El ruido de sus pasos en las escaleras metálicas hizo eco en el descuidado y viejo edificio. Sin embargo, aquel eco no era el mismo de antes al de ahora, eran pasos apresurados. Eran los pasos atropellados de Rousse que perdieron toda la calma que minutos antes se encontraban. En la salida del edificio, flotando sobre el asfalto la idea azul ya los estaba esperando. Principito se alegró de volverla a ver pero su sonrisa lentamente desapareció, su presencia no era una buena señal.
—¿Qué ocurre mi querido, amigo? —Preguntó de inmediato.
Rousse retrocedió algunos pasos debido al temor que sintió por aquel extraño ser azul, pero también había cierta curiosidad que la atraían —Está bien, no te hará daño— dijo Principito para tranquilizarla. Él quiso hacer una presentación, pero la idea azul se precipitó a contarle todo lo que aquellos ojos aterrados querían expresar— ¿Eso es lo que ocurrió? —Preguntó el muchacho al escuchar aquella mezcla de chillidos y movimientos del ser de azul, aun con la mirada aterrada aquel extraño ser lo agarro de la manga de su mano jalándolo.
— ¿Qué es lo que dice? —quiso saber Rousse.
—Al parecer tu familia acaba de llegar...pero —La idea azul soltó la manga del muchacho y siguió agitándose— es peligroso que regresemos.
— ¿Ellos están en peligro?
—No... en realidad somos nosotros los que estamos en peligro... ellos... según Zorro... son las mismas personas que nos atacaron la otra vez.
—Hablaré con ellos—respondió Rousse decidida. Principito quiso decir algo pero Rousse lo interrumpió—Debe haber una explicación...una razón para que los estuvieran persiguiendo y—Pero no pudo continuar, un objeto vibró desde el interior de su bolsillo —Espero que sean ellos—expresó mientras observaba en la pantalla de aquel aparato. Este siguió vibrando en sus manos por unos momentos más, era como si estuviera indecisa de contestar. Luego de un momento lo volvió a pagar— No eran ellos— dijo con desanimo.
Otra vez el aparato volvió a vibrar pero ella lo ignoró. Principito tuvo curiosidad pero no pregunto nada.
— ¿Zorro está bien? —Preguntó Rousse.
—Nos alcanzará en el lugar de la vez pasada— Rousse sabía que se refería al colegio de la anterior vez cuando él estuvo enfermo.
—Ojala pudiera acompañarlos— deseo Rousse.
Un estruendo hizo que ambos giraran y buscaran al origen del sonido, lo que vieron fueron unos libros tirados en el suelo y una chica de cabello oscuro amarrado en una coleta, quien señalaba a la idea azul con asombro y un poco de miedo, pero luego su mirada se dirigió a otra dirección y su expresión cambió— Espera... ¿Rousse? —La mencionada. Se giró— Espera —Gritó mientras recogía con rapidez los libros que por accidente los habría dejado caer momentos antes. Principito se acercó para ayudarla a lo que ella respondió:— Gracias emm..
—Soy el Principito vengo del asteroide B612— la idea azul se ocultó detrás del muchacho pero él aún así la presento: —esta es mi amiga la idea azul.
— ¿B612?... Está bastante lejos pero aun así es un gusto conocerte Principito. Mi nombre es Ali cé ... pero prefiero que me digan Marie — Sopló sobre su mano—buena fortuna para ti— dijo con una sonrisa que se desdibujo de su cara cuando escuchó los pasos de Rousse alejarse — Espera un momento, Rousse—pidió Marie—Vamos... hablemos un poco, Rousse—La chica de cabellos oscuros trataba de razonar con la aludida, sin embargo también se podía notar que había cierta molestia y enfado en su voz.
No pudo escuchar el resto de aquel enfrentamiento. Su cabeza estaba ordenando sus ideas las cuales aparecieron de golpe haciéndolo sentir confundido, un ligero sentimiento de miedo se apoderó de él e incremento cuando comenzaba a ordenar aquellas ideas, las piezas comenzaban a encajar. Aquella chica, Marie... era la persona a la que buscaba, pero ahora viéndola de cerca algo no lograba encajar. Habrían pasado entonces algunos minutos, antes que sus ojos se posaran en la chica de cabellos oscuros, que resignada se marchó. Rousse permanecía de pie con una expresión de molestia. No era la primera vez que observaba aquella expresión, se podría decir que ahora la reconocía desde hace mucho. Se acercó a ella con una sonrisa lo cual provocó en ella confusión.
—Rousse.
—Yo... no es mi culpa... yo no quise que todo esto sucediera...lamento que todo esto ocurriera.
—No es tu culpa, Rousse—dijo Principito con una dulce voz.
—Parece como si observaras a otra persona, Principito.
—Estoy observando a la misma persona, Rousse.
El ambiente que momentos antes había estado impregnado de gritos y de odio, ahora tenía un cambio bastante extraño. Era como si aquellas luces azules y rojas que eran repetitivas e hipnóticas, hubieran podido de alguna manera aligerar el ambiente. Rousse aún no lo entendía pero pronto lo haría.
Un vehículo se estacionó y de este salió un oficial, era su señal. Hubiera querido que aún no apareciera.
—Ojala nos quedara un poco más de tiempo.
—¿Por qué—se interrumpió ella misma al observar a unos metros de distancia a Yefri —¿Tú lo..
El muchacho de ojos azules asintió con una sonrisa que a diferencia de las demás ocasiones en que expresaba felicidad ahora era una de un dolor casi disimulado. Era extraordinario como se podría contradecir lo que en verdad significaba sonreír.
—pero... ¿en qué momento?
—En el día que enferme, él me encontró y me explico.
Rousse agacho la cabeza, tratando de no mirarlo a los ojos —Ahora entiendo porque estabas tan intrigado por conocer la ciudad pero ¿también buscabas a esa chica? —El muchacho asintió — Entonces lograste encontrar las respuestas a tus preguntas…
—Estoy en camino de encontrarlas.
— ¿Estás listo muchacho? —preguntó el oficial a lo lejos. Principito asintió con algo de energía. El celular vibró de nuevo en su bolsillo, ella quiso por primera vez contestar tal vez porque quería hablar con alguien o porque no quería aceptar lo que estaba a punto de suceder.