—Estoy segura que no es lo que piensas.
— ¿Cómo estas tan segura?
—No lo sé, simplemente lo sé— Una vez más el silencio se apoderó de la línea, lo cual la hizo impacientar y esperó que Ansley no pudiera notar que apretaba el celular mientras su mano comenzaba a temblar, con un poco de duda se atrevió a hacer una pregunta: — ¿Sigues ahí, Ansley?
—Sí, estoy aquí.
— ¿Qué es lo que estabas haciendo?
—Solo estaba pensando.
"Mentira"
Ansley no solía mentir pero las cosas han cambiado, desde hace mucho tiempo que estaba segura que si frente a ella se paraban la versión de hace unos años y la Ansley actual, podría pensar que eran personas completamente diferentes, o cómo era el antes con el ahora, el cambió era sorprendente.
—Tuviste suerte que yo estuviera allí para protegerte de aquel animal— comentó de repente la pelirroja.
— ¿Animal?
—Sí, pudo haberte echo daño, estaba tan cerca de ti… por eso es que te traje de vuelta a casa... sé que no recuerdas mucho, pero hubo un gran alboroto allí afuera...ahora lo único que tienes que hacer es descansar, no pienses mucho en ello— Aconsejo la pelirroja- ¿De acuerdo?
—Pero no puedo hacerlo.
—No dormiste ¿verdad?
Un silencio de nuevo y ante ello la pelirroja comprobó cómo afirmación a sus sospechas, luego agregó: —Espera...espera...déjame adivinar otra cosa más...estás en—
—Sí—Respondió inmediatamente la castaña sin dejarla terminar.
—Rousse.
—Lo siento.
—Ya hablamos de esto—dijo molesta Ansley—más de una vez y lo sabes, Rousse—Suspiró decepcionada para luego decir: —No te muevas...yo iré a buscarte—Cortó la llamada a regañadientes, se sentía frustrada al ver como sus palabras ya no eran suficientes para mantener calmada a Rousse, sabía que algún día le haría daño tanta carga, siempre se lo repetía.
Sus palabras ya no eran suficientes, ahora ya nada parecía mantener calmada a Rousse, algún día le haría daño tanta carga. Lo sabía, siempre se lo repetía. Sin embargo, ella no podía hacer mucho ante ello, tenía que lidiar con sus propios problemas.
— ¿Emily?—preguntó Ansley al ver a la pequeña distraída corriendo tras una polilla —te dije que no debías soltarte de mi mano— regaño a la aludida.
—Yo quiero—dijo la pequeña ignorando a su hermanastra, mientras señalaba a algún lugar, que ella no pudo descifrar, pero que tal vez podía adivinar "Un parque de atracciones de seguro".
—Ahora no, Emily...tal vez mañana.
—Pero yo quiero ir—se quejó la niña haciendo berrinche —quiero...yo quiero—repitió tantas veces que Ansley no pudo llevar la cuenta y que solo acababan con su paciencia. La pequeña al ver cómo era ignorada dijo molesta entre dientes: —Es injusto...me prohíbes de tantas cosas...a ti no te prohíben de nada— se quejó la niña, que luego de un silencio agregó con altivez: —pero a mí ya me dieron el permiso.
Aquellas palabras fueron suficientes que Ansley se parara en seco y luego se arrodillara para observarla con detenimiento, tratando de descifrar si aquello no era más que una mentira, pero aquella mirada no le decía absolutamente nada, solo habría una forma de saber si aquello era verdad.
— ¡No confías en mí!—se quejó la niña al ver como su hermanastra marcaba un número en el celular, sabiendo perfectamente a quien llamaría, sintió una apuñalada por lo que en un equivocado intento de recuperarse de aquella “traición”, acerco su mano a aquel aparato portátil y simplemente se lo arrebato.
— ¡EMILY! — grito Ansley persiguiendo a la pequeña a través de la multitud de personas. Mientras repetidas veces gritaba aquel nombre con furia, odiaba que le hiciera esto.
— ¡Dijo que si!—grito desde lejos la pequeña con alegría, mientras sostenía que con una mano el celular, el cual estaba apegado a su oreja.
— ¡EMILY!
—Ahora puedo ir, sin que me digas nada—recalco en tono de burla y con todo orgullo.
Una vez que su hermanastra la alcanzo y la agarro el hombro, había tomado de desprovisto a Emily, quien inmediatamente soltó el celular, asustada. El aparato portátil cayó, terminando por romperse de la misma manera que la paciencia de su hermanastra. La pequeña instintivamente agachó la cabeza esperando los gritos desenfrenados, que vinieron como ráfagas de viento violentas acompañadas de una brava marea, ante ello mantuvo lo más quieto que puedo a su barco, sin mostrar alguna emoción por lo tan acostumbrada que estaba al navegar entre aquellas violentas aguas.
Era un día de tantos iguales, sin embargo, Ansley hizo algo que no espero la pequeña. Su hermanastra podía no dirigirle la palabra cuando estaba molesta pero se preocupaba por ella, sin embargo, hoy no iba a ser así, se alejaba apurando el paso sin importarle por si Emily se perdiera entre la multitud de personas que obstaculizaban su vista y dificultaban su paso.
Las personas parecían indiferentes a lo que ocurrió en medio de la calle. Las cintas de anaranjado que decían "Peligro no acercarse" seguían colgadas y las personas continuaban caminando sin percatarse ni alterarse por los gritos de hace rato de su hermana.
Está bastante enojada ¿no es así? —pregunto inocentemente Emily cuando sintió aquella presencia oscura tomaba forma en sus hombros.
—Sí, pero no te preocupes.
Volteo la esquina, dejando así de seguirle el paso a su hermanastra y concentrándose en su próximo objetivo, miro de lado a lado cuando finalmente encontró lo que esperaba a través de una ventana. Un oficial escuchaba pacientemente con una taza de café en la mano y con aire despreocupado —Me trata como si fuera inferior a ella—siguió hablando la pequeña sin perder de vista su objetivo.
—entonces lo único que tienes que hacer es convertirte en alguien superior a ella.
—Pero eso no es lo que quiero—Respondió Emily mientras seguía observando aquella pequeña escena. El chico de cabellos rubios permanecía sentado, debajo de sus ojos azules podía observar que cargaban por otra noche sin el descanso adecuado —falta uno—comentó Emily.