Ex Mortis

CAPITULO 9.

Llegamos después de un rato al club de Tony; ya no tiene el glamour de antes, el lugar está vacío y parece más un bar de viejos borrachos, supongo que el lugar se hundió junto con el ánimo de su dueño. Cómo siempre, la cantinera me ve con cierto recelo, como si algo le debiera, pero trato de ignorarla, que me vea como quiera y cuánto quiera, pero no le aseguro que salga bien parada si intenta hacerme algo. Entramos al despacho y Tony toma su lugar detrás del escritorio, toma la botella que reposa ahí, parece que la dejó inconclusa antes de salir, la ve con nostalgia y se encuentra con mi mirada, se siente incómodo y la vuelve a dejar en su lugar.

—Los 14 se reunirán mañana en la noche, entonces el Covenant volverá a levantarse lo cual puede ser beneficioso en todo este asunto— comenta Tony mientras se recarga en el escritorio.

—¿Cuánto tardará en levantarse el Covenant? No podemos esperar tanto… no puedo esperar tanto— reclamo su anterior comentario, aunque no me siento del todo capaz de hacer las cosas yo sola, no creo que tenga tiempo de esperar a que una organización tan pesada como lo fue vuelva a levantarse, tardará años y no tengo tanto tiempo.

—Altair, es lo mejor, no es como que nosotros tres podamos con todos ellos, ya vimos de lo que es capaz de hacer esa mujer— Tony intenta hacerme comprender algo que no quiero y se me hace estúpido.

—Tienes razón, de hecho… ¿Sabes qué? Creo que ustedes no deberían de estar implicados en esto, después de todo Caronte fue a mí a quien le hablo, a quien le pidió el favor, ustedes no tienen nada que ver, así que mientras esperan al Covenant yo me encargaré del problema— Tamir solo pasa su mirada de Tony a mí y de regreso, parece esperar a que nosotros solos arreglemos la situación, supongo que teme salir afectado también.

              Tony por su lado parece molesto, ofendido por mis palabras, él tiene una fe ciega en el Covenant, esa maldita asociación que le dio la espalda tantas veces, que tiene sus propios intereses, muy caritativos no son y eso me molesta, verlos como héroes cuando no es así. Suspiro y desvío mi mirada de la de Tony.

—Necesito aire.

—Ver a tu padre te afectó, detrás de esa puerta hay habitaciones, toma la que desees, todas están libres. Ahí podrás descansar y mañana tendrás la mente más fresca— me dice Tony sin siquiera voltear a verme, finge demencia mientras revisa unos papeles en su escritorio. Antes de llegar aquí parecía ser su centro de atención y ahora me siento como si fuera una carga.

—Dije que necesito aire— le vuelvo a decir en tono molesto, sin ocultar como me estoy sintiendo. Abro la puerta y salgo de ahí, escucho que intenta decirme algo, pero el ruido de la música distorsiona sus palabras.

              Camino por entre los borrachos con la mirada de Jade de nuevo clavándose en mí, juzgándome,  la volteo a ver mientras sigo mi camino, estoy harta de su forma tan grosera de comportarse conmigo, como si el simple hecho de ser una híbrida fuera suficiente para que me odie, maldita racista. Cuando noto que se ha percatado de que la veo levanto mi mano mostrándole el dedo medio, ella abre sus ojos sorprendida y ofendida, lo cual me alegra bastante, maldita perra que se pudra. Salgo del club y en la calle puedo respirar más libremente, el aire, aunque no es puro y está cargado de humo de escape y gases nocivos, es fresco y el frío me hace sentir libre, cómoda, necesitaba estar sola. Sigo mi camino y decido vagabundear un rato, poder liberar mi mente de todo lo que la aqueja; las luces de los faros de los carros son lo único que alumbra mi camino y aunque es una avenida muy transitada por autos, no hay muchas personas en las banquetas, las lámparas de la calle titilan y se vuelve un camino oscuro y de apariencia peligrosa, pero sinceramente no es algo que me perturbe. De repente me doy cuenta que me he alejado mucho del club y tengo esa sensación de sentirme perdida, no fui capaz de poner atención en el camino para saber cómo regresar al club de Tony.

—¿Qué hace una mujer tan bonita caminando por estos lugares tan solos y peligrosos?— una voz varonil resuena con eco, veo a un hombre algo desalineado, pero bastante corpulento, arrastra la voz y su aliento huele a alcohol.

—Nada, supongo que buscando problemas— levanto los hombros y hablo con el como si fuéramos viejos amigos —¿Y tú?

—jajajajajaja la mujercita tiene sentido del humor, que gracioso— el tipo se acerca aún más a mí y yo intento retroceder, pero me doy tarde cuenta de que alguien más había llegado por detrás de mí, así que choco con él y en cuanto mi cuerpo hace contacto con el suyo me abraza y me levanta con facilidad. —Tranquila, mi amigo te llevará a un lugar donde nos podamos divertir sin tantos mirones— vuelve a hablar el hombre corpulento y antes de que pueda decir algo el tipo que me sujeta me arroja hacia un callejón, mi cuerpo cae al suelo, ruedo por el hasta que la pared del fondo me detiene.

               Me apoyo sobre las palmas de mis manos y siento que me duele el torso por la caída, escucho los pasos de esos dos acercándose y detecto un tercero dentro del callejón conmigo, esto no pinta nada bien, pero para ellos.

—¡Vaya! Trajeron un juguete nuevo— el tipo del callejón me da una patada en el abdomen que me obliga a caer de espaldas al piso. —Si que es lindo ¿Dónde la consiguieron?

—Acá afuera, ella vino a nosotros, como caída del cielo.

—Pensarás que fui sacada del infierno cuando acabe con ustedes tres— tomo mi vientre con mis manos como si con eso pudiera controlar el dolor.




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