Ex Mortis

CAPITULO 19.

«Tyra»

Estoy frente a una mesa con muchos mapas a mi alrededor, tengo la mirada de todos encima, tomo el primer mapa, abarca todo el mundo, cada país está plasmado de forma burda, si ella está en la tierra la encontraré, si está en el cielo o en el infierno las cosas se pondrán difíciles, después de todo, dudo que tengan mapas de esos lugares. Sujeto el collar con una mano y este se balancea acompasadamente mientras lo muevo por América, sinceramente no sé que debo de esperar, que debe de pasar para yo darme cuenta de que es el lugar indicado. Sigo pasándolo por el mapa y cuando llego a Europa entonces me doy cuenta, el dije que funciona como péndulo se queda rígido, apuntando fijamente, aunque bajo la mano y suelto el collar, el dije se queda sostenido sobre la punta, erguido de manera misteriosa.

—Bien, están en Europa— dice Warlock buscando entre todos los rollos de mapas que trae uno donde solo sea de Europa.

              Es así como al retirar el primer mapa el collar pierde ese magnetismo, bajo las manos y me quedo pensativa, veo hacia Lucifer que no ha quitado su atención de mí en todo momento, como si le diera miedo que algo me pasara mientras hago todo esto, le intento sonreír, pero me siento cansada, me ha robado algo de energía hacer esto y todavía falta mucho. Warlock pone el siguiente mapa sobre la mesa, veo toda Europa ante mí y después de un suspiro profundo vuelvo a hacer lo mismo, coloco el collar encima del mapa y lo muevo por toda la superficie mientras este se comporta como un péndulo, girando lentamente, recorro cada país, claramente me voy por los más lejanos, pero el collar no se detiene hasta que paramos en Hungría, la sorpresa que me embarga parece contagiar a todos.

—Esa hija de puta no ha salido del país, está en Hungría, siempre estuvo ahí, a nuestro lado la maldita perra— digo con el coraje atorado en mi garganta, levanto la mirada hacia Lucifer y solo aprieta la mandíbula, claramente lo sentimos como una burla.

—Bien… Hungría— dice Warlock mientras regresa a sus mapas, entre él y Caipora empiezan a buscar el del país. —Será más fácil, tengo mapas de algunos países, pero no de todos, debemos de agradecer que la “maldita perra” se quedara en uno donde si podemos localizarla— Warlock me guiña un ojo y pone el mapa de Hungría en la mesa ante mí.

               Inhalo y exhalo, intento tranquilizarme, siento como mi pecho se siente oprimido y las ganas de seguir blasfemando se acumulan en mi garganta. La mano de Caín se posa en mi hombro tratando de brindarme un poco de paz, pero esta no llegará hasta que tenga a esa maldita híbrida frente a mí. Levanto de nuevo mi mano con el dije y empiezo a moverlo por todo el mapa de manera sistemática, intentando no olvidar ningún rincón y de nuevo, como si la sangre de Lucifer que porta el collar se enmantara al mapa, este se queda señalando hacia un punto fijo: “Budapest”

—¿Tienes un mapa de Budapest? — le digo a Warlock mientras se acerca con los brazos cruzados y ve el mapa.

—No, pero se puede conseguir— vuelve a verme con seriedad, voltea hacia Caipora y de inmediato los dos salen del cuarto.

                 Yo me levanto de la mesa y me coloco el collar de nuevo, me siento algo cansada y hasta cierto punto mareada, me vuelvo a acomodar en la silla y Lucifer de inmediato se acerca a mí con algo de preocupación, se hinca a mi lado y ve mi rostro, pasa sus dedos por mis mejillas y delinea mis ojeras, intento sonreírle, sin embargo no parece tranquilizarlo, al contrario.

—Te desgastaste demasiado, deberías descansar— propone Caín mientras se sienta frente a mí en la mesa.

—No hay tiempo, además dudo que me muera de cansancio y si fuera la situación sé que volvería a revivir.

—No te confíes, los inmortales son criaturas muy inestables, un día simplemente dejan de regenerarse— Lucifer se levanta y pone sus manos en mis hombros, siento su preocupación ante las palabras de Caín.

—Lo sé, lo sé…

              De repente escuchamos ruidos afuera, una batalla se está librando de forma aparatosa, se escuchan cosas romperse y gritos desesperados. De inmediato nos levantamos Caín y yo y junto a Lucifer nos precipitamos hacia la puerta, la muchedumbre no nos deja ver bien lo que ocurre y yo soy la primera en empezar a empujar a la gente a mi alrededor abriendo camino hasta el show que se está presentando. Una vez ahí veo algo que me llena de sorpresa, en el centro esta Tony, ha tomado una espada y mantiene a todos a raya, en el borde está Altair intentando tranquilizarlo y ese demonio que la sigue a todos lados, Tamir.

—¡Anthoniel! ¡Que gusto volverte a ver! ¡¿Estás listo para pagar por lo que le hiciste a mi hija?! — grito con fuerza llamando su atención y lo logro, la rabia se apodera de mi cuerpo y empiezo a caminar hacia él decidida a arrancarle la cabeza.

—¡¡¡NO!!! ¡Espera Tyra! — Grita Altair intentando ponerse en mi camino —no es él, está siendo controlado por Ágata, no puedes castigarlo por algo que lo obligaron a hacer— me pide con angustia.

—Mató a mi hija— le digo entre dientes llena de odio.

—No fue él, él solo fue el arma, pero no fue su intención— vuelve a suplicar y me toma de las manos como si con eso pudiera detenerme. —Trate de mantenerlo controlado hasta llegar aquí y que lo pudieran ayudar, pero me cansé y no pude más, por favor, solo necesito que me ayuden de nuevo a someterlo.




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