Evolución

La Colonia Mixta y nueva escuela

Ya dentro de la ciudad, creo que mi boca no se cerró en ningún momento, todo era tan diferente, tan hermoso. Parecida a lo que realmente debía ser una ciudad del futuro, limpia y organizada. Cuando conocí a mis abuelos nuestros ojos se llenaron de lágrimas, por media hora me abrazaron y besaron entre los dos.  Me sentí amada y cerca de mi madre, me invadió la paz. En todo el tiempo que estuve con ellos siempre me hacían historias de mamá y me mostraban fotos. Durante dos meses estuve aclimatándome al lugar, Lee nunca volvió a aparecer y lo agradecí. Lo extrañaba, ¿por qué? No sé, pero algo dentro de mí quería verlo, escuchar su voz y sentir su aroma.

Fuera de todo esos pensamientos, debo decir que todo se estaba encaminando, puesto que Kim logro apuntarme para comenzar el curso en la universidad. Mi alegría era enorme, pero también mi preocupación, pues la escuela tenía un régimen bien parecido a lo militar. No solo se preocupaban por la educación, era un paquete entero, aquí te impulsaban tanto física como mentalmente. La idea era sacar lo mejor de lo mejor, siguiendo ese pensamiento del viejo mundo de que solo bajo presión salen los mejores. Aquí con el tiempo comencé a sentirme temerosa de no llegar al nivel esperado, mas, no sería por falta de intento. No pensaba dar todo por sentado ni dormir en los laureles, debía llegar a donde fuera, ya que aquí era donde podía estudiar mi carrera deseada. 

Al principio no conocía a nadie, así que era una solitaria, algo que no me afectaba tanto, pues siempre ha sido así. Pero luego llegaron a mi vida dos personas muy importantes que un futuro serían mi familia. Dael, un joven de la Colonia latina y Anjil de la Colonia africana.

Eran divertidos, mayor que yo en edad, el veintiuno y ella diecinueve. Sin embargo, había una conexión increíble entre nosotros, a veces no teníamos ni que hablar para saber que pensaba el otro. Aunque el mejor enlace estaba entre ellos dos, me hacían sentir envidia y a la vez moría porque estuviesen juntos. Hacían una perfecta pareja, era como ver almas gemelas, completaban sus frases, se veían y reían como bobos.

Supongo que Anjil no quería aceptarlo debido a que Dael era un chico muy apuesto, diría que demasiado, carismático. Además de ser capaz de poner a las mujeres a sus pies. De alguna forma me hacía acordarme de Lee, ambos eran dioses griegos en sus prototipos de hombres, si entiendes lo que digo.

Por suerte no tenía que experimentar los celos por los que mi amiga pasaba a diario, pues Lee ya había terminado la universidad. Al tener un alto coeficiente intelectual pudo graduarse con una temprana edad, así que con veintidós años hacía tres años que había empezado su vida de graduado. Detrás le seguía Dael, este año era su último en la universidad, avanzado en tecnología. Anjil estaba en tercero de su carrera y yo comenzaba, así que era la de menos IQ supongo je je.

En fin, estábamos los tres dirigiéndonos a mi hora preferida el entrenamiento. Verás en esta escuela, esta era la única clase en la que podías hacerla de acuerdo con tus preferencias. Ni la edad, ni el año escolar eran un impedimento por lo que podía hacerlo con mis amigos. Lo único que me molestaba era que, de nuevo, era yo la última siempre, no era buena en ejercicios físicos. Hoy tocaba escalar, no era la peor, por lo que no quedábamos en último lugar, pero de cierta forma atrasaba al equipo. Luego de evaluarnos íbamos por el pasillo bromeando.

    —Debes mejorar esa fuerza tuya, ve al gimnasio, has algo de peso y barras.

    —Déjala en paz Dael, acaba de llegar como quieres que sea buena. Estoy segura de que con el tiempo vas a mejorar.




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