Ex Mortis

CAPITULO 7.

La habitación del hospital es bastante grande y cómoda, sinceramente nunca había estado en una, nunca me había enfermado o lastimado tanto que necesitara estar en un lugar así, siempre fui muy saludable desde pequeña, pero creo que un intento de suicidio lo amerita. Suspiro con pesadez mientras que una enfermera rubia y bastante hermosa se dedica a ver mi medicación y agregar lo necesario a mi suero, en ningún momento deja de sonreír de forma agradable.

—¿Cómo te sientes?— me pregunta sin voltear a verme, pero pareciera que en verdad desea saberlo.

—Mejor, creo— respondo mientras veo mis muñecas vendadas.

—Lo que hiciste fue muy peligroso, nada en este mundo tiene el peso suficiente para que hagas algo así— pone su mano cálida en mi brazo intentando reconfortarme, su mirada es profundamente triste y llena de preocupación.

—Si, lo sé, no te preocupes, creo que no volverá a pasar— parece complacida con mi comentario y sus enormes ojos color miel me ven con ternura, tiene un aire muy maternal.

—Eso espero, casi pierdes la función de tus tendones, el corte fue muy profundo— una voz varonil nos distrae, veo a un hombre bastante elegante de ojos marrones y cabello castaño, trae una bata y en la mano una tabla con varios papeles. Cuando me ve sonríe y la enfermera parece bastante feliz con su presencia. —Charlotte ¿cómo sigue nuestra paciente? — ella le dedica una mirada cargada de cariño, apoya su mano en el brazo del doctor y una sonrisa grande se plasma en sus labios.

—Muy bien, podría decir que ya está casi como nueva— después de verla directamente a los ojos, en cuanto ella le responde, voltea hacia mí y se apoya a los pies de mi cama.

—Después de que te intentaras suicidar te atendieron en un hospital en Marruecos, se pidió tu traslado hacia acá, todo el camino estuviste con sedantes, tal vez por eso no recuerdes mucho. Yo soy el doctor Tristán Stonethunder, te he atendido desde que llegaste, de hecho fui yo quien operó tus muñecas, como ya te dije cortaste mucho tejido importante, posiblemente sientas tus manos algo torpes y no puedas hacer presión en un muy buen tiempo, pero Charlotte se encargará de las fisioterapias y todo regresará a la normalidad ¿entendido? Todo estará bien— me guiña un ojo y se separa de nuevo de la cama.

            Tanto la enfermera como el salen de la habitación y entonces estoy consciente de que ya  estamos de nuevo en Hungría. Intento sentarme en la cama, pero tal y como dijo el doctor, mis manos parecen no querer obedecerme, me duele cada vez que intento estirar los dedos o cerrarlos, hubiera buscado otra forma de matarme, ahora soy demasiado torpe. De pronto escucho la puerta abrirse, cuando volteo veo a Tony entrar y cerrar la puerta detrás de él, parece pensativo, al principio no me voltea a ver, como si valorará que tan conveniente es establecer contacto visual, pero al final decide verme directo a los ojos y puedo notar aún la preocupación que lo embargó. Me siento apenada, porque pese a que él me dijo que no me arriesgara, lo hice, para que al final no sirviera de nada, no pude convencer a Tyra de regresar a la tierra y eso me molesta, arriesgue todo por nada.

—¿Cómo te sientes? — Avanza hacia mí con paso lento, veo que se ha cambiado de ropa, tiene un traje negro al igual que su corbata y una camisa azul rey. Se ve elegante y guapo, como siempre.

—Bien, no puedo mover las manos, me duelen— regreso la mirada hacia mis muñecas y me siento impotente, siendo realistas pude perder más que solo la movilidad. Sin darme cuenta Tony se sienta a aun lado en la cama y toma mi mano entre las suyas, parece estar analizando mi vendaje, como si pudiera ver a través de el y poder valorar que tan grave fue mi herida.

—Lo que importa es que regresaste— pasa sus dedos por encima de la venda y siento un calor que empieza a crecer no solo en mi mano, si no también mis mejillas las siento calientes.

—Si, con las manos vacías— recojo mi mano y termino cruzando mis brazos por encima de mi pecho, me siento desilusionada. —No pude convencerla, traté, pero no pude hacerla venir… yo…— La mano de Tony se posa en mi mejilla y la acaricia sutilmente, parece querer reconfortarme, pero lo único que logra es que mi corazón se acelere al doble, el maldito monitor que registra mis latidos me delata y Tony no puede evitar sonreír orgulloso de saber lo que provoca en mí. La puerta se abre de repente y veo a la enfermera de nuevo asomarse.

—¿Todo bien?— En cuanto ve la situación sonríe entendiendo muy bien porque mi corazón a decidido ponerse a saltar como loco dentro de mi pecho. —Con cuidado, no queremos infartarnos ¿verdad?— Le guiña un ojo a Tony antes de volver a cerrar la puerta y dejarnos a solas.

—Creo que esa tonta máquina no funciona— busco cubrir las evidencias, echarle la culpa al aparato de mi arritmia cardiaca suena fácil, pero poco convincente.

—Claro… claro— Tony mantiene su sonrisa, creo que nada de lo que diga lo hará cambiar de pensar. —Creí que morirías, cuando te ví en ese baño desangrándote, por un momento pensé que no podría hacerte volver, no lo vuelvas a hacer, no vale la pena, si Tyra no quiso regresar es su problema, pero no vuelvas a arriesgarte de esa forma.

—Ya sé, no puedo arriesgarme así, después de todo hay mucho por hacer como para poner en peligro toda la misión. Lo entiendo.

—Y tu vida… ¿no te agrada estar viva?

—Pues… más o menos— suspiro algo desalentada y la mirada de Tony se vuelve seria. —No sabes lo difícil que es vivir como un híbrido ¿sabes? No todos te ven con buenos ojos, están los que no te quieren someter y usar o te quieren matar, es difícil ser la rechazada de los rechazados, la escoria de la escoria— no puedo evitar sonreír de lado, pensar en todo lo que he perdido, intento sentarme — lo único que tenía era a mi gente, a mi grupo, con ellos no me sentía como una apestada, pero aun así teníamos que huir, no pasaba ni una sola noche donde no tuviera que dormir con un ojo abierto, porque sabíamos que en cualquier momento algún ángel o demonio llegaría por nosotros. Tal vez en eso coincido un poco con la postura de Tyra, me dijo que a veces la muerte es un descanso, en mi caso tal vez lo sea, ese descanso de tantas persecuciones y peleas, pero aun no es tiempo.




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