Ex Mortis

CAPITULO 25.

El humo se dispersa, los restos del edificio yacen en el suelo, dispersos, fracturándolo, las varillas sobre salen como puntas peligrosas que apuntan hacia el cielo y entre el panorama gris y triste una mano sale de entre las rocas, empuja cada trozo de cemento hacia los lados haciéndose de su camino hacia el exterior. Un par de manos extra y más fuertes le ayudan a salir de los escombros, cuando por fin pueden asomarse de entre el caos y el desastre Altair jala aire con dificultad, tose desesperadamente tratando de sacar cada gramo de polvo de sus pulmones mientras que Tony empuja cada escombro, expone sus alas para poder empujar todo a su alrededor con ellas y se pone de pie, le da la mano a Altair ayudándola a salir. Cuando por fin están uno frente al otro se ven con desconcierto y dolor, saben que debajo de todos los escombros siguen sus compañeros atrapados, posiblemente muertos.

No hay nadie— dice Tony viendo hacia todos lados, tratando de distinguir a sus atacantes, pero estos ya se han ido.

Obtuvieron lo que querían— esa voz de ultratumba hace que Altair pegue un brinco antes de voltear junto con Tony y descubrir la presencia de Caronte.

¿Qué es lo que querían?— pregunta Altair con curiosidad, se acerca con dificultad hacia Caronte que se mantiene sentado sobre una de las grandes piedras que formaron parte del edificio.

Lo mismo que nosotros— de repente Caronte levanta el rostro, cierra los ojos e inhala con fuerza el aire, disfrutando de la esencia que la muerte deja detrás de un acto tan atroz. —han matado a Ágata, su alma ya llegó a mis dominios y claramente se irá al infierno a pagar por su soberbia y avaricia de poder, pero también tienen el libro, tienen el necronomicon y sinceramente no sé que vayan a hacer con el.

—Abel... Abel hizo esto, ¿para que querría el necronomicon?— responde Altair adolorida y viendo a sus pies los escombros. Sin pensarlo dos veces empieza a removerlos, levanta cada piedra haciéndola a un lado.

—No lo sé, pero teníamos un trato, te reviví para que tú fueras quien me entregara la cabeza de esa híbrida y no lograste nada, terminó haciéndolo Abel, de haber sabido no me esfuerzo tanto— dice Caronte con molestia, se levanta de su asiento y camina hacia Altair que se ha detenido y lo ve ofendida.

No es mi culpa que Abel apareciera y metiera su cuchara en esto— acorta la distancia Altair con Caronte mientras que Tony continua moviendo los restos del edificio intentando encontrar a alguien.

No es tu culpa, pero no tenía que hacer tu trabajo.

—¿Cuál es el problema? Querías a Ágata muerta, ya lo está.

—Bien, entonces creo que tengo todo el derecho de reclamar tu alma y la de Tyra, ese era el trato ¿No? Es hora de que regresemos al inframundo a esperar tu destino— la sangre se le hiela a Altair mientras que Tony decide detenerse en su excavación, corre hacia ella y la aleja de Caronte poniéndola detrás de sus alas como si con eso pudiera defenderla, protegerla. —Ágata está muerta y dado que no fuiste tú quien la mató tengo el derecho de exigir una devolución, así que apúrate que tenemos que irnos, hay que pasar por Tyra en el camino— rodea a Tony mientras se quita el guante dispuesto a tocar a Altair y llevarse su alma de nuevo a la oscuridad.

No lo permitiré Caronte— Tony vuelve a colocarse frente a él, habla de forma sería y molesta, tratando de pensar en cómo rescatar a Altair de algo tan impredecible como la muerte.

Pues… no es que te tenga que pedir permiso Tony— responde Caronte con un sonrisa irónica en el rostro, sabe de lo que es capaz, sabe del poder que tiene.

Un trato es un trato…— la respuesta de Altair deja a ambos sorprendidos, voltea hacia ella; Caronte parece complacido de ver qué es una mujer de palabra mientras que Tony esta horrorizado. —prometí matar a Ágata y no lo hice, entonces estoy consciente de lo que eso conlleva.

              Altair pasa a lado de Tony no sin antes poner su mano en su hombro y dedicarle la sonrisa más sincera, mientras que el demonio no puede evitar dejar caer sus hombros y sentir que es su propia vida la que se está escapando entre sus manos, sujeta la mano de Altair con fuerza como queriéndola convencer de que no vaya, piensa en las miles de formas en las que podría llevarse a Altair y esconderla de Caronte, pero sabe que tendrían que vivir escapando el resto de sus días. Altair posa su mano delicadamente en la mejilla de Tony y lo besa suavemente con ternura, el beso sabe a sangre, polvo y dolor, el dolor de la separación, de dejar ir lo que tanto tiempo se anhelo y ahora pasará a ser solo un recuerdo. Altair se despega de los labios de Tony con ternura y delicadeza y después de decir un “te amo” cargado de sentimiento y tristeza regresa su mirada hacía Caronte que parece estar esperando pacíficamente; la híbrida levanta la mano hacía él como si esperara que Caronte la estrechara, pero este la deja con la mano estirada sopesando la situación, después de un suspiro profundo le da la espalda a Altair y decide hablar.

Bieeen… te daré otra oportunidad ya que tengo otro asunto que resolver— dice Caronte llamando la curiosidad de la pareja que tenía el corazón roto por tener que despedirse.

¿A qué te refieres?— pregunta Altair con curiosidad y una luz de esperanza en la mirada.




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