Las fotos de la familia perfecta estaban enmarcadas en cuadros muy brillantes que estaban colgados en las paredes del gran salón. El padre miraba orgullosamente las fotos estrechando a su hijo a su lado—Estoy muy orgulloso de ti y lo estaré mucho más cuando estemos todos juntos en tu gran debut.
— ¿Te ocurre algo, cariño?— Su madre apareció en el salón con un semblante de preocupación— ¿Estas nervioso?
— ¿Todos asistirán?
—Sí, aparecerán Los grandes. Ellos admirarán y alagarán tu trabajo... y quien no lo haría— respondió su padre entusiasmado— tus pinturas son perfectas.
Dean esperaba escuchar otra respuesta a su pregunta, parecía cada vez más evidente que Yefri no estaría entre lo que su padre designo como "Los grandes", lo cual lo frustraba. Poco a poco se estaba cumpliendo todo lo que dijo Yefri.
—Esta foto significa mucho para mí, cariño —comentó La madre dirigiéndose a su único hijo— Significa el olvido de lo pasado y una bienvenida a lo nuevo.
—Ellos olvidarán todos tus pequeños tropiezos—comentó el Padre haciendo un gesto con los dedos, para después soltar una fuerte carcajada —Tu pincel puede hacer maravillas con las personas, hijo mío—añadió el Padre para después continuar riéndose, su madre se unió a él con fuertes carcajadas. El padre dio palmaditas en el hombro de su hijo mientras seguía riendo aunque ahora no tan fuerte como lo había hecho antes —Estoy muy orgulloso de ti... Dean.
...
—¡Cuidado! —Alertó Zorro —No puedo creer que aún puedas moverte en esas condiciones— dijo asombrado pero cuando se percató de las grandes ojeras no pudo evitar preguntar: — ¿No crees que al menos deberías descansar? Si yo tuviera esas ojeras podría guardar todo tipo de objetos— se interrumpió así mismo al ver que lo dejaban atrás— ¿Por qué estás?... ¡hey! Espérame— Zorro notaba la vitalidad del muchacho, por su forma de caminar y por su forma de comportarse. Todo este tiempo había sido engañado por la apariencia de esas ojeras, del cabello desordenado y la palidez de aquel rostro. Ahora sabía que a quien seguía por detrás no se trataba de un vagabundo, era un muchacho que por extrañas circunstancias habría sido abandonado a su suerte, lo cual era bastante desafortunado.
—Ya han pasado algunas semanas mejor dicho un mes entero desde que... —esa voz Zorro lo reconocía perfectamente sin embargo, para no perder de vista al muchacho lo siguió observando. Este se hallaba sentado en el suelo y apoyando su espalda contra la pared, al parecer iba a tomar una siesta. Zorro sabía que no se movería de allí por un buen rato, así que prosiguió a buscar la fuente de aquella familiar voz —bueno... podrías traérmelo a la oficina.
Era extraño, por un momento Zorro pensó que jamás volvería a escuchar la voz o volver a ver a aquel oficial. Sin embargo, ahora mismo estaba observándolo sentado en una silla extraña con ruedas.
—Sí... yo estaré aquí para echarle una mirada— dijo el oficial mientras sus ojos se centraron en la pista y luego en un Zorro que lo observaba a través de su ventana. Colgó de inmediato la llamada y abrió la ventana —Tengo buenas noticias—Le dijo sonriente.
—No sabes cómo me alegra escuchar esto—dijo Zorro animoso— Ya necesitábamos buenas noticias.
—Gracias a un descuido encontramos un celular.
— ¿Qué es eso? —Luego de una breve explicación del oficial, Zorro pudo comprender —Espera... ¿Será el mismo que agarré cuando acorralé a... —Zorro no podía continuar porque no hallaba palabras para describir lo que había visto aquella vez—bueno a un sujeto.
—Es probable... el celular que encontramos estaba algo aplastado y por supuesto roto pero por alguna caída—luego de pensarlo un poco, Yefri agregó: — si la memoria está intacta podría ser de mucha ayuda.
—Cuando lo solté estaba cruzando la pista.
—Eso podría explicar su estado... pero no puedo afirmar que sea el mismo hasta que no vea la memoria.
—Sí encuentro a Principito será lo primero que le diga... de seguro se pondrá muy feliz— Las orejas de Zorro bruscamente se levantaron, revelando su alegría —Oh no... Creo que debí avisarle primero del chico que encontré en el camino... él está muy grave.
—Pero Zorro yo no veo a nadie—respondió Yefri después de sacar la cabeza por la ventana.
—De seguro está caminando... espero que no esté muy lejos... es un chico bastante curioso— Zorro agacho las orejas por un momento al pensar en el carácter de aquel muchacho no tan vagabundo: —si tan solo él me escuchara.
Fue lo último que escucho Yefri de Zorro mientras este se alejaba hasta que finalmente desaparecer de su vista. Él agarró una taza de café y lo bebió para poder continuar con su trabajo hasta que escuchó algo en la televisión que atrajo su atención.
—Con ustedes, nuestro invitado especial, Dean Reymond—
Luego de escuchar aquella frase Yefri se había quedado mirando el techo de su oficina aún con el café en la mano hasta que finalmente reaccionó: — Maldita sea—diciendo esto salió de su oficina apresurado.
...
Había sido una tarde tranquila para Rousse, pero toda aquella paz se había desvanecido de su rostro y sus pensamientos por el timbrado de su celular.
— ¿Por qué ahora? —Se preguntó Rousse —Por qué me llamas justo, ahora—dijo irritada. Ella no iba a contestar pero, desde que Principito se había ido las llamadas habían sido más frecuentes y estaban comenzando a alterarla: —No quiero hablarte no quiero saber nada de ti... ¡ya tengo suficiente de ti! —gritó al aparato mientras bajaba las escaleras. Estaba planeando de una vez por todas tirar el aparato lejos de ella y de la tranquilidad de su hogar.
—No lo harás—Aquella voz la sorprendió y fue suficiente para que detuviera sus pasos, lentamente levanto la mirada sabiendo perfectamente a quien observaría parado al final de las escaleras: — No olvides que tienes una promesa.