Evolución

Un amigo de vuelta

Una semana después se logró localizar la ubicación exacta y como se predijo, eran lugares súper difíciles. El primer equipo debía llevar en la nave al segundo equipo y luego dirigirse a su zona. Nuestra zona la Amazonia, era un área compleja, ya que ocupaba una franja mayor a la anterior en antigua tierra. La naturaleza se encargó de expandirla sin límites, para así criar tanto plantas como animales peligrosos para nuestra especie.
Estaríamos expuestos en ese sitio, no sabía cómo diablos protegería a mi equipo y eso me ponía nerviosa. Aunque la nave nos ayudaría a suavizar el trabajo, ya que la única forma de cargar las piezas era transportándonos por el teletransportador, de seguro serían pesadas y aun de este modo, era riesgoso. Y agrégale que mi otra mitad estaría corriendo el mismo peligro en el otro paraje más peligroso de este mundo, la Sabana del antiguo Sudán, extendida igual.
Era como vivir en una película de terror, constante y sin poder respirar. La preparación para el viaje comenzó, había que montar los camiones que usamos para Egipto, esta vez se moverían en Sudán. Mientras se daban las últimas indicaciones sentí ansiedad en mí, algo me llamaba. Seguí el llamado y caminé como zombi hasta llegar hasta los límites, donde encontré a mi amigo lobo. De alguna manera que aún no conocía bien, nos entendíamos sin trabajo, comenzaba a decirme que debía ir conmigo. Le pregunté como lo sabía y la explicación, ja, ni yo me la creía todavía. En medio de nuestra conversación gruño y miré hacia donde su vista iba. Detrás de mí estaba mi amor, quieto, con los brazos cruzados.
—¿Estás espiándome?
—Me preocupé y te seguí.
—Ven aquí. —Le sonreí—. Quiero presentarlos.
—¡¿Estás segura?!
—Claro. —Le extendí la mano y él se acercó lento pero seguro hasta tomarla. Nos puse de frente al lobo—. Muchi.
—¿Muchi?
—Así lo llamo.
—¡¿En serio?!
—¡Sio! Muchi él es Lee, mi pareja. —El lobo me miro y luego miro nuestras manos entrelazadas, para volver a mí. Le asentí y entonces bajo su cabeza, lo que dejo a Lee perplejo—. Amor haz lo mismo, te está aceptando.
—¡Ah! Claro. —Entonces bajo su cabeza y luego ambos volvieron a sus posturas iniciales—. ¿Por qué está aquí?
—Vino a decirme que debe ir conmigo al Amazonas.
—¡¿Cómo sabe eso?!
—Resulta que tenemos un rango de conexión mental, en el cual si no lo bloqueo puede oírme y oír lo que pienso perfectamente.

—¡Wow!!!

—Si… misma reacción aquí. Estoy segura de que podrás probarlo en la sabana.

—Bueno, la verdad no quisiera tener que hacerlo. —Ambos reímos—. ¿Y cómo llegará hasta allá, él solo?

—No, la manada entera se trasladará hasta allí, no habrá peligros para ellos, al menos no tan grandes como para nosotros.

—Okey.

Me dirigí a Muchi diciendo que aceptaba su ayuda, que se cuidara y así nos despedimos. Encerrada en los brazos de mi hombre volvimos callados, había muchas cosas en nuestras mentes.

—Habla.

—No, nada más estoy algo más tranquilo sabiendo que ese lobo estará contigo.

—La verdad si me tranquiliza tener un aliado, pero igual me preocupo por su manada, Gaia debe saber de su afecto con los humanos.

—Comienzo a creer que quizás es cierto lo que dijo nuestro compañero en Egipto.

—Que nos está dando una oportunidad.

—Quizás, al ver que algunos humanos nos comunicamos con los animales, ella ha decidido retroceder algo en sus ganas de exterminarnos.

—De verdad quiero creer eso, por nuestro bien.

—Ya lo comprobaremos en estas misiones.

No dijimos nada más y continuamos con nuestras tareas, salíamos a primera hora de la mañana. El señor Kim nos despidió, él debía quedarse y continuar con los avances en nuestra zona para mantener seguros a nuestras gentes. De seguro pronto se filtraría las noticias de las naves.

Tomamos rumbo hacia Sudán, no tomo mucho tiempo en lo que andábamos viajando, la demora fue más bajando los equipos y necesidades. Hubo algo que descubrí en este viaje y debería hablarlo con Lee cuando volviésemos a vernos. Separarnos era cada vez más difícil, de seguro tenía que ver con nuestros lados animales si se puede llamar así. El pecho se me oprimía y lo extrañaba con locura sin la nave haber dejado totalmente el perímetro.

De repente pensé en él y me dije mentalmente, te extraño y salte cuando llegó su respuesta. ¡Qué diablos!

—“Me escuchas?!”

“¡Si, esto es increíble!”

“Cómo?”

“No lo sé, pero supongo que es como con el lobo”

“Quiere decir que cuando la nave arranque ya no nos comunicaremos?”

“Supongo, si pasa, igual quiero que sepas que te amo chiquita”

Solo reí y que tal yo, estoy que reviento de amor.

“Yo más”

Y cuando la nave se alejó a cierta distancia se perdió su voz y el vacío regreso. Bueno al menos una parte está clara, ambos la estamos teniendo cada vez más difícil.




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