Nuestra decisión

Debía reconocer que eran una bonita pareja, tomé una florecita del camino y sonreí, recordé que se puso celoso de Antonio. Aunque quisiera olvidarlo, era imposible, ahí estaba ese hilo invisible que nos ataba. Nos envolvía y pasaba toda esa energía que nos recorría, a través de él. Lo que provocaba, que sintiéramos con tan solo mirarnos, lo que había en nuestros corazones. De repente una mano atrapo la mía y pegué tal salto, que me salí de la carretera. Al mirar era él, burlándose de mí por el susto que me dio. Quise abrazarlo y besarlo, pero me contuve.

—Eso no fue gracioso, que haces aquí, este no es tu camino.

—Llevo un mes recorriéndolo, buscando encontrarte y hoy, lo logré.

—¿De qué hablas?

Se sonrojó.

—Hace un mes que busco, encontrarme con el amor de mi vida.

—Qué romántico —dije con sarcasmo—. ¿Para qué?

—Para invitarla, una vez más, a vivir una semana sin restricciones. Está bien que sufra en ese centro, sin embargo, he llegado a la conclusión de que aquí afuera, no voy a seguir con esto. Yo lo intenté, pero no puedo dormir con otra, no hay forma de que pueda llegar a eso. Solo te veo a ti, te busco a ti y te necesito a ti.

—Por eso mismo, es que no pienso hacer esto Lee, no va a funcionar.

Comencé a buscar alejarme, pero me abrazo deteniendo mis pasos.

—Mira... —Me puso frente a él y agarro mis cachetes—. No tenemos que sufrir, nuestro noviazgo puede ser mientras estemos fuera y dentro somos profesionales, concentrados en ser un dúo de trabajo. Verás que lo lograremos, mas, no me prives de ti en todo momento, no lo soporto más.

—¡¿Lee estás loco?! Quien puede llevar una relación en ese modo y, además, tú estás con otra.

—Es nada más una pantalla para mi familia.

—No que no te importaba lo que tu familia opinara.

—Y no me importa, sin embargo, tú me dejaste, así que supuse que, si no puedo tenerte, al menos podría cumplir con los deseos de mi familia.

—Oh, vamos, en serio, ¿qué porquería es esa Lee?

—Sé que fue una estupidez, pero desde que nos alejamos nada hace sentido en mi cabeza, culpe a nuestros genes, sin embargo, es más que eso Alexa. Me di cuenta de que te amo, no puedo estar sin ti.

—Lee yo...

Me beso y mis rodillas se aflojaron, como podía tener dudas después de esto, yo también me estaba muriendo sin él. Este era el punto medio que, mi padre, me dijo que debíamos buscar para nuestra relación. Así que, al final lo acepte y esa semana la pasamos juntos, luego de romper con nuestras anteriores relaciones, lo cual fue algo difícil.

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Al regresar al entrenamiento las cosas fueron distintas, de cierta forma estaba relajada y nos llevábamos mejor que antes. Hablamos en las noches por el comunicador, éramos como niños enamorados. Este curso Kim nos daba los fines de semana libre, luego de ver a mi familia corría a los brazos de Lee. Así el tiempo paso entre estar con él, visitar a mi amigo lobo, la naturaleza odiándonos y nosotros sobreviviendo. Comencé a centrarme en la asignatura que más amaba la historia antigua, arqueología la cual era impartida por Kim.

Dos años pasaron volando, fue un esfuerzo mayor, por lo menos para mí, era una de las más jóvenes de los que estábamos allí. Al final fueron escogidos aquellos con mejores resultados para formar el grupo que saldría. No sé bien que paso con los otros no escogidos, pero de seguro Kim los conservaba para algo.

Nada más terminar de anunciar quienes éramos los finalistas, Kim nos estaba informando nuestra primera misión. La meta era llegar a África, específicamente Egipto, país hundido, para entrar en las pirámides y la esfinge, las cuales se encontraban hundidas, por cierto. Para esto Anjil fue seleccionada como una de las guías, ya que nació allí. La realidad era que, el peligro de encontrarnos en aquel lugar con tiburones y cocodrilos era real, por el hecho de que era su hábitat.