Exiliert

2. En este lugar, llegó la caballería, y con pólvora de sobra.

Había mucho que ver, pero lo que se encontraba era de lo más decadente; las atracciones de un parque de diversiones que se ubicaba en el centro de la ciudad, estaba completamente aplastado por la ruleta de la fortuna, la cual era bastante inmensa por lo que logro acabar con todo.

Estaba también el teatro municipal, que paso a ser conocido como el ''Hoyo'', porque tenía un hueco enorme; varios postes de luz que adornaban la entrada le cayeron y se amontonaron de tal forma que quedó uno encima de otro, lo que provoco que se derrumbara y para sumarle, la gran torre que daba señal a la parte sur, central y parte del norte impacto en medio del conflicto sobre del techo del teatro. No había rastro de belleza de lo que era antes.

El sur y el centro contaba con mejor aspecto. Desde el norte vino el infierno que ahogo Mofang, por lo que ya podías darte la idea que esa zona era un completo chiquero. Algo tan destrozado, como una obra de arte moderna.

La opinión general era ''nada había para rescatar de ese lugar''. Las personas no iban a buscar suministros en el norte y tampoco los carroñeros se asomaban a ese lugar. Sí la ciudad pudiera sentir, ese sería el punto de su tristeza.

Zyan trajo una maleta con él, porque esperaba traer grandes tesoros, eso pensaba. Para cuando volviera, vería una gran mueca de alegría en la cara de Jack y el anciano si lograba encontrar un banquete que devorar esta noche, o mejor aún, para lo que les sobraba de vida. Si su esfuerzo por alguna razón terminaba en vano, lo podría carcomer las ganas de maldecir esta ciudad y el odio lo hundiría.

Le preocupaba sobre todo su hermano Jack. Era un año menor, pero incluso con esa edad, tenía las agallas para creer que los puños y morados marcados en su piel significaban desempeño, que lo llevaría a él, Zyan y al anciano a la cima. Cualquier hermano en su situación pensaría que terminaría muerto, sangrando en una esquina y en estado vegetal si recibiera un buen golpe. Eso y que no lograba ganar una sola vez. Jack se enfrentaba contra los carroñeros tratando de robarles lo que tenían. Esos debían de tener un imperio de suministros, fueron ellos los primeros en armarse en grupo. Al principio eran 20 y solo tomo tres días para ser 300. Como a cada momento entraban a casas abandonadas o a los callejones donde habitaban familias tratando de sobrevivir, para después obligar a los hombres a asesinar o a sus esposas, hermanas, sobrinas o las que fuesen mujeres en su grupo. Luego, les prometían no ser asesinados si se unían a la causa, la misión de sobrevivir sin importar los medios. Pero sus objetivos eran tan simples, solo robar, entregarse a sus instintos violentos y dejar un rastro de muerte que hasta momentos se tenía esta sensación de que la Parca podría ponerse celosa.

Lo más raro era que con ese historial, los carroñeros no mataban a Jack cuando lo hacían perder y comer el polvo. Lo dejaban con moretones en todo el cuerpo, con huesos rotos. Zyan se sorprendía que aún en ese estado, Jack manejara huir de ellos. Quizás, agotaba toda su adrenalina al asustarse por los dispararos que daban los carroñeros al aire, todo con el propósito que se escapara Jack y volviera una vez más vivo, para continuar siendo la mascota de ellos.

La carrera de Zyan seguía en pie. El aburrimiento formo su armadura de determinación, se comenzaba a percatar del cansancio en sus piernas, sus pies no daban para otra caminata larga, debía encontrar algo rápido de provecho, una tienda, un edificio o una fábrica. Si tenía suerte, tal vez terminaría siendo una fábrica de juguetes, de esos de acción con la mano de cañón del héroe armado Maxu Meel. Pero eso no se podía comer, por lo que resumió su búsqueda y no pensó en una salida fácil como volver o descansar.

Ya cerca, se sentía la latitud del lugar, el norte era un tanto montañoso, por lo que daba una vista paranoica de las otras zonas, era pequeña pero en su momento varias personas venían a una salida de fin de semana a conectarse de algún modo con la naturaleza, la vista clara de las nubes, todo eso que una persona básica creía que apreciaría. Sin embargo, desde el ahora y como antes, era solo una vista que retrataba la contaminación. Lo de antes por coches, basuras, tala de árboles y el ahora por el ''fog'' de la guerra, que era incluso peor. Podría decirse que era un engaño comunitario, todo el que quisiera venir al norte de antes, disfrutaría de un calmado y cálido día, hasta que el tiempo bajara la luz del sol y enviara a esos visitantes devueltas a sus miserables vidas. Pero como todo, quizás eso era lo menos peor, ya que todos volvían a la miseria sin importar donde estuviesen en Mofang.

Sé sentía la temperatura cambiar, las aceras estaban frías, cosa que comprobaba las plantas desgastadas de los zapatos de Zyan.

Este lugar era muy diferente, sombrío, nublado, con esta aura de que algo aparecería para destriparte por completo.

Los edificios acá estaban en peor estado que donde venía, las zonas residenciales, la infinidad de casas que con el camino, se escurecían en una sombra con un aura con sensación maligna que crecía hasta lo ancho del cielo por cada paso que daba Zyan, cada kilómetro de este lugar parecía guiarte a una cueva, a la boca gigante de un monstruo.



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En el texto hay: misterio, viajes dimensionales, villano

Editado: 23.08.2019

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