Ex Mortis

CAPITULO 2.

«Altair»

Abro los ojos, mis pulmones jalan aire con fuerza como si me hubieran sacado del agua después de estarme ahogando; estoy agitada y logro sentarme, es cuando me doy cuenta que no hay nada a mi alrededor, estoy en un lugar totalmente oscuro, apoyo mis manos en donde debería de estar el suelo y siento como si estuviera sentada en un charco.  Hay un delgado espejo de agua no muy profundo, levanto mis palmas y no están mojadas, ni una sola gota escurriendo, decido ponerme de pie y me aseguro con las manos de que mi trasero no esté mojado; y así es, ni una gota ¿Dónde estoy? Camino hacia ninguna parte, todo es igual, mis pasos son silenciados por el agua debajo de mí y me siento angustiada, no sé dónde estoy y pareciera que me rodea una “nada” creo que flotar en el espacio sería más reconfortante, por lo menos hay estrellas ¿De esto se trata morir?

              Con forme sigo avanzando noto que hay unos destellos insignificantes, hay algo flotando a mi alrededor, tan oscuro como lo demás, así que no lo distinguía al principio, pero ahora lo veo mejor, son como espejos, de forma irregular flotando sin que nada los sujete. Cuando me posiciono frente al primero parece encenderse como un televisor, las imágenes carentes de sonido empiezan a proyectarse, veo mi infancia con mi madre, huyendo de ciudad en ciudad mientras mi padre biológico nos busca. Empiezo a alejarme de ese espejo lentamente, no quiero que llegue al punto donde mi padre nos encuentra y mata a mi madre. En eso choco contra algo detrás de mí, giro de inmediato y veo a un hombre con traje, su piel es demasiado pálida y sus ojos están enmarcados en unas ojeras muy profundas, al principio un miedo y un escalofrío me recorre.

—Todos estos son tus recuerdos, momentos que sufriste o disfrutaste en vida. Suelo ponerlos mientras su alma reclama otro cuerpo, a veces el tiempo que tarda es excesivo y ustedes empiezan a perder la razón, después de todo, no solo son alma, también consciencia, la larga espera en un lugar vacío puede trastornarlos— Su voz es gruesa, clara y causa un vacío en el pecho con forme las palabras fluyen.

—Gracias… creo. ¿Tú quién eres? Estoy muerta— veo mis manos como si en ellas pudiera encontrar la respuesta.

—Así es Altair, estás muerta, te asesinó Baruch de 10 puñaladas, aunque la que terminó con tu vida fue la cuarta, las demás fueron, supongo que desesperación, sadismo, no lo sé, los seres vivos suelen ser muy complejos— Guarda sus manos detrás de su espalda mientras me ve fijamente, prestando atención a cada reacción.

—Grandísimo hijo de puta… lo hizo— No recordaba cómo había muerto hasta que el me lo dijo, es raro, pero eso hace darme cuenta de que no recuerdo nada. Tampoco recordaba mi nombre hasta que él lo mencionó.

—Este es un limbo donde se prepara el alma para su nuevo cuerpo, se tiene que purgar de todo recuerdo para que al llegar a su siguiente vida no interfiera con la primera.

—¿Por qué pones entonces los recuerdos flotando como pantallas en sala de espera? ¿No se supone que tenemos que olvidar todo?

—Ya te dije, la espera los trastorna y hace que busquen recordar por lo menos algo que los mantenga cuerdos, cuando se dan cuenta que están vacíos empieza la locura— levanta un brazo como mostrándome el resto de los espejos que flotan en la oscuridad— aquí pueden ver sus recuerdos una y otra vez sin que ninguno se quede guardado en su memoria, en cuanto lo terminan de ver se les vuelve a olvidar.

—Cuando vi ese recuerdo supe que pasaría después, recordé que mi padre biológico mató a mi madre.

—Tu caso es diferente Altair, en tu caso no quiero que olvides— de nuevo me ve fijamente con atención.

—¿Cuál es tu plan?— le pregunto con desconfianza.

—Sígueme.

               Empieza a caminar por entre el largo pasillo que forman mis recuerdos, con forme paso en frente de ellos se encienden y me muestran un momento diferente de mi vida; en algunos casos me detengo y los observo por un momento, en otro decido ignorarlos por completo. Al final hay un espejo que no se enciende, se mantiene negro y flotando, me causa curiosidad; me detengo ante el y noto que en el centro hay una tenue luz violeta palpitando, acerco mi mano tentada a tocarlo, lentamente hasta que las yemas de mis dedos están a milímetros.

—¡No!

              Escucho el grito del hombre de negro, pero es demasiado tarde, mis dedos lo tocan y una fuerte descarga me hace caer hacía atrás al mismo tiempo que el espejo sale disparado en dirección contraria todo gracias a un movimiento que hace con la mano el sujeto. Mi cabeza punza mientras la tomo con ambas manos y me retuerzo en el suelo.

—Esos recuerdos no te pertenecen— Lo veo parado frente a mí, parece molesto, como si hubiera hecho una travesura y buscará reprenderme.

—Entonces… ¿Qué chingados hacen aquí junto con mis cosas? No eres muy organizado— Suspira con pesadez y me ofrece su mano enguantada para que me levante.

—No son tuyos directamente… son los recuerdos de tu anterior vida— Tomo su mano y sin mucho esfuerzo de su parte me pone de pie, como si uno solo de sus dedos tuviera toda mi fuerza.

—¿De mi vida pasada?

—¿No has escuchado que la energía no se crea ni se destruye solo se transforma? Así como la materia… pues bueno, es lo mismo, tu energía, tu esencia, tu alma ya tuvo un recipiente anterior, y este a su vez tuvo otro antes, solo que no lo recuerdas.




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