mina de azabache? En la mina se usaba este símbolo para diferenciar a los que eran dueños y a los trabajadores.