Debíamos preparar provisiones y medidas para un viaje de alrededor de siete días a alta velocidad por una carretera nada más para los autecos. Que fue construida como acuerdo entre ambas colonias pertenecientes a la antigua América del Sur y Norte, ya que el ecoway hasta allí, era exclusivo para personas autorizadas.
La buena noticia es que en esta carretera existían pequeñas poblaciones que por algún motivo querían ser independientes de las colonias, mayormente eran bandidos huyendo de la justicia. Aun así, también eran lugares donde personas de todas las colonias se reunían con los que vivían en la Colonia Mixta.
Debido a que los gobiernos de las otras colonias decían que los que vivían allí solo iban para espiar a sus colonias y estupideces de esas. Cuando en realidad ellos eran los que trataban de atrapar a los que vivían allí para torturarlos y hacerlos espías. Era el modo que tenían para obtener información y así apoderarse de la nueva colonia.
Es por eso por lo que se adoptó la medida de que aquellos que se vieran en la obligación de trabajar o ir por algún motivo autorizado a las otras colonias no podían revelar su identidad o lo que hacían dentro de la colonia. Los demás ciudadanos únicamente podían recibir visitas en la carretera, por lo que a veces era un paraje bien concurrido.
En lo que ellos comenzaban a realizar los preparativos yo fui encomendado con acompañar a Ale a su habitación. Subimos las escaleras y traté de cambiar algo el ambiente.
—Esto debe ser difícil para ti, lo siento.
—Lo es, pero supongo que el tiempo lo sanará. Gracias, buenas noches.
Ya estábamos frente a su habitación, quise explicarle que no pretendí herirla, sin embargo, algo en mí me retuvo. Ni yo sabía qué pasaba conmigo, un minuto quería besarla y estar con ella. Pero, luego como que la razón me gritaba que no era posible, era solo una nena, yo me había acostumbrado a salir con mujeres maduras y no quería romperle el corazón. Además, prometí que nunca volvería a enamorarme después de todo lo que sufrí años atrás.
Al final cerró la puerta de su habitación y cuando fui a marcharme, oí que dijo que quería que el tiempo pasara rápido para olvidar lo que hizo hoy.
—No le des muchas vueltas, pasará.
La puerta se abrió de par en par.
—¡¿Acaso lo grité?! Cómo pudiste oírme.
—No lo sé, solo te escuché.
—¿Qué raro? Como sea gracias.
Volvió a su cuarto y por un momento me quede pensando, qué diablos pasaba conmigo. Siempre he sabido que no soy como cualquier humano, pero últimamente han pasado momentos raros. ¿Y porque tengo sentimientos encontrados sobre ella? Es como si algo estuviera diciéndome que nos pertenecemos.
Ale
Cuando volví a cerrar la puerta mi cabeza dolía, era tanta información combinada con el dolor de rechazo que sentí por Lee. Cuando puse la cabeza en mi almohada me tardé en dormir, la verdad decidí dejar de pensar. Al amanecer estábamos en pie, mi padre me hizo vestirme lo más masculino posible, escondiendo mi pelo en un gorro. Montados en el auteco del profesor Kim salimos al camino.
—Tío seguramente hay alertas en el punto de control.
—Lo sé, tengo todo bajo control. —Cerca del punto de control comenzamos a ver la cola de vehículos, estaban requisando—. Es hora de probar si mi equipo tecnológico vale la pena.
De repente la parte de atrás, en donde iba sentada con Lee se oscureció totalmente, escondiéndonos, fue increíble. Los modelos de auteco varían entre dos hasta seis asientos, claramente los dos asientos solo poseen dos puertas.
Ahí estaba el engaño en el carro de Kim, era un auteco de dos asientos modificado a cuatro. Así que al ponernos en lo oscuro nada era sospechoso para los guardias y por supuesto seguimos adelante.
Hicimos en el camino nada más una parada en uno de los pueblos fue increíble lo libre y feliz que las personas eran allí. Los pueblos no son como las ciudades al aire libre, sino que son subterráneos debido a que no tienen la seguridad de un domo.
A mediados del día seis comencé a ver las puntas de las torres de la colonia. En el puesto de control nos pidieron identificación, ya el señor Kim tenía nuestros permisos, al verlos enseguida se pusieron firme y saludaron. No entendí qué pasaba y al parecer era claro en mi rostro, pues Lee me aclaro.
—Mi tío es alguien importante aquí por eso la atención de los soldados, sin contar que el esposo e hija de Alin Darell, acaban de hacer entrada.
—Oh… okey, gracias por la información.
Ale
Cuando volví a cerrar la puerta mi cabeza dolía, era tanta información combinada con el dolor de rechazo que sentí por Lee. Cuando puse la cabeza en mi almohada me tardé en dormir, la verdad decidí dejar de pensar. Al amanecer estábamos en pie, mi padre me hizo vestirme lo más masculino posible, escondiendo mi pelo en un gorro. Montados en el auteco del profesor Kim salimos al camino.
—Tío seguramente hay alertas en el punto de control.
—Lo sé, tengo todo bajo control. —Cerca del punto de control comenzamos a ver la cola de vehículos, estaban requisando—. Es hora de probar si mi equipo tecnológico vale la pena.
De repente la parte de atrás, en donde iba sentada con Lee se oscureció totalmente, escondiéndonos, fue increíble. Los modelos de auteco varían entre dos hasta seis asientos, claramente los dos asientos solo poseen dos puertas.
Ahí estaba el engaño en el carro de Kim, era un auteco de dos asientos modificado a cuatro. Así que al ponernos en lo oscuro nada era sospechoso para los guardias y por supuesto seguimos adelante.
Hicimos en el camino nada más una parada en uno de los pueblos fue increíble lo libre y feliz que las personas eran allí. Los pueblos no son como las ciudades al aire libre, sino que son subterráneos debido a que no tienen la seguridad de un domo.